En Corea del Sur hay un dato revelador: en la actualidad, seis de cada 10 mujeres han decidido no tener hijos porque consideran que no se cumplen las condiciones. Así lo concluyó una reciente encuesta que retrata la realidad de la nación del mundo donde más rápido envejece su población y con la tasa de natalidad más baja. La crisis poblacional es de tal calado que su presidente, Yoon Suk Yeol, ha pedido al Parlamento que le ayude a impulsar el Ministerio de Contraplanificación de la Baja Natalidad.
La tarea no será fácil, ya que requiere la aprobación de la Asamblea Nacional, que está controlada por el principal partido de la oposición. En caso de salir adelante, sería la enésima medida para evitar que en el próximo siglo se produzca una caída demográfica del 94 por ciento, circunstancia que sería devastadora para el país.
“Emergencia nacional”
Lo anunció durante su primera rueda de prensa en un año y medio, donde afirmó que movilizará “todas las capacidades para superar la baja natalidad”. Y fue más allá, al señalar que la situación “puede considerarse una emergencia nacional”. Las cifras corroboran su preocupación. La tasa de fertilidad fue de 0,72 en 2023, seis centésimas menor que la del año anterior.
Por poner en perspectiva: en 1960, las surcoreanas tenían de media seis hijos y hay predicciones que establecen que la tasa de 0,68 no está tan lejos. De seguir así, en 50 años, la población en edad de trabajar se reducirá a la mitad y el 58 por ciento de los surcoreanos tendrán más de 65 primaveras. La inversión de alrededor de 265.000 euros que diferentes gobiernos han destinado a incentivar la natalidad en los últimos 20 años no han servido de mucho y el objetivo de una tasa de fertilidad de 2,1 que garantiza una población estable -sin tener en cuenta la inmigración- es cada vez más inalcanzable.
Los surcoreanos no están solos. El descenso de la población es generalizado en muchos de los países más ricos del mundo, aunque su impacto está mitigado por el flujo migratorio de fuerza laboral. El caso asiático es sin duda el más urgente. Las economías más potentes del continente –China, Japón y Taiwán- también están viviendo una retracción similar, y aunque el diagnóstico es similar, Corea de Sur sigue marcando el ritmo de una realidad que no ayuda a que las mujeres se aventuren a formar una familia con sus parejas.
Cultura laboral muy exigente
Uno de los factores que contribuyen a que la tasa de fertilidad sea tan baja es la exigente cultura laboral. Algunos testimonios de trabajadores surcoreanos esgrimen que “no es posible criar hijos cuando se trabaja 69 horas semanales”. Jeong es una farmacéutica que afirmó a un medio local las dificultades a las que se enfrenta para conciliar su vida laboral y familiar. “Mi marido está muy implicado en el cuidado de los niños y salimos adelante con la ayuda de mis padres, pero si no fuera así, no tendría más remedio que dejar mi trabajo”, dijo Jeong. “Cuando me planteo tener un segundo hijo, no puedo imaginarme cómo sería en la situación actual. No me queda más remedio que renunciar a la idea”.
Su caso no es de los peores. Jeong cuenta con el apoyo de su marido, sin embargo, aún existe la expectativa de que las madres trabajadoras dediquen más tiempo a los cuidados de sus hijos y a las tareas domésticas que los padres. La cultura patriarcal sigue primando y hay una estadística demoledora: ellas dedican de media más de tres horas a estas labores, mientras que sus maridos no pasan de los 54 minutos.
La brecha salarial es enorme y muchas mujeres están obligadas a sacrificar sus carreras por culpa de horarios que son imposibles de llevar. El Gobierno surcoreano implementó el año pasado un medida para contrarrestar la exigente cultura laboral y permitió a las parejas en las que los dos trabajan y tienen hijos que reduzcan su días a cuatro o cuatro y medio por semana. “Mejorará su conciliación de la vida laboral y familiar, por ejemplo, ajustando los horarios de los desplazamientos para ayudar a sus hijos a ir y volver del colegio y las academias”, explicaron desde el Ministerio de Empleo y Trabajo. Muchas familias creen que esta medida es insuficiente.
Una empresa ofrece bonos de 70.000 euros
Una de las consecuencias más curiosas que salen de la crisis demográfica surcoreana y el factor de la cultura laboral es que algunas grandes empresas han comenzado a tomar responsabilidad. Booyoung Group, una constructora con sede en Seúl, está repartiendo primas de alrededor de 70.000 euros tanto a empleados como empleadas que tengan un bebé. Desde 2021 hasta febrero de este año, han repartido casi cinco millones de euros por 70 bebés nacidos. “Seguiremos haciendo lo que podamos como empresa para resolver el problema de la baja natalidad”, declaró hace dos meses el presidente de la compañía, Lee Joong-keun. Este es uno de los casos más generosos, y hay otros.
Las iniciativas del sector privado se suman a las gubernamentales, como viviendas subvencionadas para los recién casados (los matrimonios es otra de las cifras que van en caída libre), descuentos en los cuidados posparto para las madres primerizas, “pago por bebé” de 2.000 euros a nuevos padres por cada recién nacido, ampliación del permiso de paternidad remunerado, exención del servicio militar obligatorio a varones que tengan tres hijos antes de los 30 años de edad o campañas sociales para animar a los hombres a que contribuyan más al cuidado de sus hijos y a las tareas domésticas.
La amalgama de medidas no han conseguido revertir una situación que tiene más aristas: el estigma contra las familias monoparentales, la discriminación contra las parejas no tradicionales (hay incentivos como el de la reproducción asistida gratuita que sólo se ofrecen a las mujeres casadas) y las barreras para las parejas del mismo sexo; además del estancamiento de los salarios, el aumento del coste de vida y la creciente desilusión de los más jóvenes. La propuesta del Ejecutivo surcoreano de crear un ministerio dedicado a paliar la rápida reducción de la población demuestra lo que las mujeres y las familias llevan años clamando que lo hecho hasta el momento no ha sido suficiente para abordar un problema social muy profundo.
“No tienen en cuenta las necesidades de las mujeres”
Tras hacer público su deseo de crear un Ministerio de Contraplanificación de la Baja Natalidad la semana pasada, el presidente, Yoon Suk Yeol, se reunió este lunes con su Gabinete para crear una nueva secretaría dedicada a solucionar la crisis demográfica. Fuentes internas confiesan que el problema de la baja fertilidad es “el más grave de la sociedad surcoreana en materia de sostenibilidad”.
Muchas organizaciones dedicadas a la igualdad han denunciado que los legisladores no están teniendo en cuenta las necesidades de las mujeres y existe un gran escepticismo ante sus buenas intenciones. Esto sucede a pesar de los viajes de algunos parlamentarios por el país para hablar con ellas y entender sus razones para no tener hijos.
¿La respuesta? Muchas, y una que prima: viven en una sociedad tradicional donde salirse de las pautas supone un estigma que frena el mensaje institucional. Por ejemplo, en 2022, tan sólo un 2% de los bebés nacieron en el seno de parejas que no se dieron el “sí, quiero” y tan sólo el 7% de los nuevos padres usaron parte de su baja, comparado con un 70% de las madres primerizas. El “qué dirán” sigue muy implantado en el que es uno de los países con las mujeres más formadas de la OECD y con la brecha salarial más pronunciada. La decisión de no tener hijos es casi obligada en un contexto tan desfavorable para la prosperidad y la independencia de las mujeres.