ALEMANIA

¿Quién es quién en las elecciones en Alemania?

El democristiano Friedrich Merz parte como claro favorito en unos comicios decisivos que se celebran en pleno auge de los ultras de la AfD, pero el canciller saliente Olaf Scholz no ha dicho aún la última palabra

El futuro de Europa pasa una vez más por Alemania. La locomotora económica del continente celebrará el próximo domingo 23 de febrero elecciones anticipadas con el motor gripado. La coalición de socialdemócratas, verdes y liberales colapsó en diciembre después de meses de desentendimientos constantes sobre cuestiones clave. El Gobierno semáforo del canciller Olaf Scholz no logró reaccionar con solvencia a la invasión rusa de Ucrania de febrero de 2022. La guerra se llevó por delante el modelo que permitió durante décadas el crecimiento económico sostenido de Alemania. Adiós al gas barato ruso. Esa etapa acabó.

Las elecciones decisivas a nivel federal tendrán lugar en pleno auge de la extrema derecha de Alternativa para Alemania (AfD). Un auge propiciado por la contracción de la economía y la creciente inseguridad en las calles asociada a la alta inmigración. El atentado en el mercado navideño de Magdeburgo, además de los sucesivos ataques con cuchillo, el último registrado en el municipio bávaro de Aschaffenburg, han elevado la tensión en plena campaña electoral, como también lo hizo el amago de tijeretazo al cordón sanitario de la semana pasada, con la CDU y la AfD teniendo puentes por primera vez en el Bundestag.

Los democristianos de Friedrich Merz siguen en cabeza con el 30% de intención de voto, según la media de las encuestas. Por detrás, aparecen la AfD con el 21% y el SPD con el 16%. Los Verdes rondan el 14%. Mientras que la Alianza Sahra Wagenknecht se acerca al umbral del 5% necesario para entrar en el Bundestag.

Friedrich Merz, el favorito

Friedrich Merz

El líder democristiano Friedrich Merz

Joachim-Friedrich Martin Josef Merz. Brilon, 69 años. Candidato a la cancillería de la CDU y su hermano bávaro la CSU. Claro favorito en las encuestas a pesar de la polémica de la semana pasada en el Bundestag. Consiguió sacar adelante una moción no vinculante en materia migratoria por primera vez gracias a los votos de la extrema derecha. Munición para el centroizquierda.

Merz insistió en que no se sentó a negociar con la AfD. “Quien quiera votar a favor de estas mociones, que lo haga. Y quien las rechace, que las rechace. Yo no miro ni a la derecha ni a la izquierda. Solo miro de frente en estas cuestiones”, declaró antes de la votación.

El líder de la CDU había provocado, sin embargo, la primera muesca en el cordón sanitario a los ultras. Pero no se arrepintió. “Creo que ha merecido la pena que hoy hayamos mantenido un debate realmente abierto sobre el tema de la inmigración y la migración”, expresó el pasado viernes en un acto de campaña en Érfurt. La votación parlamentaria motivó las críticas de la excanciller Angela Merkel, aunque el líder de la CSU, Markus Söder, salió en su defensa.

Merz abandonó la política en 2009 tras una extensa carrera en la CDU. Fue eurodiputado, diputado y líder del grupo parlamentario de la familia democristiana en el Bundestag. Pero siempre permaneció a la sombra de Merkel. “Me gustaba el hecho de que también fuera consciente del poder. Pero hubo un problema desde el principio: Los dos queríamos ser el jefe”, escribe la excanciller sobre él en sus memorias.

Se dedicó a la abogacía corporativa, una carrera lucrativa en la banca de inversión. Formó parte de los consejos de administración de varios grupos financieros, y llegó a dirigir la rama alemana de BlackRock.

Crítico habitual de Merkel, mientras Merkel ganaba elecciones federales una tras otra, Merz regresó por sorpresa a la arena política en 2018. Trató de hacerse entonces con el liderazgo de la CDU, pero perdió frente a la ministra Annegret Kramp-Karrenbauer, heredera natural de la excanciller. En las primarias de 2020, volvió a perder frente a Armin Laschet, ministro presidente de Renania del Norte-Westfalia.

El moderado Laschet encajó, sin embargo, uno de los peores resultados históricos de la formación en 2021. Era enero de 2022, y Merz interpretó que había llegado su momento. A la tercera fue la vencida. Por fin ganó aquellas primarias y fue reelegido como líder en mayo de 2023.

Liberal clásico, Merz dice estar centrado en recuperar la economía, pero también propone mano dura para afrontar la cuestión migratoria. Una estrategia que lejos de atraer a los votantes de la AfD, normaliza sus posiciones.

Atlantista, europeísta convencido y firme defensor de Ucrania, Merz es percibido como un líder arrogante y algo alejado de la realidad cotidiana de la mayoría de los alemanes por su pasado profesional. También es propenso a las meteduras de pata. Sus patinazos son habituales. Ha vertido algunos comentarios xenófobos contra solicitantes de asilo. Su campaña tiene, además, serios problemas a la hora de atraer el voto femenino y joven.

Si gana el 23 de febrero, Merz tendrá que superar varios obstáculos para formar una coalición de Gobierno. Necesitará contar con el apoyo del SDP o Los Verdes para alcanzar una mayoría en el Bundestag.

El líder de la CDU insiste en que no pactará con los ultras. “Puede que compitamos con los populistas, pero no debemos convertir sus métodos en los nuestros”, le aconsejó el ministro presidente democristiano de Renania del Norte-Westfalia, Hendrik Wüst, el reemplazo natural de Merz si este fracasa en las urnas.

Alice Weidel, la insólita líder ultra

Alice Weidel - Internacional

Alice Weidel, líder de Alternativa para Alemania, dando un discurso

Alice Elisabeth Weidel. Gütersloh, 45 años. Candidata a la cancillería de Alternativa para Alemania (AfD). Doctora en Economía. Colíder de la AfD desde junio de 2022. Un partido en el que ingresó por su oposición al euro en 2013.

Weidel aspira ahora a convertir a la extrema derecha en la fuerza más votada de Alemania. Tratará de cortar el cordón sanitario, de apagar el cortafuegos, de derribar el muro. Es una tarea complicada, pero el viento sopla de cara. La inmigración y el coste de vida se han convertido en los temas principales de campaña. Esas son las principales banderas de la AfD, una formación que viene propulsada en las encuestas por los recientes ataques de Magdebugo y Aschaffenburg.

Weidel tiene un perfil que no encaja en los moldes de la ultraderecha. Nació en una familia acomodada del oeste de Alemania. Es abiertamente homosexual. Está casada con una cineasta suiza de origen esrilanqués “muy, muy liberal”, según ha contado ella misma. Su pareja tiene dos hijos biológicos de ocho y once años a los que cuida.

No le costó ser aceptada en las filas de la AfD, sin embargo. Los roces habituales con Björn Höcke, el líder más radical del partido, condenado hasta en dos ocasiones por pronunciar consignas nazis, no fueron a más. Se necesitan el uno al otro para mantener unido el partido y ampliar su base electoral.

Weidel trabajó en Goldman Sachs y en Allianz Global Investors, pero dice estar en contra de “las élites globalistas” que amenazan la soberanía de Alemania. Vivió por motivos de trabajo en China, y reside de forma intermitente en Suiza.

En campaña ha recibido el apoyo del hombre más rico del mundo, Elon Musk, miembro del Gabinete del presidente de Estados Unidos, Donald Trump. El frente común de la ultraderecha global. Weidel y Musk protagonizaron una polémica conversación a través de la plataforma X en la que convinieron en definir a Adolf Hitler como “comunista”. Cerca de 200.000 personas siguieron la transmisión en directo.

El magnate de origen sudafricano había escrito en su red social que “solo la AfD puede salvar a Alemania”. Y Weidel le invitó a un mitin en el que participó por vía telemática.

La AfD propone mano dura contra la inmigración, cerrar las fronteras “sin fisuras”. En el congreso de Riesa donde Weidel certificó su candidatura a la cancillería, las bases del partido adoptaron en el programa el término “remigración”, en otras palabras, deportación masiva de inmigrantes de Alemania. La líder de la AfD se opone además a la transición energética y a los programas de estudios de género en las universidades.

“No hay alternativa a Alice Weidel. Si de repente abandonara, sería insustituible”, reconoce Robert Lambrou, líder regional de la ultraderecha alemana. “Tiene un fuerte impacto externo. Es inteligente, polariza, pero sobre todo es de clase media”. Pero el proceso de normalización promete ser más largo. Según el Politbarómetro, el 67% desaprobaría la participación de la AfD en el Gobierno federal.

Olaf Scholz, el canciller impopular

Scholz

El canciller de Alemania, Olaf Scholz, se somete este lunes a una moción de confianza

Olaf Scholz. Osnabrück, 66 años. Candidato a la cancillería del Partido Socialdemócrata (SPD). Es el canciller saliente, y quizás el más impopular en la historia reciente de Alemania. Ministro de Finanzas en el último Gobierno de Merkel, Scholz era percibido como el favorito de la líder democristiana en las elecciones federales de 2021. Es un líder de perfil bajo, falto de carisma pero convincente, al menos hasta que echó a rodar el Gobierno semáforo.

La invasión rusa de Ucrania de febrero de 2022 sepultó la coalición con verdes y liberales. El Ejecutivo que lideraba no fue capaz de reaccionar unido y a tiempo a las consecuencias económicas, políticas y sociales de la guerra. Alemania perdió su modelo productivo y su papel predominante en la Unión Europea.

“Estoy en paz conmigo mismo. He tomado decisiones que no eran fáciles, pero necesarias”, confesó sin embargo Scholz en una entrevista con Süddeutsche Zeitung.

“¿En qué te equivocaste?”, le preguntan los periodistas del diario muniqués. “Quizá debería haberme dado cuenta antes de que las cosas ya no podían seguir así. Quizá debería haber tomado antes la decisión de despedir al ministro de Finanzas [Christian Linder, líder de los liberales del FDP, socio menor del Gobierno]. No es ningún secreto que ya lo había pensado de antemano cuando, a pesar de las muchas horas que pasamos juntos, simplemente no pudimos ponernos de acuerdo sobre el presupuesto federal para 2025 en verano”, respondió el canciller.

Ese fue el motivo de la ruptura de la coalición. La relación con Lindner no acabó bien. Scholz acabó llamándole mezquino. “Había que decirlo, lo he pensado demasiadas veces”, apuntó.

Scholz llega a las elecciones con su liderazgo cuestionado a nivel interno. Las bases del SPD apostaban por la candidatura del ministro de Defensa, Boris Pistorius, una de las figuras políticas más populares del país. Pero Scholz quiso seguir liderando.

El SPD puede convertirse en la tercera fuerza del Bundestag, algo inédito desde la posguerra. Pero Scholz sabe lo que es remontar en las encuestas, lo hizo sin ir más lejos en 2021.

El líder socialdemócrata encontró el pasado miércoles un filón para atacar a Merz cuando su plan antimigratorio de cinco puntos salió adelante en el Bundestag gracias a los votos a favor de la extrema derecha. Aunque la Cámara baja del Parlamento alemán acabó rechazando el pasado viernes la denominada Ley de Limitación de Afluencia, el canciller saliente acusó a Merz de romper el tabú de colaborar con la AfD. Scholz, sin embargo, trasladó a su rival que siempre “habría sido posible llegar a un acuerdo en muchas cuestiones”. También sobre la crisis migratoria. Señales que apuntan hacia una Gran Coalición.

Robert Habeck, un pragmático para sostener a los verdes

Robert Habeck. Lubeca, 55 años. Candidato a la cancillería de la Alianza 90/Los Verdes. Actual vicecanciller y ministro de Finanzas. Líder del partido ecologista más influyente del mundo, Habeck es el recambio de Annalenna Baerbock, candidata de los verdes a la cancillería en las elecciones federales de 2021 y actual ministra de Exteriores.

Baerbock estuvo cerca de convertirse en canciller hace cuatro años, pero perdió tras protagonizar una campaña algo accidentada. Se quemó en las labores de gobierno. Ahora, Habeck tratará de sostener la base.

Autor y traductor, político y filósofo de aspecto desenfadado, el vicecanciller saliente dice estar enfocado en recuperar la economía. También hace campaña en defensa de la democracia frente al avance de los ultras.

Habeck envió un recado a Christian Lindner después de que la mayoría de los diputados del FDP, socios de coalición de Los Verdes hasta diciembre, votaran en sintonía con la AfD a favor de la moción antimigratoria de Merz: “Si no descartas una alianza con Los Verdes por tercera vez el día que has votado por segunda vez con la AfD, un partido de derecha radical, entonces el sistema de coordenadas políticas ha cambiado por completo. Mis mejores deseos para Christian Lindner”.

Habeck describió lo vivido en el Bundestag a lo largo de la semana pasada como “dramático” y “amargo”. “Y, sin embargo, a pesar de la grieta que se ha abierto hoy, toda mi convicción política es que los demócratas tienen más en común que lo que les separa. Estoy luchando por este terreno común. De todo corazón y con plena convicción”, trasladó el pasado viernes a sus votantes.

Habeck propone una alternativa a los planes de la CDU para enfrentar la cuestión migratoria. Se trata de un plan de ocho puntos centrado en una aplicación de las normas de asilo de la UE más estricta que la actual y en la ampliación de las medidas de seguridad.

Sahra Wagenknecht, icono de la nueva (o vieja) izquierda

Alemania

Sahra Wagenknecht, al frente de la Alianza Sahra Wagenknecht (BSW), tras una rueda de prensa en Berlín

Sahra Wagenknecht-Niemeyer. Jena, 55 años. Candidata a la cancillería de la Alianza Sahra Wagenknecht (BSW, por sus siglas). De madre alemana y padre iraní, Wagenknecht es doctora en Economía y autora de una decena de libros. Intelectual metida a política.

Wagenknecht lideró Die Linke, heredero del antiguo Partido Comunista de Alemania Oriental. Fue eurodiputada y diputada, pero los desacuerdos habituales con su propio partido le llevaron a fundar el suyo propio. Un partido hecho a su imagen y semejanza. Una izquierda conservadora. Una izquierda prorrusa y contraria a la inmigración.

Carismática y buena oradora, Wagenknecht protagonizó el debut político más impresionante de la historia reciente de Alemania. Su formación, fundada hace apenas un año, cosechó buenos resultados en las elecciones de Brandeburgo, Turingia y Sajonia, tres estados del este del país. También obtuvo más del 6% de los votos en las elecciones europeas del pasado junio. Era su primera aparición en las urnas. Las encuestas más recientes anticipan, sin embargo, que tendrá que sufrir para alcanzar el umbral del 5% necesario para entrar en el Bundestag.