Qué ha ocurrido y qué puede pasar en la “nueva fase” de la guerra Israel-Hizbulá

Horas después de los bombardeos preventivos israelíes y del lanzamiento de 300 cohetes desde el Líbano, ambas partes envían señales de querer evitar la escalada

La gente observa al líder de Hizbulá, Hassan Nasrala, pronunciando un discurso televisado en una cafetería en el suburbio sur de Beirut, Líbano, en agosto EFE/EPA/ABBAS SALMAN

El balance de lo ocurrido en el amanecer del domingo -ataque preventivo de la aviación israelí en el sur del Líbano y el lanzamiento de hasta 300 cohetes por parte de la organización chiita hacia el territorio de su archienemigo— permite extraer una conclusión: ni Israel ni Hizbulá están interesados en abrir un frente bélico que desencadene una guerra total en las actuales circunstancias. A pesar de que el cruce de fuego a un lado y otro de la frontera israelo-libanesa ha sido el más intenso de los últimos años, ambas partes lanzaron en la tarde de ayer el mismo mensaje: evitar la escalada. Aquí los principales hitos del día y los posibles escenarios:

  1. Casi un mes después de la eliminación en Beirut del considerado número dos de Hizbulá, Fuad Shukr, la milicia libanesa, la principal fuerza proxy al servicio de los intereses de Irán en Oriente Medio, ejecutó su venganza contra “el ente sionista”. Según la organización político-militar -su ala armada está incluida en la lista de organizaciones terroristas de EE. UU. y la UE, la de ayer fue la “primera fase” de la guerra entre ambas partes. El cruce de fuego entre Hizbulá y las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) son continuos desde el 8 de octubre, horas después de la matanza de las brigadas Al Qassam de Hamás en suelo israelí.
  2. Según fuentes militares israelíes, la mayoría de cohetes lanzados por Hizbulá hacia territorio israelí fueron neutralizados por el sistema defensivo israelí. La milicia libanesa aseguraba ayer a través de su secretario general, Hassan Nasrallah, haber golpeado una base militar israelí, la de Gilot, en las afueras de Tel Aviv, donde se encuentra la sede de la prestigiosa unidad C8200, un extremo que las FDI negaron tajantemente. Los bombardeos israelíes se cobraron la vida de tres miembros de Hizbulá y otro representante del movimiento chiita Amal en el sur del Líbano -además de dejar seis heridos—, según fuentes militares libanesas. Desde Tel Aviv se confirmaba en la tarde de ayer la muerte de un soldado de la Armada israelí. El ataque llevado a cabo por un centenar de aviones de combate israelíes a primera hora del domingo por Tel Aviv -alertado al detectar movimientos en las posiciones de ataque de Hizbulá— destruyó más de un millar de puntos de lanzamiento de misiles de la milicia, según fuentes israelíes.
  3. La situación de calma de las últimas horas demuestra que ninguna de las dos partes tiene en estos momentos el apetito de abrir un frente bélico que desencadene una nueva guerra en el Líbano. Ello se desprende de la alocución pública de Nasrallah, en la tarde de ayer. El líder de la organización chiita aseguró que la respuesta contra Israel no tendrá continuidad si, una vez evaluada, la agresión de ayer cumplió los objetivos marcados. A pesar de los duros golpes recibidos en su feudo del sur del Líbano -casi 400 combatientes asesinados, una gran parte de ellos mandos militares— y de la necesidad de responder, Hizbulá es más que consciente de la superioridad bélica de Israel. Por su parte, aunque superior militarmente, Netanyahu es consciente de los riesgos que acarrearía verse enfrascado en una guerra en suelo libanés en plena campaña militar en la franja de Gaza -desde donde, a pesar de los casi once meses de ofensiva, Hamás volvió a lanzar cohetes con destino a Tel Aviv. La experiencia pasada demuestra a Tel Aviv que em un escenario de presencia militar sobre el terreno en el Líbano, Hizbulá puede ser temible. Con todo, el primer ministro israelí aseguró ayer que no es “el final de la historia”.
  4. Como prueba de la relativa normalidad con la que va a arrancar la semana, la capital egipcia acogerá a partir de hoy lunes una nueva ronda de negociaciones para la liberación de los rehenes y el alto el fuego en Gaza con la presencia de representantes israelíes.
  5. Con todo, la actual volatilidad regional no permite descartar que el peor de los escenarios para Oriente Medio acabe teniendo lugar. Nasrallah es consciente de que la “primera fase” de la venganza no ha sido especialmente difícil de neutralizar por parte de Israel y de que su propia parroquia -y el conjunto de la región, empezando por los líderes de la República Islámica de Irán— ha vuelto a percibir la situación de superioridad en materia militar y de inteligencia de Tel Aviv.
  6. Si hay un actor cuya entrada en escena puede cambiar las cosas es la República Islámica de Irán. Desde la eliminación en su capital del líder político de Hamás Ismail Haniyeh -otra enorme falla en materia de seguridad y la demostración de la superioridad israelí en materia de Inteligencia— horas después del asesinato de Shukr en Beirut, el régimen de los mulás viene anunciando una respuesta contra Israel que no ha acabado de producirse. Como le ocurre a Hizbulá, las autoridades iraníes son conscientes de la inferioridad militar frente a Israel, como quedó demostrado en el inédito ataque con decenas de drones y proyectiles lanzados a mediados del pasado mes de abril hacia territorio israelí. Además, un enfrentamiento bélico abierto entre Irán e Israel –y Estados Unidos— podría abrir una guerra no solo regional sino mundial.

Tampoco puede descartarse que entren en juego otras fuerzas proxy afines a Teherán en la región, como los rebeldes chiitas de Yemen conocidos como los hutíes. La milicia, que controla ya la mayor parte del país gracias al apoyo militar iraní, ha perpetrado recurrentes ataques contra buques vinculados a países occidentales en aguas del mar Rojo desde que comenzara la ofensiva israelí en Gaza. Junto a Hamás, los hutíes celebraron ayer el ataque de Hizbulá.

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