el análisis

Obama vs Clinton: la guerra del relevo entre los demócratas

El Partido Demócrata tiene dos opciones: una votación virtual que elegiría a un nuevo candidato a principios de agosto; y una convención “abierta” fechada para el 19 de agosto

Una imagen de Joe Biden y Barack Obama
Una imagen de Joe Biden y Barack Obama Efe

La salida de Joe Biden ha sido traumática en las últimas semanas, pero ha activado por fin la campaña demócrata y sus posibilidades para dar la batalla y ganar en noviembre. El secuestro de la candidatura por parte de Biden, arrastraba el ánimo de las bases e iba desactivando un nicho electoral detrás de otro. Desbancar a Trump no va a ser fácil para los demócratas, pero cien días son una eternidad, como señala el politólogo Ian Bremmer, y si en un mes Biden ha protagonizado el peor debate electoral norteamericano y Trump ha sufrido un atentado casi mortal, todo es posible de aquí al 5 de noviembre. Con la retirada hitórica, los demócratas vuelven a tener opciones, recuperan el impulso de la carrera electoral, dominado hasta ahora por los republicanos, y les da una oportunidad de llevar la iniciativa política hasta el Comité Nacional Demócrata donde se ratificará previsiblemente a Kamala Harris o a otra candidatura -más difícil, por tiempo y candidatos-.

El partido demócrata no resolvió a tiempo el relevo y la permanencia o retirada de Biden les colocaba en una posición extrema. Si hubiera seguido, la ruptura con la base de votantes no habría tenido precedentes. Su salida deja ahora al Partido Demócrata ante una elección compleja, con tensiones, y cierto riesgo a que el partido se abra en canal. Hay dos opciones. Una votación virtual que elegiría a un nuevo candidato a principios de agosto; y una convención “abierta” fechada para el 19 de agosto, un proceso al que el partido no se enfrenta desde 1968.

El papel de los expresidentes

Barack Obama y Hillary Clinton, las dos sagas demócratas con más peso e influencia, dirigirán desde el backstage el tipo de elección, entre virtual o convencional, lo cual reduce el conflicto en la primera opción y acorta los tiempos. Es importante que ambos apoyen explícitamente a Harris. Ambos deberán respaldarla y pelear por su favorito en la vicepresidencia al tiempo que unifican el partido. De lo contrario, si hay pelea de nombres habrá cisma demócrata en pleno resurgimiento trumpista.

Es lógico que Biden haya respaldado a la vicepresidenta Harris, fue su elección en 2020. Aunque su perfil no ha lucido durante la legislatura, su casi desaparición de la política y un balance anodino de estos cuatros años puede favorecer su candidatura. Al menos, no ha cometido errores y es la mejor posicionada. Comparada con el resto de posibles candidatos más sonados, Kamala Harris tiene experiencia de gobierno, hizo buena campaña en 2020 y es la más cualificada de los posibles candidatos. Si es confirmada -y todo indica que esa es la tendencia- con quien comparta el ticket electoral será la clave para definir al partido. La elección simplificará además el destino de las donaciones recibidas hasta ahora. Si es candidata, la recaudación irá directamente a sus arcas en un momento donde la salida de Biden ha disparado los fondos. Solo en las primeras horas después del anuncio, los demócratas recibían más de 30 millones en donaciones.

Las encuestas

Solo hay consecuencias positivas en la salida de Biden. Los demócratas recuperan alguna opción, mientras con Biden no tenían ninguna. Han pasado de ir a rebufo de Trump, a recuperar el impulso. La presidencia, la Cámara de Representantes y el Senado, el triángulo de poder de EEUU, iba a caer en manos de Trump, según las encuestas. Ahora no lo tienen fácil, pero hay opciones. Porque lo cierto es que los demócratas ni siquiera han empezado la carrera presidencial mientras la candidatura de Trump cada día se hace más robusta. El presidente que rompió al país en dos, ha hecho suyo el mensaje de la unificación mientras penetra en distintas capas sociales. Enfrente, el silencio demócrata lo había ocupado todo.

Ahora se queda Trump frente a una vigorosa Kamala Harris y sobre todo, todo el ecosistema demócrata activado. Los insultos de Trump se han vuelto en contra y soportará el ‘demasiado viejo para ser presidente’. ¿Quién es el viejo ahora? Es el mensaje que tendrá que aguantar como el candidato más mayor de EEUU frente a Kamala Harris (59 años), una generación por debajo de ambos.

La probable confirmación de Kamala Harris y la vicepresidencia que acompañe no será fácil. Pero el Partido demócrata, con Biden en el gobierno, había desaparecido y por fin activa la campaña. El terremoto demócrata por fin lo ha sacudido todo a 106 días de las urnas.