Los españoles se han sumido esta semana en el fenómeno global de la “Taylormanía”. La protagonista de todo este revuelo de fans y millones de euros es la artista Taylor Swift, una joven nacida en West Reading, Pensilvania, que ha sabido encandilar con su música y personalidad tanto a la generación Z como a los millennials de todo el mundo.
La expresión “todo lo que toca se convierte en oro” no es una exageración en su caso, pero es que además, la influencia que ejerce sobre sus fans va más allá del mero consumo. Así, numerosos políticos tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo usan su figura hasta para intentar ganar unas elecciones.
En pleno año electoral en Estados Unidos, en los mentideros de Washington se dice que el verdadero rival de Donald Trump en las próximas presidenciales de noviembre sería Taylor Swift. Si la artista, que solo en Instagram tiene más de 283 millones de seguidores (únicamente hay tres países en el mundo con mayor número de habitantes –India, China y Estados Unidos-) anunciara públicamente su respaldo al presidente demócrata Joe Biden, el equipo de campaña de Trump temblaría. Para atraer al fundamental voto joven, el magnate lanza artillería contra el mandatario octogenario, pero no sabrían cómo enfrentarse a una movilización de jóvenes en estados clave.
Cabe recordar que, tras una publicación en su Instagram, Swift logró un récord de inscripciones el Día Nacional del Registro de Votantes, muchos de ellos adolescentes que por primera vez podrán votar en noviembre. En total, más de 30.000 nuevos votantes en un solo día, la mayoría en Texas, California, Nueva York, Illinois y Florida.
“Es imposible que ella pueda apoyar al ‘torcido’ Joe Biden, el peor y más corrupto presidente en la historia de nuestro país», ha escrito Trump sobre Swift. Incluso, el candidato republicano ha llegado a reconocer que le agrada su pareja, la estrella de la Super Bowl, Travis Kelce. “Me gusta su novio, Travis, ¡aunque sea liberal y probablemente no me soporte!”, ha reconocido el magnate para tener contentos a los “swifties“.
“Swift puede influir en las próximas elecciones estadounidenses, es posiblemente la persona más poderosa de Estados Unidos en estos momentos”, explica a Artículo14 Brandon Valeriano, profesor adjunto en la Escuela de Diplomacia y Relaciones Internacionales de la Seton Hall University. Con todo, el experto asevera que “la capacidad de llegar a la gente y cambiar su perspectiva política es difícil incluso para los más icónicos“. El profesor indica que “las personas no se dejan influir fácilmente y tienen que estar dispuestas a recibir un mensaje honesto. En estas condiciones, es posible que pueda dirigir un pequeño porcentaje de votos hacia un candidato, pero lo más probable es que su impacto sea en la participación más que en el cambio de mentalidad”.
Eso sí, el profesor ahonda en que “tendrá más bien un impacto en la participación y la movilización que en el cambio de posiciones políticas”. No obstante, dependerá de su “voluntad de comprometerse, algo que tal vez no quiera hacer dado el ambiente tóxico general en Estados Unidos”, advierte Valeriano.
A menos de seis meses para las elecciones, “lo más probable es que se manifieste a favor de los derechos de la mujer y los derechos reproductivos más que a favor de un candidato concreto. Pero obviamente, Biden está muy de acuerdo con sus opiniones sobre los derechos de la mujer. Al menos ahora mismo”, augura el profesor. Será una manera más elegante de apoyar indirectamente al candidato demócrata.
En la misma línea, Stephanie Burt, profesora de Inglés Donald y Catherine Loker, en la Universidad de Harvard, asegura que no cree que suponga una diferencia en las elecciones de noviembre. “Aunque puede (y lo ha hecho) recordar a la gente que vote y conseguir que se registren para votar”, destaca.
Su influencia llega hasta Europa
Los políticos recurren a su lenguaje y a sus canciones para hacer guiños a los votantes más jóvenes. Sin ir más lejos, la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, contestó recientemente a una pregunta subiendo un vídeo a TikTok haciendo playback de una canción de Taylor Swift. Para expresar su desaprobación sobre un diputado del Partido Laborista de Malta decidió responder con una frase de la canción “But daddy, I love him”. Así, Metsola en lugar de responder con un simple “no” a si iba a seguir un diputado laborista maltés en un reality show, subió un vídeo a TikTok parafraseando a Swift: “I’ll tell you something right now, I’d rather burn my whole life down. Than listen to one more second of all this” (“Te diré algo ahora mismo, prefiero quemar toda mi vida. Antes que escuchar un segundo más de todo esto”, en inglés).
En la UE, para fomentar el voto de la juventud en las europeas de junio, Margaritis Schinas, vicepresidente de la Comisión Europea, dijo que la solución sería que Taylor Swift llamara a a las urnas. “Nadie puede movilizar a los jóvenes mejor que ella”, indicó Schinas. “Son los jóvenes quienes pueden movilizar a los jóvenes para que participen, más que los comisarios”. Y le pidió a su equipo de prensa que transmitiera a Swift su petición.
Icono mundial
“Taylor Swift es un icono porque hace buena música, simple y llanamente”, admite a Artículo14 Brandon Valeriano.
“Su calidad y coherencia no tienen parangón en la música moderna. Aunque utiliza productores, su capacidad para elegir al adecuado en el momento oportuno es impresionante”.
Asimismo, destaca que “lo que la ayudó al principio fue su conexión con los fans y su capacidad para hablarles directamente”. Así, “aunque esto ha disminuido con el tiempo y ahora ha transicionado a ser iconográfica, la capacidad de entender lo que quieren los fans, en lugar de lo que quiere el público en general, es excepcional”, asevera Valeriano.
La composición
Para la profesora Burt, una “swiftie” confesa, “todo empieza con la composición: es una de nuestras grandes compositoras, y ha sido capaz de seguir siéndolo sin repetirse a base de esforzarse y probar, de cambiar de estilo y de trabajar tan bien con sus colaboradores”. Según la experta, Swift “también ha aprendido a ser una intérprete fascinante, con un gran dominio del espectáculo y un magnífico sentido comercial y de marketing, y ha sido capaz de practicar el autocuidado y la gestión del tiempo suficientes para no agotarse: también es resistencia. Y belleza. ¿Pero primero y último? La composición”.
Burt, que imparte un curso en la Universidad de Harvard sobre la artista: “Taylor Swift y su mundo”, indica a Artículo14 que “siempre he querido impartir un curso sobre una gran compositora, y con su obra tenía sentido”. Así, 200 personas se inscribieron.
Lo que más le apasiona de Swift “cambia de un día para otro”, pero lo resumen en dos ideas: “La forma en que utiliza las palabras y su resistencia – entiendo cómo puede dedicar tanto tiempo a escribir tan bien, pero ¿hacerlo mientras hace la gira Eras? Es sobrehumano”, concluye la profesora de Harvard.