El conflicto entre Líbano e Israel es uno de los más prolongados y complejos que existen en Oriente Medio. En buena parte, lo es debido a la participación de Hezbolá, una organización militar y política chií que ha desempeña un papel clave en la historia reciente de ambos países. Con su fundación en 1982, Hezbolá ha pasado de ser un movimiento insurgente a convertirse en actor principal de la política libanesa y en un formidable adversario militar para Israel. Comprender quiénes son y cómo han influido en las relaciones entre ambos países es esencial para entender el conflicto que está teniendo lugar en estos momentos.
El origen de Hezbolá
Hezbolá, que significa “Partido de Dios” en árabe, nació en el contexto de la invasión israelí de Líbano en 1982. Israel había intervenido para eliminar la amenaza de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), que operaba desde el sur del Líbano y atacaba su territorio. En respuesta a esta ocupación, un grupo de clérigos chiíes, con el apoyo financiero y militar de Irán, fundó Hezbolá. Lo hizo como una milicia para resistir la ocupación israelí y promover la ideología de la Revolución Islámica iraní en la región.
El grupo creció con rapidez y obtuvo un gran apoyo entre la comunidad chií libanesa. Especialmente, al sur del país, una de las regiones más afectadas por la ocupación israelí. Hezbolá también recibió entrenamiento militar de la Guardia Revolucionaria iraní, y eso le permitió desarrollar una capacidad militar formidable que ha sido fundamental en los enfrentamientos con Israel.
El papel de Hezbolá en la resistencia contra Israel
Uno de los momentos más relevantes en la historia de Hezbolá fue la guerra de 2006 entre Israel y Líbano. El conflicto estalló cuando Hezbolá secuestró a dos soldados israelíes, desatando una rápida respuesta militar por parte de Israel. Durante 34 días, el sur de Líbano fue escenario de intensos bombardeos y enfrentamientos entre el ejército israelí y las fuerzas de Hezbolá.
Las dolientes ondean banderas de Hezbolá y llevan fotos del fallecido combatiente Hassan Muhammad Ali Saab | EFE
Hezbolá sorprendió a muchos analistas militares al resistir la ofensiva israelí de manera más efectiva de lo que se esperaba. Aunque sufrió grandes pérdidas, Hezbolá infligió graves daños a Israel: disparó miles de cohetes y misiles hacia ciudades israelíes. El conflicto concluyó sin una clara victoria para ninguna de las partes, pero la reputación de Hezbolá como una fuerza militar efectiva y resistente quedó más que probada.
Tras la guerra de 2006, Hezbolá continuó su desarrollo militar. Según estimaciones, el grupo posee un arsenal de hasta 150.000 cohetes y misiles. Lo que le permite amenazar gran parte del territorio israelí. Esta capacidad militar ha mantenido una situación de disuasión mutua entre Israel y Hezbolá. A fin de cuentas, ambos lados entienden que un conflicto a gran escala podría tener consecuencias devastadoras.
La política de Hezbolá en Oriente Medio
Además de su papel militar, Hezbolá ha desarrollado un importante poder político en Líbano. Desde el final de la guerra civil libanesa en 1990, el grupo ha participado activamente en el sistema político del país, donde cuenta con representación en el parlamento y mantiene una considerable influencia en la política nacional. Hezbolá ha presentado candidatos en elecciones y formado coaliciones con otros partidos políticos, consolidando su control en varias áreas del país.
Este doble rol, como grupo militar y político, convierte a Hezbolá en una figura única en Oriente Medio. Mientras que muchos países —incluyendo Estados Unidos e Israel— consideran a Hezbolá como una organización terrorista, dentro de Líbano se percibe como un defensor de los intereses chiíes y un actor político legítimo.
Soldados libaneses y miembros de Hezbolá se reúnen a las puertas de un hospital al que estaban siendo trasladadas personas heridas | EFE
Hezbolá ha mantenido desde su fundación una estrecha relación con Irán, que sigue siendo su principal patrocinador. Teherán proporciona al grupo chií apoyo financiero, armas y entrenamiento militar. Esta relación ha sido clave para el desarrollo de Hezbolá como una organización militar capaz de enfrentarse a Israel.
Además, Hezbolá ha desempeñado un papel crucial en la guerra civil siria, apoyando al régimen de Bashar al-Assad, otro aliado cercano de Irán. La participación de Hezbolá en Siria ha reforzado su relación con el gobierno iraní, al tiempo que le ha permitido expandir su influencia regional. Sin embargo, esta intervención también ha generado tensiones dentro de Líbano, donde algunos sectores critican al grupo por involucrarse en conflictos extranjeros.
¿Qué está pasando entre Israel y Líbano en 2024?
En 2024, el conflicto entre Israel y Hezbolá ha alcanzado un nuevo nivel de intensidad. Las tensiones aumentaron en 2023, cuando Hezbolá lanzó varios ataques con cohetes contra Israel en respuesta a los bombardeos israelíes en Gaza. Israel, por su parte, ha llevado a cabo múltiples ataques aéreos en el sur del Líbano, donde Hezbolá tiene sus bastiones, y ha advertido que no tolerará nuevas agresiones.
Un vehículo aéreo no tripulado (UAV) de Hezbollah que cruza desde el Líbano es interceptado por un avión de combate israelí sobre un área cercana a la frontera entre el Líbano e Israel | EFE
Sin embargo, el conflicto ha escalado en los últimos días, sobre todo en la frontera sur de Líbano, donde los bombardeos israelíes han dejado cientos de muertos. Se han reportado más de 492 fallecidos y 1.200 heridos en lo que es la jornada más letal desde la guerra civil libanesa. Israel ha intensificado sus ataques contra posiciones de Hezbolá utilizando una táctica que ya empleó en Gaza: bombardeos masivos acompañados de la evacuación de civiles cerca de las áreas de combate
El temor a una guerra abierta entre Israel y Hezbolá es elevado, ya que ambos lados poseen capacidades militares que podrían devastar a la región. Sin embargo, hasta la fecha, ambos han evitado una confrontación a gran escala. Hezbolá ha continuado lanzando ataques esporádicos, mientras que Israel ha respondido con bombardeos selectivos. La comunidad internacional pide una desescalada inmediata, pero las perspectivas de un alto el fuego parecen remotas.