Emmanuel Macron ya ha logrado que su candidata lidere la Asamblea Nacional francesa. Se trata de Yaël Braun-Pivet, parlamentaria que acaba de ser reelegida como presidenta de la Asamblea Nacional tras una votación en la que se vio el claro apoyo de los diputados franceses de derecha —y no tanto de los de la izquierda o la ultraderecha.
Nacida el 7 de diciembre de 1970 en Nancy, Braun-Pivet es miembro del partido Ensemble, anteriormente conocido como Renacimiento, la formación política del presidente Macron. Antes de su carrera política, ejerció como abogada y estuvo involucrada en actividades comunitarias y de derechos humanos. Es la primera mujer en liderar la Asamblea; inauguró el cargo en junio de 2028.
Braun-Pivet entró en la política en 2017, tras ser elegida diputada por el departamento de Yvelines. Su carrera se ha caracterizado por un ascenso rápido, ocupando roles bastante importantes dentro del gobierno y la Asamblea Nacional. En 2022, dimitió de su puesto como ministra de Territorios de Ultramar para ser la candidata del partido presidencial a la presidencia de la Asamblea, a pesar de la preferencia de Macron por otros diputados de su formación. Y en aquella ocasión, salió victoriosa en la segunda vuelta con 242 votos.
Durante su primera legislatura como presidenta de la Asamblea Nacional, Braun-Pivet enfrentó varios desafíos, incluyendo disputas con diputados del partido de izquierdas La Francia Insumisa. Estos conflictos se centraban sobre todo en su gestión del hemiciclo y en el número de sanciones impuestas contra ellos, algunas de las cuales fueron por desplegar banderas de Palestina en el recinto parlamentario. Pero a pesar de estas tensiones, la prensa francesa destaca a Braun-Pivet por su capacidad para mantener el orden y dirigir las deliberaciones.
Más incertidumbre
Lejos de calmar las tensiones del país, la reelección de Braun-Pivet se ha producido frente a un contexto de profunda incertidumbre política, con una Asamblea Nacional más fragmentada que nunca. La coalición presidencial, Ensemble, perdió su mayoría absoluta, lo que complicó la gobernabilidad. Sin embargo, Braun-Pivet pudo asegurar su puesto gracias al apoyo de los diputados de derecha, incluyendo La Derecha Republicana, cuyo candidato, Philippe Juvin, retiró su candidatura y respaldó a Braun-Pivet en la votación final.
Este apoyo de los diputados conservadores a Braun-Pivet refleja una estrategia política más amplia de lo que parece. Según los medios franceses, el nuevo líder del partido gaullista, Laurent Wauquiez, está preparando un documento que podría servir de base para una alianza legislativa con Emmanuel Macron. Y este posible pacto podría llevar a la formación de un gobierno en minoría que agrupe a conservadores y centristas, alterando profundamente el equilibrio de poder en la Asamblea y alejándose de la izquierda que ganó las elecciones legislativas.
Con todo, la elección de Braun-Pivet tiene ramificaciones importantes para Francia y su gobierno. Como presidenta de la Asamblea Nacional, ocupa la cuarta figura más importante del Estado y juega un rol crucial en la organización del trabajo parlamentario, la dirección de las deliberaciones y el mantenimiento del orden en las sesiones. Además, puede acudir al Consejo Constitucional para verificar la conformidad de las leyes aprobadas con la Constitución.
Frenar la división
En su primer discurso tras la reelección, Braun-Pivet subrayó la importancia de escuchar a los votantes y encontrar soluciones mediante nuevos métodos. “Durante estos dos años, he luchado día y noche para que la Asamblea Nacional no quedara bloqueada, para que se respetara a todos y cada uno de los diputados”, afirmó, destacando la necesidad de compromiso en una Asamblea más representativa pero también más dividida.
La situación actual de la Asamblea Nacional, con la falta de una mayoría clara, significa que el papel de Braun-Pivet será crucial en la búsqueda de acuerdos entre diferentes grupos parlamentarios. Este contexto de fragmentación y la posible alianza entre macronistas y conservadores podría definir la agenda legislativa de los próximos años, afectando decisiones clave en áreas como la economía, la política exterior y los derechos sociales.
Un revés para la izquierda
Para la izquierda francesa, la elección de Braun-Pivet es un revés. El Nuevo Frente Popular, una coalición de partidos de izquierda, había presentado al comunista André Chassaigne como su candidato. Y aunque Chassaigne recibió un fuerte respaldo inicial, no logró vencer en la votación final. Tras un triunfo electoral en la segunda vuelta de las legislativas, esto ha resaltado la dificultad de la izquierda para expandir su apoyo más allá de sus filas tradicionales y capitalizar en la fragmentación del voto.
En el otro lado está la extrema derecha del Rassemblement National de Marine Le Pen, que evidentemente también quiso influir en la elección del presidente de la Asamblea. Aunque su candidato, Sébastien Chenu, no tenía probabilidades reales de ganar, la Agrupación Nacional sí buscó negociar apoyos en el reparto de cargos clave dentro de la Asamblea, dejando muy clara su intención de consolidar su posición en el parlamento.
Como todos los últimos desarrollos políticos franceses, empezando por el penoso resultado de Macron en las europeas, esta votación y sus resultados se perciben como un reflejo más de la actual fragmentación política en Francia. Los expertos señalan que la elección de Braun-Pivet es un acuerdo de funcionamiento de la cámara y no necesariamente un preludio de un acuerdo de gobierno. No obstante, la situación actual plantea preguntas sobre la estabilidad y efectividad del próximo gobierno.