La UE, preocupada por la posible presidencia de Trump con JD Vance de vice

Su vicepresidente J.D. Vance ha argumentado que los países europeos, especialmente los más ricos como Alemania, deberían asumir una mayor responsabilidad en la defensa de Ucrania

Trump
El expresidente de Estados Unidos y candidato republicano, Donald Trump Efe

Donald Trump no deja de ganar apoyo en las encuestas, y todo apunta a que será reelegido como el próximo presidente de Estados Unidos en las elecciones de noviembre. La Unión Europea ya fruncía el ceño frente a esta posibilidad, pero la elección de Trump de J.D. Vance como su vicepresidente no ha hecho más que confirmar los peores temores del bloque: una victoria de Trump tendría fuertes consecuencias para las relaciones bilaterales y provocaría grandes problemas para la Unión.

Problemas de defensa

Una de las principales preocupaciones es la posible disminución de la ayuda militar y financiera de Estados Unidos a Ucrania. J.D. Vance ha sido un crítico abierto de esta ayuda y ha argumentado que los países europeos, especialmente los más ricos como Alemania, deberían asumir una mayor responsabilidad en la defensa de Ucrania. Esta postura podría dejar a Ucrania sin el apoyo vital que ha estado recibiendo de Estados Unidos, poniendo en peligro su capacidad para resistir la agresión rusa. Una situación que obligaría a Europa a aumentar su contribución a la defensa ucraniana, desafiando sus propios recursos limitados. Además, la falta de apoyo estadounidense no hará más que animar a Rusia a intensificar sus ataques en Ucrania y puede que incluso en otras regiones.

Además, la administración Trump-Vance es capaz de pedirle a Europa que aumente su gasto en defensa. Durante la primera presidencia de Trump, ya hubo fuertes críticas hacia los países europeos por no cumplir con los objetivos de gasto en defensa de la OTAN. Y con Vance en la vicepresidencia, esta presión podría intensificarse, obligando a Europa a redirigir recursos hacia la defensa en detrimento de otras áreas importantes. ¿Qué implica esto? Recortes en programas sociales y económicos clave dentro de los países europeos. A largo plazo, este aumento en el gasto militar podría alterar profundamente las prioridades presupuestarias de la Unión Europea.

Vance ya ha compartido que opina que Estados Unidos no debería enviar tropas al extranjero innecesariamente, lo que sugiere una posible retirada de compromisos internacionales clave. Esto dejaría a Europa en una posición vulnerable, especialmente en términos de seguridad y defensa. Además, podría desestabilizar la región y enviar señales equivocadas a posibles adversarios.

El candidato presidencial republicano y expresidente Donald Trump y su recién anunciado compañero de fórmula, el senador JD Vance de Ohio, llegan durante la noche inaugural de la Convención Nacional Republicana

Tensiones comerciales

Otro punto de fricción sería, según el último informe del European Council of Foreign Relations, el comercio. Trump destaca por su enfoque proteccionista y su propensión a imponer aranceles. Ya durante su primera administración, impuso aranceles sobre el acero y el aluminio europeos, lo que generó tensiones comerciales graves. Con su regreso, y especialmente con Vance como su segundo, es probable que Europa enfrente nuevas rondas de aranceles, empeorando las disputas comerciales transatlánticas. Este conflicto comercial tendrá un impacto muy negativo en sectores clave de la economía europea, como la automotriz y la manufacturera. Además, la incertidumbre económica resultante desincentivará la inversión extranjera en Europa.

Además, la amenaza de nuevos aranceles universales, como un posible arancel del 10% sobre todas las importaciones estadounidenses, podría desatar una guerra comercial que perjudicaría tanto a Europa como a Estados Unidos. Esto pondría a los gobiernos europeos en una posición difícil, obligándolos a elegir entre alinearse con las políticas económicas de Estados Unidos o enfrentar represalias comerciales. Las economías europeas más vulnerables son las que sufrirían desproporcionadamente, debido a su dependencia del comercio exterior.

Enfrentarse con China

La política hacia China también preocupa. Mientras que Vance busca concentrar los recursos de Estados Unidos en disuadir a China, Trump ya ha mostrado tendencias erráticas y, como siempre, proteccionistas. Este enfoque podría incluir altas tarifas a productos chinos, afectando no solo las relaciones con China sino también con los aliados europeos que comercian con este país. Y Europa se vería atrapada entre las tensiones comerciales de las dos mayores economías del mundo, complicando su política comercial y diplomática.

Además, una postura estadounidense más agresiva hacia China podría exigirle a Europa políticas más estrictas de control de exportaciones e inversiones. Una presión que generaría fricciones internas dentro de la Unión Europea, ya que los países miembros tienen diferentes niveles de dependencia económica de China y distintas perspectivas sobre cómo manejar esta relación. Estas tensiones dificultarían la formulación de una política común de la UE hacia China. Además, las empresas europeas van a enfrentar mayores barreras para acceder al mercado chino, afectando sus ingresos y su competitividad global.

Un papel clave (y posiblemente conflictivo) será el de Huawei. Se espera que una administración Trump-Vance exija a Europa que elimine a Huawei de sus redes de telecomunicaciones, algo que no todos los países europeos están dispuestos a hacer debido a los costos y las implicaciones tecnológicas.

Y en el ámbito de la seguridad, la expectativa de que Europa tome medidas más drásticas en ciberseguridad y resiliencia de la cadena de suministro frente a China también es fuente de tensión. Y es que la capacidad de los países europeos para implementar estas medidas varía, lo que también podría generar divisiones dentro de la Unión.

Inestabilidad política

Luego está el marco más ‘personal’: la imprevisibilidad de Trump. Durante su primer mandato, sus decisiones a menudo contradecían las políticas de su propio gabinete y del Congreso. Esto creó un ambiente de incertidumbre que tiene pinta de repetirse, afectando la estabilidad de las relaciones internacionales y dificultando la planificación estratégica de los aliados europeos. Esta falta de coherencia en la política estadounidense va a erosionar la confianza en las alianzas transatlánticas. Además, podría llevar a una respuesta fragmentada de Europa, con distintos países adoptando diferentes estrategias para lidiar con las políticas cambiantes de Estados Unidos.