El Papa Francisco ha roto un nuevo techo de cristal en historia de la Iglesia Católica con el nombramiento de Simona Brambilla como prefecta del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica. Este cargo, que equivale a un ministerio en cualquier Estado, convierte a Brambilla en la primera mujer en asumir una posición de tal relevancia en la Curia Romana. Con este histórico paso, el pontífice argentino reafirma su compromiso con una mayor inclusión de las mujeres en los altos mandos de la Iglesia y en el Vaticano.
La trayectoria de Simona Brambilla antes de su ascenso en el Vaticano
Simona Brambilla, de 59 años, no es una figura desconocida en los círculos eclesiales. Durante doce años, lideró como superiora general a las Misioneras de la Consolata, una de las plataformas femeninas más influyentes en el ámbito de la evangelización en los países más empobrecidos. Enfermera y psicóloga de formación, Brambilla también ha trabajado como profesora en el Instituto de Psicología de la Pontificia Universidad Gregoriana y desempeñó tareas misioneras en Mozambique. Su experiencia práctica y su sólida formación académica la convierten en una líder idónea para gestionar un dicasterio que supervisa la vida consagrada de más de 777.200 personas en todo el mundo, de las cuales alrededor de 600.000 son mujeres.
El nombramiento de Simona Brambilla en el Vaticano llega después de haber servido como secretaria del mismo Dicasterio desde octubre de 2023, un puesto que le permitió familiarizarse con las responsabilidades que ahora asume. El Papa Francisco ya había mostrado interés en ella desde hace tiempo, esperando que concluyera su etapa al frente de las Misioneras de la Consolata para integrarla plenamente en la Curia Romana.
Un cambio sin precedentes en la jerarquía eclesiástica
El nombramiento de Simona Brambilla no solo representa un avance en términos de igualdad de género, sino también un cambio profundo en la estructura de poder dentro del Vaticano. Desde la promulgación en 2022 de la constitución apostólica Praedicate Evangelium, el Papa Francisco allanó el camino para que personas laicas —incluyendo mujeres— pudieran ocupar altos cargos en la Curia Romana. Este marco legislativo permitió que Brambilla, una monja sin ordenación sacerdotal, alcanzara el puesto más alto dentro de un dicasterio.
A pesar de las resistencias internas que este tipo de nombramientos todavía generan en algunos sectores del Vaticano, el Papa Francisco ha demostrado una voluntad firme de avanzar hacia una Iglesia menos masculina en su liderazgo. En este sentido, el Papa ya había nombrado a otras mujeres para posiciones clave, como Raffaella Petrini, secretaria general del Gobierno del Estado de la Ciudad del Vaticano, y Barbara Jatta, directora de los Museos Vaticanos.
La visión de Brambilla para la Iglesia
Simona Brambilla comparte plenamente la visión del Papa Francisco de una Iglesia más inclusiva y equilibrada. En una entrevista reciente con la revista Vida Nueva, la nueva prefecta del Dicasterio destacó la importancia de desmasculinizar la estructura eclesial. Según Brambilla, el futuro de la Iglesia pasa por una mayor participación de las mujeres en todos los niveles de liderazgo. “Es necesario construir una relación sana, buena, confiada, respetuosa y vital entre el hombre y la mujer en la Iglesia”, afirmó.
Esta perspectiva refuerza el mensaje de Francisco y envía una señal clara a los sectores más conservadores de la Iglesia: la inclusión de las mujeres en los puestos de poder no es solo una posibilidad, sino una necesidad. Brambilla se enfrenta ahora al desafío de convertir esta visión en una realidad práctica dentro de una institución con siglos de tradición patriarcal.