En el panorama político de 2024, la extrema derecha en Europa ha consolidado su presencia. Una presencia que no puede ser ignorada. Desde Italia hasta Suecia, pasando por Finlandia y España, estos partidos han ganado terreno y obtenido escaños en los parlamentos nacionales. En algunos casos, se han integrado dentro de gobiernos de coalición. Esta tendencia responde a una mezcla de factores socioeconómicos, políticos y culturales. Desde luego, refleja una desilusión creciente con los partidos tradicionales y una preocupación por temas como la inmigración, la seguridad y la identidad nacional.
El ascenso de la extrema derecha en Europa
El fenómeno de la extrema derecha en Europa no es homogéneo. Varía significativamente de un país a otro. Sin embargo, hay elementos comunes que explican su ascenso. En Italia, el partido Fratelli d’Italia, liderado por Giorgia Meloni, ha sido un actor clave en la política nacional, formando parte de la coalición gobernante junto con la Liga de Matteo Salvini y Forza Italia, el partido fundado por Silvio Berlusconi.
Por su parte, en Suecia el partido Demócratas de Suecia (SD) ha conseguido una influencia considerable. Participó indirectamente en la formación del gobierno a través de apoyos parlamentarios. De manera similar, en Finlandia el partido Los Finlandeses entró en el gobierno de coalición tras una exitosa campaña centrada en temas antiinmigración y escépticos de la Unión Europea.
La estrategia de alianzas y su impacto
La líder de Rassemblement National, Marine Le Pen, durante su intervención en la convención política de Vox “Europa Viva 24” (EFE)
Uno de los elementos más significativos del éxito de la extrema derecha en Europa ha sido su capacidad para formar alianzas estratégicas con partidos de derecha tradicional. En España, por ejemplo, el Partido Popular ha establecido pactos de coalición a nivel regional y local con el partido de extrema derecha Vox. Esto podría prefigurar una colaboración más amplia a nivel nacional en un futuro cercano. Desde luego, la estrategia de alianzas ha permitido a los partidos de extrema derecha obtener una influencia desproporcionada en la formulación de políticas, incluso cuando no tienen una mayoría parlamentaria.
En el Parlamento Europeo, la extrema derecha está dividida principalmente en dos grandes grupos: Identidad y Democracia (ID) y el Grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR). Aunque ambos grupos comparten muchas posiciones ideológicas, han tenido dificultades para trabajar juntos debido a diferencias estratégicas y personales. No obstante, su presencia ha sido decisiva en varios debates clave, como la oposición al Pacto Verde Europeo.
Factores que impulsan a estos partidos políticos
El ascenso de la extrema derecha en Europa se ha visto impulsado por varios factores. La inmigración sigue siendo un tema central. Sobre todo en países como Italia, donde la llegada de migrantes ha generado preocupaciones sobre la identidad cultural y la seguridad. La economía también juega un papel crucial. En muchos casos, los partidos de extrema derecha han capitalizado el descontento popular con las políticas económicas neoliberales o socialistas. Y también por la austeridad impuesta por la Unión Europea.
La guerra en Ucrania ha añadido una nueva dimensión al discurso de la extrema derecha. Muchos partidos han adoptado posturas más nacionalistas y críticas hacia la política exterior de la Unión Europea. En Hungría y Polonia, por ejemplo, los gobiernos nacional-conservadores han utilizado la guerra como justificación para reforzar sus políticas autoritarias y su retórica euroescéptica.
Riesgos y perspectivas futuras en la Unión Europea
La primera ministra de Italia, Giorgia Meloni (EFE)
A pesar de su ascenso, la extrema derecha va a tener que enfrentarse varios desafíos durante los próximos años. En Polonia, por ejemplo, las recientes elecciones parlamentarias demostraron una resistencia significativa contra el partido Ley y Justicia (PiS), con una coalición proeuropea liderada por Donald Tusk a punto de asumir el poder. Así pues, aunque la extrema derecha ha ganado terreno en los últimos tiempos, no es invulnerable. En muchos lugares, se va a encontrar con una gran oposición.
Además, la fragmentación interna entre los partidos de extrema derecha podría limitar su capacidad para influir en la agenda política de la Unión Europea. A medida que se acercan las elecciones europeas de 2024, una de las grandes preguntas es si estos partidos podrán superar sus diferencias y formar un bloque unido. O si sus rivalidades internas seguirán debilitando su impacto colectivo.