La carrera electoral en Estados Unidos está tocando a su fin y queda poco más de un dos semanas para que el 5 de noviembre Kamala Harris o Donald Trump sea el nuevo líder del mundo libre. La igualdad es reinante y todo puede pasar, más aún después del acontecimiento que marcará sí o sí estos comicios en el tiempo, la retirada de Joe Biden. A sus 82 años, Biden era el candidato con más edad de la historia, e iba a luchar por su reelección contras Trump con el objetivo de agotar sus 8 años de elegibilidad. Sin embargo, el tiempo le pasó factura y tuvo que dejar la carrera.
El tema del deterioro por la edad y los diferentes achaques que tenía el político llevaban siendo un problema durante mucho tiempo, ya que en el último año de gobierno ha tenido episodios que alertaban de un deterioro cognitivo importante, pero todo saltó por los aires en el primer debate electoral ante Trump, cuando Biden se mostró errático y muy perdido. De hecho, tan mal estaba que fue cayendo en las encuestas y su partido optó por tomar una decisión salomónica, la de apartarlo y dar entrada a Kamala Harris, que hizo reflotar los sondeos.
Un cambio de paradigma
Pero el problema es que ahora el candidato republicano, Donald Trump, ha mostrado también ciertos problemas. Y es que a sus 78 años recogido el testigo y ahora es él quien ha recibido el honor de ser el mayor que se ha presentado siempre y si gana, al final de su mandato sería el presidente más viejo que nunca han tenidos los Estados Unidos de América. El problema es que al igual que le pasó a Biden y él atacó con mucha vehemencia, es el propio Trump quien sufre ahora los achaques del tiempo.
Hope he’s okay. https://t.co/WGhGteFpjm
— Kamala Harris (@KamalaHarris) October 15, 2024
Se pierde en sus palabras
Solo hay que echar un vistazo hacia atrás en el tiempo y revisar sus mítines, entrevistas, declaraciones y publicaciones en las redes sociales, y se puede apreciar claramente un cambio desde que subió por primera vez al escenario político en 2015. Es cierto que siempre ha sido discursivo y a menudo no se ha apegado a la verdad, pero con el paso del tiempo sus discursos se han vuelto más oscuros, duros, largos y enojados, a la vez que más difusos, menos centrados, más profanos y cada vez más fijados en el pasado, y con errores de apreciación del presente.
Pero no solo eso, si no que cada vez que coge un micro se le denotan ciertos errores de apreciación del presente, además de que es olvidadizo y volátil. Una muestra fue poco después del debate con Kamala, cuando lo recordó en un mitin y ahí dijo que había mucho público, cuando en realidad estaban en una sala solos, los diferentes periodistas, la vicepresidenta y él.
Pero no solo eso, si no que también ha seguido estrategias muy extrañas en su campaña, por ejemplo, dar menos mitines que en años anteriores, además con unas encuestas tan apretadas como las actuales, que dejan claro que la victoria puede estar en unos pocos votos, que podría ganar si se moviera un poco más. Además, tras todos los problemas de Biden, declaró que él había pasado diferentes pruebas cognitivas e iba a publicar su historial médico, y han pasado meses y no lo ha hecho, quizá escondiendo algo.