El detenido por el supuesto intento de asesinato este domingo del exmandatario y candidato republicano a la Casa Blanca, Donald Trump, había sido condenado hace más de 20 años por posesión de una ametralladora, según medios locales.
El expresidente sufrió hoy su segundo intento de asesinato este verano después de que un individuo, que fue detenido por el Servicio Secreto y no llegó a disparar al mandatario, se aproximara al campo de golf en el que estaba jugando el republicano, armado con un rifle AK-47 con mira telescópica.
El detenido es un hombre de 58 años muy activo en las redes sociales llamado Ryan Wesley Routh que ha vivido en Carolina del Norte y en Hawái, según medios locales.
En 2002, según registros judiciales a los que han accedido varios medios, fue condenado por posesión de un arma de destrucción masiva: una ametralladora completamente automática. Los registros también muestran condenas por portar un arma oculta, posesión de propiedad robada y atropello y fuga.
Según NBC se han presentado más de 100 cargos criminales contra Ryan Routh en Carolina del Norte.
El hijo del detenido dijo hoy a CNN que no es propio de su padre “hacer algo loco y mucho menos violento”.”No sé qué ha pasado en Florida, y espero que las cosas simplemente se hayan exagerado”, dijo al medio.
Según la CNN, Routh estaba muy involucrado en la Guerra de Ucrania contra Rusia y visitó el país europeo en 2022.
La Oficina Federal de Investigación (FBI, en inglés) confirmó que lo sucedido en el Trump International Golf Club de West Palm Beach, Florida, está siendo investigado como un aparente “intento de asesinato”.
Primer intento de asesinato en un mitin en Pensilvania
Trump fue víctima de un intento de asesinato el pasado 13 de julio durante un mitin en Butler (Pensilvania), después de que un joven de 20 años le disparó con un fusil hiriéndole en la oreja derecha.
El Servicio Secreto abatió al agresor, quien disparó desde un lugar elevado fuera del recinto, donde una persona del público murió por herida de bala.
El suceso provocó numerosas dimisiones por las fallas de seguridad del evento, incluso la de la entonces directora del Servicio Secreto estadounidense, Kimberly Cheatle.