Tribuna

La punta de lanza de la causa palestina en la UE

España ha sido una de las voces más críticas de Europa sobre la suerte de los civiles palestinos en la Franja de Gaza

El Gobierno de Pedro Sánchez se ha comprometido a reconocer oficialmente a Palestina el próximo 21 de mayo. Ahora bien, la Unión Europea (UE) sigue dividida sobre el reconocimiento de un Estado palestino. De los veintisiete Estados miembros de la UE, sólo nueve reconocen ya oficialmente la existencia de un Estado soberano en Palestina. Suecia fue el último país en reconocer el estado palestino en 2014.

España, que acaba de verse sacudida por la amenaza de dimisión de Pedro Sánchez, está decidida a cambiar la situación. Durante un viaje diplomático a Jordania a principios de abril, el jefe del Gobierno declaró que España debería hacerlo rápidamente. Irlanda ya ha confirmado que lo hará de manera conjunta el 21 de mayo. Mientras que Bélgica prosigue las conversaciones tanto dentro del país como a nivel internacional. El 12 de abril, Noruega anunció su intención de seguir el plan español de reconocer a Palestina.

Desde la respuesta israelí a los atentados de Hamás del 7 de octubre de 2023, Madrid ha sido una de las voces más críticas de Europa sobre la suerte de los civiles palestinos en la Franja de Gaza y en el resto de los territorios ocupados. España se opone frontalmente a Alemania en esta cuestión. Berlín parece estar fuera de contacto con la situación en Gaza.

¿Se sumarán más países?

París no parece estar comprometida con el reconocimiento de un Estado palestino. A no ser que Madrid, apoyada por Dublín y Bruselas, arrastre tras de sí a buena parte de la UE, en lo que podría ser un primer paso constructivo hacia la paz que habrá que negociar.

El compromiso de España con una solución duradera para la paz entre Israel y Palestina forma parte de un largo proceso. Antes de los Acuerdos de Oslo, firmados en 1993, se estableció una condición previa a los resultados alcanzados entre el ex primer ministro israelí Isaac Rabin y el expresidente de la Autoridad Palestina Yasser Arafat. La conferencia de Madrid, celebrada en octubre de 1991, supuso un punto de inflexión en las relaciones israelo-palestinas.

Victoria diplomática

Por primera vez, israelíes y palestinos se sentaron juntos en un foro de paz. Fue un acontecimiento histórico, en un momento en que se creía imposible reunir a ambas partes en torno a la misma mesa. Para Madrid, se trata de una gran victoria diplomática. También para su presidente socialista Felipe González (1982-1996).

La causa palestina en España tiene una dimensión relativamente transparente. El Partido Socialista Obrero Español (PSOE, socialdemócrata) y el Partido Popular (PP, liberal-conservador), los dos partidos tradicionales de la política española posfranquista, mantienen sendas relaciones constructivas con Palestina. Los dos partidos españoles han prestado apoyo económico, humanitario y diplomático en las últimas décadas.

Las relaciones con las autoridades palestinas son incluso anteriores a las mantenidas con Israel. En 1979, el presidente del Gobierno español, Adolfo Suárez (1976-1981), se entrevistó con Yaser Arafat, entonces presidente de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), mientras que hasta 1986 Madrid y Tel Aviv no establecieron relaciones diplomáticas. Estos acercamientos equilibrados, decididos tras la caída del régimen franquista (que Israel no veía con buenos ojos), permitieron a la capital española acoger en 1991 una de las cumbres fundacionales de los vínculos entre países árabes, palestinos e Israel.

Relaciones con la Autoridad Palestina

Por estas razones, el Ministerio de Asuntos Exteriores español califica de excelentes sus relaciones con la Autoridad Palestina (AP). Los encuentros entre representantes palestinos y españoles no han cesado. En 2010, Salam Fayyad, primer ministro de la Autoridad Palestina (2007-2013), se reunió con el ministro español de Asuntos Exteriores. En noviembre de 2017, Mahmud Abás, presidente de la AP desde 2005, mantuvo conversaciones durante una visita a España con el rey Felipe VI y el entonces jefe del Gobierno español, Mariano Rajoy (2011-2018), también expresidente del PP.

Anteriormente, José María Aznar, expresidente del Gobierno español (1996-2004) y miembro del PP, y su sucesor José Luis Rodríguez Zapatero (2004-2011), exsecretario general del PSOE, mantuvieron sendos diálogos con representantes israelíes y palestinos. En un momento de guerra en Oriente Próximo, España intenta mediar en el conflicto entre Hamás e Israel.

En cuanto el Ejército israelí respondió a los ataques de Hamás, el Gobierno español debió de sentirse muy solo en Europa. Pedro Sánchez y sus aliados de izquierdas con los que gobierna advirtieron rápidamente de los riesgos que suponía la reacción militar de los miembros del Gobierno israelí. Francia, Alemania y Reino Unido (aunque ya no es miembro de la UE) mostraron su apoyo incondicional a la respuesta de Israel, invocando el derecho a defenderse. A finales de octubre de 2023, Emmanuel Macron, pidió incluso “una coalición internacional” contra Hamás.

Venta de armamento

Por su parte, el Gobierno de Pedro Sánchez decidió dejar de entregar armas a Israel en octubre de 2023, lo que fue confirmado por Amnistía Internacional, antes de que una investigación del medio digital español El Diario revelara lo contrario unos meses después. De hecho, España seguiría enviando armas a Israel, contrariamente a lo que se había anunciado anteriormente.

Aunque es evidente que la verdad no coincide con las declaraciones, los planteamientos son diametralmente opuestos. Es difícil imaginar a Pedro Sánchez hablando de formar una coalición internacional para erradicar a Hamás, un objetivo que sigue siendo tan complejo como siempre. Parece que el Gobierno español entendió antes que sus socios que, para lograr una paz duradera en la región, era imprescindible el reconocimiento del Estado palestino por parte de toda la UE.

España, a contracorriente

A finales de enero, cuando Israel acusó al Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en el Cercano Oriente (OOPS) de dar cobijo a los responsables de los atentados del 7 de octubre, varios países occidentales, entre ellos Estados Unidos, Francia (que finalmente reanudó su ayuda al OOPS), Italia y Australia, suspendieron su ayuda a la organización. Pero también en este caso, España ha decidido ir contracorriente.

En lugar de suspender temporalmente la financiación de la UNRWA, el Gobierno de Pedro Sánchez y su ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, liberaron 3,5 millones de euros en ayuda de emergencia a principios de febrero, antes de anunciar otros 20 millones de euros un mes más tarde. Todo ello siendo plenamente conscientes de la importancia del programa de la ONU para hacer llegar ayuda humanitaria a la población de la Franja de Gaza, donde la hambruna está muy cerca.

La España de Pedro Sánchez sigue definitivamente las corrientes contrarias en Europa, pero sigue contando con el apoyo de Irlanda, Noruega y Bélgica. Quizá España esté en condiciones de iniciar un cambio de paradigma en Europa. La urgencia existe desde hace varios meses, pero aún no es demasiado tarde para decidirse a actuar.