Los expertos en Oriente Medio, Jonatan Spyer y Beni Sabti, ofrecieron este lunes un briefing informativo sobre la situación en Oriente Medio después del ataque de Irán el pasado sábado.
Spyer, Director de Investigación y editor del “Middle East Quarterly”, y Sabti, investigador del programa iraní en el Instituto de Estudios de Seguridad Nacional en la Universidad de Tel Aviv y coordinador del podcast “Voces de Irán”, analizaron, en el coloquio organizado por la EIPA, no sólo la postura iraní, si no también la del resto de protagonistas intervinientes en el conflicto y la posible reacción de Israel.
Una relación de dos caras
Israel, tras los pactos de Abraham de 2020, mantiene unos aliados musulmanes que, con sus matices, apoyan al país de la única democracia en Oriente Medio. Estos son Emiratos Árabes Unidos, Baréin, Sudán y Marruecos, a los que se suma el enemigo por excelencia de Irán, Arabia Saudí. Pero hay un “actor” en el mapa que es clave para Israel, en una relación de dos caras. Este país es Jordania, que precisamente ha ayudado a Israel en su defensa de Irán a la hora de interceptar los drones.
Según explican estos expertos, “la Monarquía jordana apoya a Israel y a Occidente, aunque públicamente tengan que hacer declaraciones antioccidentales para tener contento a su pueblo”.
Más del 90% de su población, aseguran, apoya el islam. Un activo en este sentido ha sido la Reina Rania de Jordania, muy crítica con la ofensiva israelí en Gaza. Mientras, “Jordania mantiene unas muy buenas relaciones diplomáticas con Estados Unidos y colabora en los servicio de inteligencia con Israel”, aseguran. De la misma manera que Arabia Saudí y Baréin. “EE UU e Israel toleran las declaraciones públicas en contra de Occidente, y algunos gestos de cara a la galería porque entienden que forma parte del equilibrio”.
Equilibrios de poder
En esta partida de ajedrez, las piezas del tablero se observan. Según informan Spyer y Sabti, a los países del Golfo les preocupa la actitud crítica de Estados Unidos con Israel, ya que “piensan que no ha entendido los equilibrios de poder”.
Estos países confían también en que la crisis interna de Irán facilite “la entrada del enemigo”. En las últimas elecciones de marzo, el 80% de la población no acudió a votar, y el 20% restante pertenece a la familia o está dentro de los “tentáculos” del presidente iraní Ebrahim Raisi.
“Cada vez que ha habido un régimen totalitario en Irán la gente se ha revuelto contra él, lo que ha abierto las puertas al enemigo. “La propia población iraní recibiría con esperanza un contraataque por parte de Israel”.
La respuesta de Israel
Según afirman, al Gobierno iraní le descolocaría que Israel no respondiera. “Si no hay reacción supondría una decepción porque no entenderían cómo funciona Israel y se podría percibir como una señal de debilidad”. Y, por otro lado, afirman que Irán está deseando retirarse a un segundo plano como suele hacer, y que sean sus “proxies” de guerra –Líbano, Yemen, Gaza– los que asuman la confrontación abierta.
Así, mientras se espera la respuesta por parte israelí, a la Administración Biden, con las elecciones a la vuelta de la esquina, no le interesa otro frente abierto después de 6 meses de guerra en Gaza. En este escenario Israel podría barajar abrirse a una negociación. “La estrategia sería no devolver el ataque, a cambio de ser apoyados en el sur del Líbano y en Rafah (Gaza)”.