Cada vez resta menos tiempo para las elecciones de Estados Unidos, que están a la vuelta de la esquina y van a decidir al nuevo líder mundo libre. Donald Trump o Kamala Harris, las dos cabezas visibles de dos bloques totalmente contrapuestos que van a dotar al país de una u otra cara según lo que elijan los electores. Y es que todo va a estar en apenas unos miles de votos y aquí si que se puede usar el tópico de que cada persona cuenta, ya que va a ser un resultado sumamente justo, tal y como ya se vio en las pasadas elecciones.
Tal es la igualdad que realmente no se sabe muy bien lo que puede pasar, aunque es cierto que Trump es favorito, como lleva siéndolo en los últimos meses, aunque no es lo mismo cuando estaba Joe Biden, donde arrasaba de manera supina, al momento actual, cuando la nominación de Harris le restó algo de ventaja. Aunque eso sí, sigue mandando en los sondeos. Dicho esto, con tal igualdad es muy probable que no seamos conscientes del resultado hasta bien pasado el tiempo del próximo martes 5 de noviembre. O incluso ese día, todo puede no ser lo que parece, como se entiende con el fenómeno del «espejismo rojo» o el «cambio azul». Pero, ¿qué es esto?.
El «espejismo rojo» o el «cambio azul», presente en las las elecciones de 2024
El concepto hace referencia precisamente a lo que su nombre indica, una realidad que no es lo que parece. En términos electorales se refiere a que los resultados que se empiecen a publicar la noche de las elecciones y que apuntan a la victoria de uno de los candidatos, pero, posteriormente, ya sea en esa misma madrugada o días después, el panorama dé un vuelco. “Espejismo rojo” (del inglés red mirage), en referencia a una aparente victoria de Trump; o “espejismo azul”(blue mirage), de Harris.
Y es que se espera que estas elecciones se vean grandes cambios en los resultados que vayan publicando algunos estados, aunque no todos, debido a las particularidades del escrutinio, con un alto porcentaje de voto anticipado y por correo, y las diferentes reglas sobre cómo y cuándo llevarlo a cabo, lo que afecta a cuando se van publicando y genera este mencionado giro de los acontecimientos.
Las claves de la votación
Primero, para entender los motivos, hay que analizar el sistema de votación, ya que para ganar la presidencia de EE.UU., no hay que ganar la mayor parte de los votos populares, si no que que conseguir al menos 270 de los 538 votos del colegio electoral. Y una vez más, hay millones de estadounidenses votando por correo, algo que ya creció las pasadas elecciones y no se va a detener en estas. Lo que puede llevar a que tengamos que esperar días para conocer el resultado final mientras esos sufragios son procesados y contabilizados.
Por eso mismo, el candidato que parezca liderar la contienda durante la noche puede que no acabe siendo el ganador… Así que cuidado con los resultados preliminares.
“El espejismo rojo (…) radica en el hecho de que con votaciones en 50 estados y el Distrito de Columbia (D.C.), tenemos 51 elecciones ocurriendo al mismo tiempo. Cada lugar tiene sus propias normas y eso afecta a la forma en que se procesan los votos y cómo son contabilizados”, explica explican los expertos sobre una posible victoria parcial momentánea de Trump.
La clave, por tanto, está en lo que decide hacer cada territorio: en algunos, los votos depositados en persona el día de las elecciones se contabilizarán antes pero, en otros, el resultado del voto por correo se publicará antes o será incluido en los primeros resultados junto a los votos del día que se vayan escrutando. Si sucede lo primero, es posible que de inicio vaya ganando Trump, porque tienen más votantes registrados, en cambio, si se hace al contrario, lo más seguro es que de inicio vaya dominando Harris.