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Se necesita algo más que “Je suis Zelenski”

LONDRES (REINO UNIDO), 02/03/2025.- El primer ministro británico, Keir Starmer (2d), junto al presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski (d), y el presidente de Francia, Emmanuel Macron (3d), durante la cumbre para analizar la situación de Ucrania y las posibilidades de avanzar hacia un plan de paz, este domingo en Londres (Reino Unido). Una cumbre en la que participan una docena de líderes europeos, como el jefe del Gobierno español, Pedro Sánchez (3i), o el canciller saliente alemán, Olaf Scholz (2i), y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen (5i), entre otros. EFE/ Fernando Calvo/Moncloa

Desde aquellos terribles atentados de Charlie Hebdo en Paris hace 10 años en los que acuñamos el famoso “Je suis Charlie” como fórmula de solidaridad con los dibujantes asesinados por la brutalidad intolerante del islamismo radical, a los europeos nos parece que este es el mayor signo de valentía que tenemos. Así es como le plantamos cara a los bestias que empezaban a atentar contra nuestra civilización y forma de vida. Y parece que así lo seguimos haciendo.

El viernes contemplamos atónitos, y en directo por primera vez, lo que pasa entre bambalinas de una negociación internacional al más alto nivel. La que escribe ha tenido la oportunidad de estar en algunas de ellas, por razones de mi vida profesional dedicada a la política exterior de España, y no he visto nada ni remotamente parecido. No solo porque el grueso de las diferencias se suele limar y convenir entre los equipos antes del encuentro de líderes, sino porque aún cuando las hay y son profundas, no se exhiben como triunfos. Los líderes comparten entre sí una condición que les une más que a cualquiera de los que les rodean. Son siempre conscientes de que el otro ha de llegar a su país y poder explicar lo que ha negociado. Por eso, en situaciones donde lo que uno debe contar es particularmente difícil, como ocurría en este caso, se suele centrar la negociación en cómo dar una salida a la narrativa del que pierde o lo tiene más complicado.

Trump no solo se mostró absolutamente abusador tanto en las formas como en el fondo, sino que quiso mostrar a un Zelenski humillado ante los ojos del mundo. Y lo sometió al espectáculo de rendir a su país en el despacho oval ante decenas de periodistas. Ucrania fue invadida por Rusia hace ahora tres años y, en todo en este tiempo, 7 millones de ucranianos salieron de su país dejando su vida entera atrás, más de 3 millones han tenido que desplazarse a otras zonas dentro de Ucrania y más de 450.000 han perdido la vida defendiendo la integridad territorial de su país y los valores democráticos de Europa. Todos ellos, más los 36 millones que siguen peleando desde allí cada día por poder vivir en un país libre bien merecen el respeto de ser tratados con la dignidad mínima que se espera de un aliado.

No ocurrió así, y ocurrió con él, con ellos. Con quienes durante estos años tantas lecciones nos han dado mostrando valentía, de superación, de unidad y de carácter nos han dado. No falló esta vez tampoco. En esa ceremonia del desconcierto, que parte de una base injusta ya, como es el uso de una lengua que no es la tuya (no se que habría pasado si no hablase inglés porque la tarea de traducción habría sido imposible); Zelenski mostró una vez más al mundo cómo la dignidad se abre camino.

No sabemos qué va a pasar, entre otras cosas, porque la única alternativa es Trump. No hay nadie más. Europa, en shock y desde los cómodos sillones frente al televisor, se conectó al X de Musk para ir expresando con mayor o menos acierto las distintas versiones del “Je suis Zelenski”. ¡Adelante mis valientes! Y uno a uno los líderes europeos le pedían al apaleado ucranio que no se rindiese. Como el publico en un ring de boxeo. Como espectadores de un mundo que protagonizan otros. Hay uno, el que salió de nuestro club hace unos años, al que se le ha ocurrido algo más. Tampoco novedoso. Una reunión el domingo en Londres. Y llamó a Zelenski para verse con él.

Sabemos que no es fácil decidirse y que la prudencia es importante en temas tan sumamente delicados. Pero si Europa no actúa ahora, no tiene sentido que siga reuniéndose para decidir como va a crear una estrategia de defensa para cuando tenga que defenderse. Es ahora. Putin invadió Ucrania y lo hizo amenazando a Europa y poniendo en riesgo nuestra paz, nuestra estabilidad y nuestra seguridad. Trump no lo puede decir más claro: conmigo no cuenten para defenderles. Es más, si tengo que escoger, escogeré al más fuerte. Y Europa intentando creer que el mundo sigue siendo el del siglo XX, o el del siglo XIX. Buscando razones en la historia de la misma manera que Musk lo hace en Marte. El mundo ya ha cambiado. Ha cambiado del todo y para siempre. Este nuevo, el de ahora mismo, exige levantarse del sillón, y pasar de la X a la Y si no queremos llegar directamente a la Z.

Señores líderes europeos, si “Je suis Zelenski”, pónganse el traje de faena, hablen en serio, pongan dinero, decidan quien se encarga de la defensa y planteen una estrategia viable y creíble. El respaldo no es suficiente.