Represión

¿Qué está pasando en Turquía? Las claves de las protestas en Estambul

La detención del alcalde de Estambul ha sacudido a Turquía, desencadenando las mayores manifestaciones del país en más de una década

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Manifestación en Estambul (con máscaras contra el gas lacrimógeno) frente a las barricadas de la Policía, este domingo Efe

La detención de Ekrem Imamoglu, alcalde de Estambul y figura destacada de la oposición, ha conmocionado a Turquía, desencadenando las mayores protestas del país en más de una década y sembrando inquietud sobre su futuro político. La detención, aunque el Gobierno la enmarca en la defensa del Estado de derecho, es vista por muchos como un intento flagrante de neutralizar al principal adversario político del presidente Recep Tayyip Erdogan.

La detención de Imamoglu se produjo tras una condena por cargos derivados de unos comentarios que hizo en 2019, un caso ampliamente considerado de motivación política por sus partidarios. Funcionarios del Gobierno turco sostienen que el proceso judicial fue independiente y que nadie está por encima de la ley. Sin embargo, esta afirmación suena vacía para muchos, que ven el momento y la naturaleza de los cargos como un movimiento calculado para marginar a un poderoso oponente antes de las próximas elecciones.

Protestas en Turquía

Inmediatamente después de la detención se produjeron protestas generalizadas en todo el país. Estambul se convirtió en el centro de atención, con decenas de miles de personas tomando las calles en señal de desafío. Aparecieron imágenes de grandes multitudes, en su mayoría jóvenes, portando banderas turcas y carteles en los que se burlaban de Erdogan o exigían justicia. Muchos manifestantes llevaban equipo de protección -gafas, máscaras y pañuelos-, anticipándose al uso de gases lacrimógenos, una táctica habitual empleada por las autoridades para dispersar las manifestaciones. Carteles como “Rompe las cadenas, encuentra la libertad” y “Si la opresión es legítima, la rebelión es un derecho” reflejaban la profunda rabia y frustración que sentían muchos de los jóvenes turcos.

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La mujer del alcalde de Estambul detenido, Dilek Imamoglu, vota en las primarias de este domingo

Más de mil personas detenidas

La magnitud de las protestas no tiene precedentes en los últimos años. El ministro del Interior, Ali Yerlikaya, informó de la detención de 1.133 personas para sofocar los disturbios, lo que pone de manifiesto la determinación del Gobierno de reprimir la disidencia. A pesar de la dureza de la respuesta, las manifestaciones persistieron, alcanzando un punto álgido el domingo.

Echando más leña al fuego, el Partido Republicano del Pueblo (CHP) de Imamoglu, el principal partido de la oposición, celebró el domingo unas primarias presidenciales, un acto simbólico diseñado para galvanizar un apoyo más amplio de la oposición. Aunque Imamoglu era el único candidato, el CHP informó de la asombrosa cifra de 15 millones de votos emitidos, un millón más de los que recibió el partido en las elecciones parlamentarias de 2023. Esta abrumadora participación, interpretada como una muestra de solidaridad con Imamoglu, subraya la popularidad de la oposición al Gobierno de Erdogan.

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Una multitudinaria manifestación en Estambul contra la detención del alcalde opositor

La detención también ha sacudido los mercados turcos, desatando la preocupación por la inestabilidad política y su impacto en la economía. La represión proyecta una larga sombra sobre el futuro de Turquía, planteando serias dudas sobre la trayectoria de su democracia y las perspectivas de un panorama electoral realmente competitivo. Para los partidarios de Imamoglu, la detención representa una peligrosa escalada en la consolidación del poder de Erdogan y un escalofriante indicio de la reducción del espacio para la oposición política en Turquía.

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