La batalla de Kursk, un territorio históricamente estratégico ubicado en la frontera entre Rusia y el país ucraniano, se ha convertido en uno de los escenarios más relevantes en la guerra en Ucrania. Lo que comenzó como una ofensiva ucraniana en agosto de este año ha derivado en un intenso enfrentamiento que muchos consideran crucial para la posición de ambas naciones en el conflicto. Este episodio recuerda la importancia de Kursk durante la Segunda Guerra Mundial, cuando fue el escenario de la mayor batalla de tanques de la historia. Ahora, en pleno siglo XXI, vuelve a ser un punto focal.
La ofensiva ucraniana en la batalla de Kursk: ¿un error estratégico?
En agosto, las tropas ucranianas lanzaron una incursión en la región rusa de Kursk —específicamente en Sudzha— con el objetivo de desviar la atención y los recursos del ejército ruso en el Donbás. Durante los primeros compases de la operación, lograron avances significativos, ocupando hasta el 70% del territorio en disputa. Sin embargo, esa victoria inicial se ha ido desdibujando con el tiempo.
Desde septiembre, Rusia ha lanzado un contraataque masivo en Kursk. De hecho, ha recuperado una gran parte del territorio que había perdido. Según fuentes del ejército ucraniano, de los 1.376 kilómetros cuadrados inicialmente conquistados, ahora solo controlan unos 800. Este retroceso, que ha debilitado a las tropas ucranianas en otros frentes, demuestra que la estrategia de Kiev podría no haber salido como se esperaba en la guerra en Ucrania.
La falta de soldados debidamente entrenados y el agotamiento de recursos han jugado en contra de Ucrania. Investigadores como Rob Lee, del Foreign Policy Research Institute, consideran que esta ofensiva ha sobrecargado las capacidades del ejército ucraniano, agravando aún más su situación en otras áreas clave del conflicto.
El papel de Rusia en la guerra en Ucrania: un contraataque implacable
Rusia, por su parte, ha movilizado recursos significativos para recuperar el terreno en la batalla de Kursk. Lo considera este territorio clave para su estrategia a largo plazo. Con aproximadamente 50.000 soldados desplegados en la región, incluidos 12.000 soldados norcoreanos que se han unido tras un pacto entre Rusia y Corea del Norte, Moscú ha logrado avances significativos.
Entre el 1 y el 3 de noviembre, las tropas rusas recuperaron más de 1.000 kilómetros cuadrados en el este de Ucrania y lograron abrir brechas en otros frentes, como Kupiansk. Este avance refuerza la narrativa de Vladimir Putin, quien ha señalado la importancia de consolidar el control sobre Kursk antes de posibles negociaciones internacionales. Especialmente, con la vuelta de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos y su impacto en la guerra en Ucrania.
El uso de misiles hipersónicos por parte de Rusia, como el Oréshnik, y los ataques ucranianos con misiles de largo alcance proporcionados por Estados Unidos y Reino Unido, han elevado la tensión en esta zona. Eso convierte Kursk en un campo de batalla no solo terrestre, sino también tecnológico y estratégico.