El pasado 8 de marzo, el Gobierno de Irlanda entonces capitaneado por Leo Varadkar organizó un referéndum para modificar la Constitución irlandesa. El Ejecutivo consideraba que se debía reformar la Carta Magna, pues un par de artículos estaban obsoletos. Uno de ellos, el denominado como “la mujer en el hogar” decía lo siguiente:
- Artículo 41.2.1°: “En particular, el Estado reconoce que, por su vida en el hogar, la mujer presta al Estado un apoyo sin el cual no puede realizarse el bien común”.
- Artículo 41.2.2°: “En consecuencia, el Estado procurará que las madres no se vean obligadas por necesidades económicas a dedicarse al trabajo con descuido de sus deberes en el hogar”.
Sin embargo, el Gobierno irlandés no consiguió ni movilizar a la población (sólo votó un 44%) ni lograr ninguna de las enmiendas constitucionales (había una segunda sobre ampliar la definición del matrimonio). La derrota fue aplastante. El 73,9% del electorado sufragó en contra de la propuesta gubernamental que aspiraba a borrar conceptos machistas y discriminatorios. Los artículos sobre “la mujer en el hogar” seguirán en la Carta Magna irlandesa, por lo que en Artículo14 nos preguntamos qué ha sucedido en Irlanda para no cambiarlo.
Las causas de la derrota
“Los dos referendos sobre las enmiendas constitucionales fueron un desastre para el Gobierno”, explica Valesca Lima, profesora adjunta de Política en la Facultad de Derecho y Gobierno de la Universidad Dublin City. La profesora achaca a varias razones los motivos por los que ganó el “No”.
En primer lugar, “no utilizaron la misma redacción que sugirió la Asamblea Constitucional de Igualdad de Género, creada en 2019. La redacción era intencionadamente vaga y dejaba muchas definiciones y aplicaciones a la decisión de los tribunales”, indica Lima. Asimismo, la experta detalla que hubo muy poco debate, no solo sobre la redacción de las enmiendas, sino también sobre las implicaciones de este cambio en la Carta Magna irlandesa.
“A diferencia de los referendos sobre la igualdad matrimonial y el aborto, en los que los grupos de base y los activistas se implicaron mucho en la campaña por el ‘SÍ’, la campaña por el referéndum sobre la familia y los cuidados tuvo una participación mínima en comparación” con los plebiscitos anteriores. “Desde el principio, el apoyo de los grupos de base y los activistas fue, en el mejor de los casos, tibio”, resume Lima.
El peligro de las “fake news” en campaña
La profesora destaca asimismo que hubo mucha desinformación, algo que ayudó a que se inclinara la balanza. “Debido a la escasez de debate y de tiempo para discutir, los defensores del ‘NO’ -especialmente los grupos de extrema derecha- difundieron con rapidez y astucia información incorrecta e ideas alarmistas”.
Lima recuerda uno de los ejemplos de estas “fake news”. Se afirmó que “el referéndum eliminaría la palabra “mujer” de la Constitución, lo cual es falso. Sin embargo, debido al nivel general de desinformación y a la falta de claridad, algunas personas creyeron que esto ocurriría, aunque no fuera así”.
El último motivo por el que no se logró cambiar la Constitución, es -según la profesora-, que “los defensores de los cuidadores se mostraron muy activos a la hora de presionar por el ‘NO’ en el referéndum, argumentando que el cambio no iba lo suficientemente lejos, incluía una definición excluyente de los cuidados y en realidad crearía más barreras para los cuidadores. En definitiva, el resultado del ‘NO’ se reduce a dar por sentado el voto del ‘SÍ’”, concluye Lima.
¿Voto de castigo?
La profesora no está de acuerdo en que se tratara de un voto de castigo contra el Ejecutivo irlandés. “Fue un voto contra el Gobierno, pero no necesariamente contra los partidos en el Gobierno. El voto fue contra una campaña de referéndum mal hecha”, asevera Lima.
“A pesar de las crisis a las que se enfrenta Irlanda, los partidos políticos en el poder todavía gozan de un apoyo relativamente bueno”. Es más, en los últimos sondeos se puede ver que el Fine Gael de Varadkar conserva un 19% de los respaldos, mientras que el Fianna Fáil -también en la coalición gubernamental- mantiene un 20% de los apoyos. “Pero la derrota en el referéndum fue un duro golpe para el Gobierno”, sentencia Lima. Es más, menos de dos semanas después del plebiscito, el político conservador presentó su dimisión como primer ministro. Asumía así la responsabilidad tras la sorprendente victoria del “No” del 8-M.
Con todo, la llamada cláusula de “la mujer en el hogar” seguirá en la Constitución irlandesa al menos por ahora, hasta que se celebre otro plebiscito para cambiarla. Según explica Lima, “la única forma de cambiar la Constitución irlandesa es a través de un referéndum, así que como éste fue derrotado, no creo que se celebre otro pronto. Especialmente ahora que las propuestas del Gobierno fueron terriblemente derrotadas, es más probable que el Gobierno se centre en otros temas más sencillos y menos discutibles porque en marzo de 2025 se celebrarán elecciones generales”.
Con la salida de Varadkar podrían adelantarse los comicios. De momento, el Fine Gael ha nombrado ya a un sucesor en el cargo, Simon Harris, y no hay visos de que los irlandeses acudan a las urnas en el corto plazo. En sus filas creen que tras el paso atrás de Varadkar, el partido estará mejor situado para ganar las elecciones de 2025.
Una Constitución obsoleta
La Constitución irlandesa es de 1937 y se centra en el papel de las madres en el cuidado del hogar, “pero a pesar de esta definición de género, el apoyo a las mujeres en el desempeño de este papel es insuficiente”, remacha la profesora de la DCU.
De acuerdo con Lima, las prestaciones para el cuidado y la atención de los hijos siguen siendo insuficientes. “Los conservadores han utilizado esta visión constitucional para defender los roles de género tradicionales, obstaculizando el desarrollo de políticas de atención integrales”. La profesora reconoce que los artículos 41.2.1° y 41.2.2° de la Carta Magna irlandesa “necesitan un examen continuo para posibles enmiendas futuras”.