Las urnas para las elecciones presidenciales en Estados Unidos se acaban de abrir en Vermont, marcando el inicio oficial de la jornada electoral en el país. A partir de las cinco de la mañana en la costa este, los ciudadanos de Vermont ya podían acudir a sus centros de votación para emitir su voto en lo que serán unas elecciones nacionales clave. Esta jornada va a definir la presidencia de Estados Unidos, así como la composición del Congreso, incluyendo la Cámara de Representantes y el Senado.
A lo largo de la mañana, otros estados seguirán el ejemplo de Vermont y abrirán sus centros de votación, con lugares como Nueva York y Virginia entre los próximos en iniciar la jornada. En la mayoría de los estados, los centros de votación estarán operativos hasta la noche, y los primeros resultados comenzarán a llegar aproximadamente a las seis de la tarde, hora del este, cuando cierren los primeros centros en Indiana y Kentucky.
El caso de Dixville Notch
Dixville Notch, un diminuto pueblo en New Hampshire, mantiene una tradición única en las elecciones estadounidenses: sus habitantes son los primeros en votar, justo a medianoche. Esta costumbre comenzó en 1960 y permite que, apenas comienza el día de la elección, los residentes de Dixville Notch emitan sus votos y se cuenten de inmediato. Este año, los seis votantes registrados se reunieron en el mismo lugar de siempre, el salón principal de una casa histórica del pueblo, donde emitieron sus votos de manera privada y luego los contaron a mano.
El resultado fue un empate entre Kamala Harris y Donald Trump, con tres votos para cada uno, un evento inusual en este pueblo que suele volcarse hacia un solo candidato. Tras el conteo, los resultados se anunciaron públicamente, proporcionando una de las primeras “pistas” de las elecciones de 2024, aunque a nivel simbólico, dada la pequeña cantidad de votantes.
Se lo juegan todo
En esta jornada electoral, se enfrentan dos candidatos que han protagonizado campañas opuestas: la vicepresidenta Harris, del Partido Demócrata, y el expresidente Trump, del Partido Republicano. Harris ha enfocado su campaña en un mensaje de “giro de página” contra a la retórica divisiva de Trump, mientras que Trump ha abogado por un “retorno a la edad dorada” de Estados Unidos. Ambos candidatos destacan la importancia de estos comicios, con Harris afirmando que es la “más trascendental” de la vida de los votantes y Trump describiéndola como “la más importante” en la historia del país.
Un factor a destacar ha sido la participación temprana, con más de 81 millones de votos emitidos antes del día de la elección, a través de modalidades de votación anticipada y por correo que comenzaron en septiembre en algunos estados. Esta cifra representa más de la mitad de los votos totales de las elecciones de 2020, dato que apunta a un posible récord de participación en estas elecciones. Según el Laboratorio de Elecciones de la Universidad de Florida, la participación anticipada indica una alta movilización ciudadana para estas elecciones.
A lo largo de las últimas semanas, tanto Harris como Trump han viajado por el país para atraer a los votantes indecisos. Trump cerró su campaña en Grand Rapids, Michigan, afirmando que con sus votos los ciudadanos podrán “llevar a Estados Unidos, y al mundo, a nuevas alturas de gloria”. Por su parte, Harris culminó su recorrido en Filadelfia, declarando que “debemos terminar fuertes” y que “la victoria está de nuestro lado”. Ambos son estados clave, considerados determinantes para el resultado de la elección.
Los resultados no se conocerán de inmediato debido a la complejidad del sistema electoral de Estados Unidos, que se basa en un sistema de colegio electoral. Cada estado otorga un número específico de votos electorales, y el ganador en cada estado, salvo en dos excepciones, recibe todos esos votos. Para ganar la presidencia, un candidato necesita alcanzar los 270 votos electorales de un total de 538. Esto significa que estados clave como Arizona, Georgia, Michigan y Pensilvania, entre otros, serán cruciales en la determinación del próximo presidente.
Además, el proceso de recuento de votos podría durar varias horas o incluso días, especialmente en aquellos estados donde los márgenes sean estrechos. En años anteriores, como en el caso de las elecciones de 2000 entre George W. Bush y Al Gore, se necesitaron semanas y la intervención de la Corte Suprema para decidir el resultado. Las autoridades anticipan que podría ser necesario realizar recuentos o resolver disputas legales si los márgenes en algunos estados son muy ajustados.