Los 27 líderes de la Unión Europea están hoy reunidos en Bruselas con motivo de la cumbre del Consejo Europeo, donde se debatirán Ucrania, Oriente Medio, la competitividad, la inmigración y asuntos exteriores. El tema estrella va a ser el pacto migratorio, que lleva meses sembrando cizaña entre los países europeos: algunos, como Hungría, se niegan a aceptar las cuotas de inmigrantes que propone la UE y otros, como Países Bajos, rechazan pactar con países como Siria para reubicar a sus solicitantes de asilo. Lo que sí tienen claro prácticamente todos los estados es que las crisis en Ucrania y Oriente Medio han aumentado la necesidad de fortalecer las fronteras de cara a las olas migratorias.
España es de los únicos países que se han desmarcado; frente a la nueva propuesta de Ursula von der Leyen para mandar a los solicitantes de asilo a centros migratorios mientras esperan la reubicación —en una idea casi idéntica a las iniciativas altamente criticadas de Italia con Albania y Reino Unido con Ruanda— el gobierno de Pedro Sánchez no tardó en criticar la posible violación a los derechos humanos y el elevado coste de la propuesta.
Sin embargo, y a pesar de actualmente ser el ‘líder’ del rechazo a estos centros de reubicación, Pedro Sánchez se negó a hacer declaraciones a la prensa a su llegada al Consejo, como sí hicieron los demás dirigentes. No como Olaf Scholz, canciller de Alemania, quien no tuvo problema en rechazar el pacto frente a las cámaras: “No son la verdadera solución para un país tan grande como Alemania. Está claro que cuando se miran las cifras, conceptos que representan unas pequeñas gotas, no son la verdadera solución para un país tan grande como Alemania”, aseguró Scholz.
Hablar de Israel
Otro tema espinoso que Sánchez no quiso abordar a su llegada fueron las relaciones de la UE con Israel. Esta semana, pidió a la Comisión Europea que barajara suspender sus acuerdos con Teherán, tras haber pedido días antes que se cesase el envío de armas. Desde Barcelona, Sánchez afirmó: “La Comisión Europea debe responder de una vez por todas a la solicitud formal hecha por dos países europeos para suspender el acuerdo de asociación con Israel si se determina, como todo indica, que se están violando los derechos humanos”.
Sin embargo, a pesar de que se hablara largo y tendido de Israel en esta reunión del Consejo, el líder español tampoco quiso hacer declaraciones al respecto a su llegada. No es el caso del primer ministro de Irlanda, Simon Harris, la otra voz más activa en las críticas a las relaciones UE-Israel; a su llegada al Consejo, Harris sí hizo declaraciones a la prensa.
“Mi opinión es muy clara: el mundo no está haciendo lo suficiente para crear las circunstancias necesarias para un alto el fuego. Venimos a reuniones como esta, bien intencionadas y de manera regular, se dicen palabras bonitas, pero los mecanismos que podrían haberse activado no se han activado”, dijo.
Agregó que aprovechará la cumbre para seguir presionando a sus homólogos: “Hoy seguiré defendiendo que, según la opinión de la Corte Internacional de Justicia de julio, los Estados miembros tienen la obligación de actuar revisando el acuerdo de asociación UE-Israel”.
Temor a las preguntas
Los últimos días han sido difíciles para Sánchez, quien podría temer preguntas incómodas de la prensa. Ayer tuvo que pedir disculpas públicamente por primera vez en relación con el “caso Koldo”, el caso de corrupción que involucra a su exministro de Transportes, José Luis Ábalos. Se acusa a una red criminal de haber operado dentro del Ministerio de Transportes entre 2020 y 2021, cuando Ábalos estaba al frente. El informe de la Guardia Civil, con un total de 87 páginas, expone que se desviaron fondos públicos hacia diferentes empresas.
Y en el Congreso, protagonizó un enfrentamiento contra el líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, que lo acusaba de encubrir las acciones de Ábalos y otros miembros cercanos, mencionando tambien a Begoña Gómez, quien está siendo investigada por un posible tráfico de influencias. En su respuesta, Sánchez se defendió afirmando que su gobierno ha actuado desde el principio en los casos de corrupción y destacó las diferencias entre su gestión y la del Partido Popular. “En el PSOE, quien la hace, la paga”, declaró, diferenciándose de la respuesta que, según él, el PP dio ante sus propios escándalos de corrupción.
Asimismo, Sánchez se encuentra en el punto de mira tras afirmar que no conocía las sanciones contra Delcy Rodríguez cuando esta aterrizó en Barajas en enero de 2020. Sin embargo, se ha demostrado que mentía, ya que su propio gobierno aprobó la renovación de estas sanciones en el Consejo de la UE tan solo 4 meses antes.