Argentinas en España

“Sánchez y Milei son dos egos peleando. Es ridículo”

Definen a su presidente como un personaje "histriónico" pero necesario tras la etapa del kirchnerismo. En el caso de la crisis con el Gobierno salen en su defensa: "No atacó primero"

Compartimos mate con Claudia, María y Mercedes, tres argentinas afincadas en España que siguen con interés las andanzas de Milei. “Un país atípico necesita un personaje atípico”, afirma Claudia Hernández, empresaria de 58 años que lleva tres décadas viviendo en Madrid. Convencida de que sus compatriotas han votado el mal menor “tapándose la nariz” -matiza-, comparte muchas de las políticas de Milei, como los vouchers (propuesta que financia a los alumnos en lugar de las escuelas). “Me parecen muy bien porque la educación en Argentina no funciona, es pésima. La escuela pública es un desastre y en la escuela privada tampoco hay salvación”. Desde su salón brinda por su llegada y da la bienvenida a la motosierra, a los “pelos largos y a los ojos de loco”. Cuando Milei llegó, explica, Argentina no podía estar peor.

A Mercedes Forte, 37 años, nunca le interesó la política. Hasta ahora, que llegó Milei. Esta vez sí, nos cuenta, ha seguido los debates desde Barcelona, ciudad a la que llegó de vacaciones en 2009. Muchos de sus amigos argentinos le votaron. “Estaban cansados y querían un cambio, pero este cambio está disfrazado. Es una persona muy agresiva y muy compulsiva”. Por primera vez desde que llegó a España Mercedes decidió votar. “No quería que ganara el Kirchnerismo ni la ultraderecha. Es cierto que financieramente Milei puede tener buenos proyectos para la clase media alta, pero en mi país el 50% son pobres… ¿Qué pasa ahora con estas personas que pasan hambre?”, pregunta. Hija de médico y contable -y consciente de que la de los suyos es una situación privilegiada- afirma estar preocupada por su familia. “Porque me interesa que los míos estén bien y no están bien. Se pasan trabajando doce horas al día para llegar a fin de mes y veo que la jubilación no les llega”.

220.000 pesos argentinos (algo más de 226 euros) es la pensión que percibe la hermana de Claudia. Los precios en Argentina -a 24 de mayo, cuando estoy escribiendo este reportaje-, están -coinciden- como en Barcelona o Madrid. “No sabes qué te va a costar mañana un rollo de papel higiénico y es muy difícil planificar el día a día así” explica Mercedes, recién llegada de su último viaje a Córdoba (Argentina). “No había stock de muchas cosas de primera necesidad”, describe. “Yo en noviembre cambié cien euros y me dieron un fajo de billetes de diez centímetros de alto”, apunta Claudia.

María Hegouaburu acaba de ser madre monomarental lejos de su tierra. Hace ocho años eligió vivir en Barcelona y no en San Nicolás, una ciudad a 70 kilómetros de Rosario por tener mejor calidad de vida. Observa a Milei con atención y advierte de que hay que tomarle en serio porque ganó la presidencia de un país sin aparato político. “Es un tipo muy carismático, histriónico y con un punto de locura que ha caído bien a los jóvenes”.

María Hegouaburu acaba de ser madre monomarental lejos de su tierra

María Hegouaburu acaba de ser madre monomarental lejos de su tierra Tema Milei

Aclara que no simpatiza con la derecha, pero reconoce que en su país es necesario ordenar muchas cosas “venimos de una decadencia importante y estos personajes disruptivos vienen bien para esto”.

Las tres coinciden en que había que cortar la corrupción. “Una corrupción que estaba enquistada”, apuntan.

¿Y cómo están viviendo la pelea entre Milei y Sánchez? Ya les adelanto que con asombro. Las tres se han quedado tentadas de acompañar estos días el mate con palomitas de maíz.

Claudia Hernández tiene claro que si te metes con el abusón del patio vas a salir perdiendo. “Y Milei no atacó primero”, defiende. Sobre sus formas, “son las esperadas porque el tipo es el que es. Pero también es un disparate que Sánchez utilice los recursos del Estado (se refiere a la decisión de retirar a la embajadora de España en Argentina) por un problema personal”, añade.

“Es un esperpéntico show”, interrumpe María. Y sigue, “son dos egos peleando. Es totalmente ridículo”.

Mercedes recuerda las clases de protocolo y cermonial. Una asignatura, nos cuenta, que estudiaban en secundaria de forma obligatoria y que es una especie de legado “que hay que respetar en cualquier trabajo y que Milei no lo está haciendo. La pelea se le ha ido de las manos por impulsivo y maleducado”.

Una inflación disparada. Una moneda devaluada. Subidas de precios constantes. Un país en el que las normas siempre cambian, en el que es imposible planificarse, en el que el precio de la carne está quintuplicado pero en el que -aún así- “están mejor que yo. Mis amigas tienen propiedades con jardín, carros, se pagan las vacaciones con créditos… Están felices, vivas, bárbaras, a pesar de que yo vivo en un país más estable”, afirma María.

Será, apuntan, porque el argentino está acostumbrado a vivir en el caos. “Hemos superado 23 crisis económicas en 40 años. Estamos acostumbrados a volver a empezar, nos renovamos constantemente y salimos siempre adelante”, añade.

Y lo hacen sin trauma. Porque aunque las cosas estén mal ellos nunca dejarán de juntarse. Ya sea compartiendo un asado a 9000 pesos/kg, una entraña (a 10000 pesos/kg), un vacío (a 15.000 pesos/kg) o un mate. Dependerá de la inflación.

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