Las elecciones presidenciales de Estados Unidos están a la vuelta de la esquina, y presenta una igualdad histórica en los procesos previos. Pase lo que pase, esta elección va a estar marcada por la carrera hacia la candidatura en el partido Demócrata, cuando el Presidente Joe Biden acabó rechazando la nominación tras mostrar signos de un gran deterioro cognitivo en un debate con Donald Trump. El empresario parecía muy por delante en las encuestas sobre el actual ocupante de la Casa Blanca, sin embargo, el hecho de que cambiaran el rumbo y colocaran como candidata a Kamala Harris le ha dado la vuelta a todo.
Donald Trump ha ido cayendo en los pronósticos, primero por el empuje de Harris y segundo por estar envuelto en muchos problemas judiciales, tanto de cuando era presidente como por aspectos de su vida personal. Y esto en pleno proceso electoral ha hecho reavivar la llama de que vaya a ser o no condenado, y es imposible no acordarse de una facultad que tienen los máximos mandatarios de Estados Unidos, la de indultar.
Viene de lejos
La posibilidad de indultar de un presidente estadounidense es tan antigua como el propio cargo, pero la controversia sobre si el jefe del Ejecutivo debe ejercer ese privilegio, además del cómo debe hacerlo, ha ido intrínseca al puesto desde la fundación de la nación. Se ha puesto en marcha muchas veces y con varios tipos de delitos federales, pero todavía existe un tipo de indulto que ningún presidente ha puesto a prueba: el autoperdón.
Realmente data de la Convención Constitucional de 1787, cuando Alexander Hamilton propuso otorgar al presidente el poder de indultar a quienes hubieran cometido delitos o reducir sus penas, ya que para él, uno de los padres fundadores del país, esta iba a ser una buena forma de controlar al pueblo en tiempos de rebelión.
Los tipos de indultos
El presidente tiene cuatro tipos de poderes de indulto que sólo se aplican a delitos federales, no estatales. Pueden conceder un indulto que anule el delito por completo, acortar o dar por finalizada una condena penal mediante una conmutación, eximir a una persona de una obligación legal, como una multa, o un retraso en la condena de una persona, lo que se conoce como respite, es decir, un aplazamiento o prórroga.
¿Se podría auto-indultar Donald Trump?
Teniendo en cuenta que hay un candidato como Donald Trump, perseguido por diferentes motivos por la justicia, es imposible no plantearse la pregunta de si es posible que se indulte a él mismo. Y realmente sería algo histórico, puesto que no se ha hecho nunca y es algo muy controvertido, porque tampoco se ha intentado, y realmente es un vacío legal,. Esto se debe a que en la Constitución no hay nada que lo prohíba explícitamente, ni tampoco que, hilando aún más fino, le impida dimitir un tiempo para que su vicepresidente pueda indultarle mientras ejerce de presidente en funciones.
Aun que eso sí, hay expertos que explican que gracias al hecho de que no esté escrito en la carta magna, podría interpretarse en el sentido de que un presidente tiene derecho a hacerlo, pero en cambio, otros creen que un autoperdón sería totalmente ilegal, dada la prohibición constitucional de actuar como juez de uno mismo.
Además, si finalmente un presidente se concediera a sí mismo alguna forma de perdón, no sería una protección general contra cualquier cargo, ya que esta capacidad de indulto solo se aplica a los delitos federales, mientras que los diferentes Estados pueden presentar cargos penales contra los beneficiarios de indultos federales, independientemente de quiénes sean.