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Reino Unido, laboratorio de pruebas de la maternidad en solitario

La fecundación asistida de mujeres solteras se triplica en una década

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El número de mujeres solteras que se sometieron a fecundación asistida ha aumentado en más del triple en Reino Unido Shutterstock

La maternidad es un viaje de multitud de itinerarios y, al igual que no hay dos niños iguales, tampoco existe una ruta adecuada para tener un hijo. Puede que el modelo tradicional siga siendo el mayoritario, pero cada vez son más las mujeres que deciden cuándo ser madres, sin necesidad de esperar a la pareja adecuada, o de cumplir con un patrón establecido, como evidencian las estadísticas en Reino Unido. En apenas una década, el número de mujeres solteras que se sometieron a fecundación asistida ha aumentado en más del triple al norte del Canal de la Mancha.

Ya sea por deseo personal, circunstancias externas, o simplemente el inexorable reloj biológico, el incremento significativo de quienes resuelven cómo y cuándo tener hijos refleja los cambios operados en la sociedad occidental. El estigma del pasado ha dado paso a un fenómeno paulatinamente extendido que ha sabido aprovechar los recursos disponibles para crear red y establecer infraestructuras de apoyo, con herramientas como podcasts, libros e incluso profesionales especializados en reforzar la confianza de las mujeres en su apuesta por lanzarse en solitario.

Los datos al alza

Las cifras lo prueban: 1.534 se sometieron a tratamientos in vitro o de inseminación en 2012 y, una década después, eran 4.969, según datos de la Autoridad de Fertilización Humana y Embriología (HFEA, en sus siglas en inglés), el regulador británico de fertilidad. Los motivos de cada una son personales, pero hay una línea común: el deseo absoluto y manifiesto de ser madres. “Lo que me empujó era esa necesidad, ese no concebir la vida sin ser madre, el no poder pensar en envejecer sin tener un hijo, para mí, la vida no tenía sentido si no era madre”, cuenta Raquel, de 45 años, madre de Leo, de cuatro años y medio, y quien admite que, hace una década, “no estaba muy estresada”.

“Fue cuando me di cuenta de que no tenía perspectivas de pareja que me puse una referencia: si a los 40 años no había ocurrido, tendría que buscar yo la manera de hacerlo sola”, explica esta doctora en Psicología, cuya trayectoria es común a una amplia mayoría de mujeres que, superado el pico de fertilidad biológica, asumen las riendas para intentar materializar su deseo de ser madres.

Congelación de óvulos

Según la HFEA, la medida de edad de las que se lanzaron en solitario en 2022 era 36,4 años, la más baja jamás registrada para mujeres solteras, lo que, de acuerdo con los expertos, refleja una tendencia a la que han contribuido desde la pandemia, que ha reconfigurado las prioridades de parte de la población, al hecho de que se tiene descendencia más tarde. De hecho, el informe del regulador muestra también que la congelación de óvulos es uno de los tratamientos que más rápido crecen y casi nueve de cada diez mujeres que se sometieron a él entre 2018 y 2022 eran solteras.

La edad, un catalizador

La edad es, probablemente, el gran factor, en un contexto en que las mujeres pueden elegir cuándo comenzar una familia. “Fue el verdadero catalizador para mí. Me acercaba a los 40, acababa de romper con mi prometido y siempre había sabido que quería un hijo. Cabía la posibilidad de conocer a una pareja maravillosa, si quisiera, en el futuro, pero era consciente de que no podría tener un bebé más adelante”, cuenta Emma, escritora y periodista de 46 años, quien dio a luz a Ludo en julio de 2020.

Pese a la “intensidad”, nunca ha echado de menos su vida anterior: “Incluso en los peores momentos, jamás me arrepiento y jamás me arrepentiré por un segundo”, dice, si bien admite que, como en todo, hay ventajas y aspectos menos positivos. “Ludo y yo tenemos un vínculo increíble, una relación muy exclusiva, lo que es increíblemente valioso, porque siempre hemos sido solo los dos, desde el primer día”, un elemento que lleva aparejado, confiesa, “la otra cara de la moneda”.

Sin apoyos

“No tienes momentos para recargar, y no me refiero a mí, me refiero a él, para que yo pueda ser mejor madre. Cuando estoy irritable, agotada… él, a veces, se lleva lo peor, y no tienes ningún apoyo emocional, nadie con quien hablarlo, como ocurre cuando tienes pareja”, explica. Libros como ‘En Solitario: Mi Decisión de Ser Madre Soltera Usando un Donante’, escrito por Genevieve Roberts, a partir de su experiencia y de la corroborada en grupos de Facebook o en eventos de la Red de Concepción por Donantes (Donor Conception Network, en inglés), reflejan el impacto emocional.

Maternidad- Salud

Una madre sostiene a su hijo recién nacido (Pexels)

Roberts valora especialmente el apoyo común en aspectos más delicados, como explicar a los niños que fueron concebidos a partir de un donante, un dato que se recomienda compartir lo antes posible, para que nunca suponga una sorpresa; cómo lidiar con el Día del Padre, o cómo reforzar la confianza de los pequeños a la hora de responder a la pregunta de por qué no tienen progenitor.

Normalidad

Raquel admite que, para ella, ha sido una de las cuestiones más complejas: “En retrospectiva, una se siente más humilde. Leo, muy desde el principio, ha sentido una obsesión con la figura del padre y entender que no lo tiene es doloroso. Ha depositado todo el amor en mamá, pero sé que pueden venir crisis de ‘dónde está mi papá’”. Liv Thorne, madre soltera de un niño de seis años, y autora de ‘Liv Está Sola: Aventuras Amateur en la Maternidad en Solitario’ insiste en la necesidad de que los niños “tengan las herramientas para hablarlo con la gente, si quieren”, aunque considera que nadie “trata de ofender, simplemente se está acostumbrado a lo que se ve como normal”.

Emma coincide, y reconoce que la falta de un padre fue lo “único” que le preocupaba: “Me da pena por Ludo, y me doy cuenta de que tiende a tirar hacia los padres, hacia los niños… porque añora eso, pero también sé que, hoy en día, hay diferentes tipos de familias y siempre le he explicado que tenemos una familia pequeña. Obviamente, tendremos conversaciones más profundas a medida que se haga mayor, pero por ahora, entiende que solo tiene una mamá”.

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