La campaña se congela, Biden se queda sin tiempo

Los demócratas se quedan sin discurso. Trump surge tras el atentado como un héroe renacido, mientras cada vez se ve más improbable que el presidente sea ratificado como candidato en agosto

La imagen de Trump ensangrentado, sostenido por los agentes de los servicios secretos, levantando el puño al grito de ‘Fight!’, tras haber sobrevivido a un más que posible magnicidio ya es historia reciente de EEUU y punto de inflexión en la carrera electoral del 5 de noviembre. Unas elecciones que cambiarán la historia norteamericana y por extensión, la de todos nosotros.  

En lo inmediato, el intento de asesinato de Donald Trump frena la acción de los demócratas y relanza la figura de su rival, el candidato más temido por el orden europeo y occidental. Este lunes, The show will go on, decía la CBS News de madrugada. La Convención Nacional Republicana en Milwaukee sigue en pie y será el arranque de la semana. Allí se oficializará la candidatura de Trump y se conocerá el nombre de su vicepresidente y “ticket” electoral. 

Hasta ese momento, las imágenes y los testimonios del atentado serán el único asunto nacional. Se conocerán más detalles, los fallos en el dispositivo de seguridad, las motivaciones y perfil del autor del intento de magnicidio. Gran parte del país se ha hermanado contra la violencia política, en shock por ver cómo un francotirador intenta acabar con un presidente, un atentado que llevará a los republicanos a arropar con emoción y sin fisuras a Trump durante su nombramiento oficial. La investidura es doble, a un héroe renacido que sobrevive a un atentado y al posible futuro presidente de EE UU. De hoy al cierre de la Convención el próximo jueves 18 de julio, la solidaridad y el apoyo serán unánimes. El discurso de cierre de Trump marcará el tono. Sabremos si el país puede avanzar sin que el intento de asesinato sea un bastión republicano contra los demócratas -y por tanto, contra la mitad de la sociedad- o si realmente el ambiente recupera oxígeno y baja la tensión del país.

El primer atentado presidencial norteamericano de nuestra memoria reciente en plena campaña (el último fue en 1981), deja al partido demócrata entre la obligada oficialidad y la debilidad de su candidato. Joe Biden ha hecho bien en comparecer ante la Nación para trasladar su apoyo y ha conseguido reducir la sensación de caos. El marco necesario es el propio discurso de Biden. Una “violencia enfermiza” que “todo el mundo debe condenar”. “No podemos ser así”, decía en calidad de presidente, en una condena firme sin dobles intenciones.

El intento de asesinato revolverá a gran parte de la sociedad norteamericana. Veremos nuevas adhesiones a Trump -sobre todo en el interior de EE UU- y se dispararán otra vez las donaciones. Y esto deja a los demócratas en posición de servicio a la patria y por extensión, a Trump. Es más, el equipo de la campaña demócrata ya ha anunciado que retirará los anuncios de televisión lo antes posible y es difícil predecir cuándo volverá el tono electoral a la carga. Cuanto más tarde en llegar -si llega-, peor para Joe Biden, que tendrá difícil identificar a Trump como el fin de la democracia en EE UU en medio de esta conmoción. 

Los demócratas no podrán señalar a Trump tras sufrir un posible magnicidio en un tiempo, mientras los republicanos ya lo han hecho. El favorito para acompañar a Trump a la Casa Blanca, el senador JD Vance (republicano de Ohio, estado clave), criticó esta madrugada la campaña de Biden por retratar a Trump como un autoritario al que “hay que detener a toda costa”. “Esa retórica –siguió en X– condujo directamente al intento de asesinato del presidente Trump”. Elon Musk, dueño de X, en menos de dos horas tras el atentado se ha puesto a retuitear nuevos respaldos a Trump mientras señalaba “incompetencia extrema o deliberada” y pedía la cabeza de la directora de los Servicios Secretos. En este caso seguramente sobran los motivos… y también los insultos.  

La sociedad americana valorará el hermanamiento entre demócratas y republicanos. Pero el ruido político lo harán otros. Y todo mientras Joe Biden no está confirmado oficialmente en la carrera presidencial. El candidato demócrata estaba en su residencia en Delaware cuando se enteró. Allí pasaba un fin de semana sin agenda recibiendo las presiones de los grandes donantes. Cada vez más voces de todo arco demócrata señalan su camino de salida. Trump estará confirmado esta semana en medio de la condena global contra el tiroteo que ha sufrido. Por contra, es probable que Biden no llegue a ser confirmado en la Convención y se abra un cisma antes de agosto. 

Es pronto para saber qué impacto electoral tendrá el atentado contra Trump. Si los próximos cuatro meses estarán marcados por lo ocurrido durante el mitin de Pensilvania o en las próximas dos semanas se reduzca la tensión y la campaña vuelva a coger forma. Lo que es seguro es que Joe Biden seguirá sin la energía necesaria para contrarrestar al huracán Trump.