Imagina estar embarazada en medio de un escenario de guerra que lleva más de 190 días sin tregua. En la Franja de Gaza, las mujeres palestinas enfrentan una dura realidad: abortos espontáneos y partos prematuros, mientras los bombardeos israelíes ponen en peligro la vida de madres e hijos. Los hospitales, lejos de ser lugares seguros, son blanco de ataques.
Según declaraciones recientes de la ministra de Sanidad palestina, Mai Al Kaila, durante una conferencia de prensa, “más de la mitad de los hospitales en la Franja de Gaza están fuera de servicio, debido a los bombardeos o la escasez de combustible y electricidad.” El mes pasado, Naciones Unidas señaló que solo 12 de los 36 hospitales de Gaza están en funcionamiento, y en el Hospital de Maternidad de Emiratos en Rafah, al que recurren cerca de 1,5 millones de personas, solo quedan cinco salas de parto.
Como resultado, las mujeres embarazadas en Gaza sufren ahora la falta de camas, médicos y atención médica adecuada antes y después del parto, debido a la agresión israeli y la destrucción de la infraestructura sanitaria, así como a la situación de desplazamiento de los ciudadanos debido a la destrucción de sus hogares y vecindarios. Desde el inicio de la ofensiva, muchas mujeres han experimentado partos prematuros y abortos debido al miedo y el pánico provocados por los continuos bombardeos israelíes en Gaza.
Embarazada de gemelos
Shaden, una palestina de 38 años, lleva 13 años intentando quedarse embarazada. La maternidad ha sido un sueño para ella, una aspiración que siempre quiso hacer realidad. Su viaje para superar la infertilidad ha sido largo, agotador y costoso. Ha intentado todos los métodos tradicionales y medicamentosos hasta llegar a la fertilización in vitro. Después de seis intentos de implantación, finalmente tuvo éxito en septiembre con la implantación de dos embriones. Ahora está embarazada de gemelos y a punto de dar a luz, en medio de circunstancias desalentadoras y una guerra desenfrenada.
“Esperaba con ansias el día en que pudiera abrazar a mis dos hijos después de años de espera y dolorosos tratamientos de fertilización”, confiesa Shaden. Sin embargo, “desde el inicio de mi embarazo, comenzó la agresión en Gaza, y comenzamos nuestra huida de un lugar a otro en busca de seguridad”.
A la gazatí le duele que hayan tenido que dejar su casa, “la que tanto amaba. Quería preparar la habitación de los niños con muchos detalles y amor. Quería decorarla cuando llegaran y ponerles una mosquitera blanca. Imaginaba todos los pequeños detalles”.
Sin agua limpia
Shaden confiesa que estuvo muy asustada de cómo continuaría su embarazo “sin poder visitar al médico como corresponde, sin una buena nutrición ni descanso”. Es más, la palestina recalca que incluso no son capaces de “encontrar agua limpia para beber”.
En su etapa final de un “agotador embarazo”, el instinto protector se apodera de Shaden: “Quiero mantener a mis hijos dentro de mí. No quiero que salgan en medio de esta guerra”. Y es que reconoce que tiene “miedo por ellos, como miles de niños que han sido asesinados por Israel, con más de 14.000 niños muertos. Quizás estén más seguros dentro de mí”.
Obviamente, le preocupa también el siguiente paso. El parto. “Estoy preocupada por el parto, que probablemente sea una cesárea. He escuchado historias de mujeres que dieron a luz sin anestesia, sus vientres fueron cortados. Es un escenario que me aterra. No sé dónde encontrar un centro de salud o un hospital, ya que Israel ha bombardeado la mayoría de los hospitales cercanos”.
Para Shaden lo más aterrador es no encontrar un refugio seguro donde guarecerse. La inseguridad es constante. “Hemos vivido momentos aterradores, donde no encontramos un refugio seguro, ni hospitales, ni escuelas, ni lugares seguros aquí”, concluye.
Parto bajo las bombas
El caso de Shaden me recuerda el caso de Rania Abu Anzah, quien perdió a su esposo y a sus gemelos en un bombardeo israelí en su casa en Rafah en marzo pasado. Después de más de 10 años de espera, Rania dio a luz a sus dos hijos bajo bombardeos y con dificultad, pero dos meses después del nacimiento de los gemelos, un bombardeo israelí mató a sus hijos y a su esposo en menos de un segundo, arrebatándole su sueño, su esperanza y todo su mundo.
Además de los numerosos casos de abortos espontáneos debido a las difíciles circunstancias que enfrentan las mujeres, otras se ven obligadas a dar a luz en sus hogares debido a la imposibilidad de llegar a los hospitales debido a los bombardeos y la falta de transporte debido a la escasez de combustible.
Aborto presa del pánico
Además, las mujeres enfrentan dificultades para encontrar agua, pan y acceder a baños en lugares como las escuelas de la UNRWA, que están abarrotadas de desplazados, como el caso de Maryam, de 27 años, quien abortó debido al pánico después de que la casa de sus vecinos fuera bombardeada. “Me sorprendió ver sangre y pensé que me habían herido con esquirlas de un misil o una bomba, pero estaba sangrando porque había abortado a mi primer hijo”, recuerda trágicamente. “No me gusta hablar más sobre el tema porque me duele mucho recordar que perdí a mi bebé. Me siento culpable y desesperada al mismo tiempo“, lamenta.
En una guerra donde no hay límites y cualquiera puede ser blanco de bombardeos y ser asesinado, también las trabajadores sanitarios son objetivos de ataques sistemáticos, según la Oficina Central de Estadísticas Palestina, el número de muertos entre el personal médico es de 364, incluidos médicos y enfermeras, y 48 del personal de defensa civil.
A pesar de ser blanco de ataques, el personal médico en la Franja de Gaza intenta salvar lo que se puede con poco equipo y herramientas y bajo amenazas de muerte. Sin embargo, la situación general es catastrófica en Gaza, que ha sido bombardeada durante más de medio año y sufre de escasez de suministros médicos y medicamentos, y la salida de los principales hospitales de servicio en la Franja asediada donde cerca de dos millones de personas están siendo sometidas a un conflicto bélico diario.
Embarazadas en riesgo
La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que unas 50.000 mujeres embarazadas en la Franja de Gaza corren peligro debido al colapso del sistema de salud como resultado de la continua agresión israelí desde el 7 de octubre pasado. La organización también afirmó que las preocupaciones no se limitan al parto en sí, sino que van más allá hacia varios desafíos, como mantener a los recién nacidos con vida en ausencia de suministros básicos como agua y comida.
Las mujeres en Gaza están soportando el peso más pesado de esta brutalidad. Con más de 9.220 mujeres asesinadas desde el inicio de esta escalada, y miles más atrapadas bajo los escombros, la situación es desgarradora. Pero las que sobreviven, especialmente las embarazadas y las lactantes, necesitan urgentemente atención médica y protección.