Como el resto de sus compatriotas israelíes, la teniente coronel en la reserva Sarit Zehavi vivió la madrugada del domingo en vilo. Cuando llegó la represalia de Irán por el asesinato en Damasco de Sayyed Razi Mousavi, general de las Guardias Revolucionarias al cargo de la expansión militar de las milicias proiraníes en Oriente Medio, la familia Zehavi, residente en la región de la Galilea, tenía ya el refugio antibombas de su hogar abastecido “por si pasaba algo gordo”.
Durante la noche, su hija no se alejó del cuarto blindado, consciente de que “estábamos viviendo una situación muy complicada”.
Pese al simbolismo y el potencial explosivo del ataque perpetrado por el régimen de los ayatolás, en que por primera vez en la historia lanzó desde su territorio unos 300 drones y misiles balísticos hacia territorio israelí, esta exmilitar israelí cree que lo vivido anoche no dista de lo que llevan sufriendo hace más de medio año.
“Tal vez fue distinto por el grado de incertidumbre. Pero en el norte vivimos bajo fuego todo el tiempo. Ya llevamos más de 1.450 ataques de misiles, drones o proyectiles antitanque, y no vemos el final”, matizó en referencia a la guerra de desgaste que Israel y Hizbulá libran desde el 8 de octubre.
Además de servir durante 15 años en las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) y especializarse en inteligencia militar, Zehavi también es fundadora de Alma, agrupación que estudia los riesgos de seguridad que Israel afronta en su frontera norte. Entre el estruendo de alarmas y proyectiles lanzados por Hizbulá durante la mañana de domingo, Zehavi atendió a Artículo14 a escasos metros de la valla divisoria con Líbano.
Respuesta desproporcionada
“La respuesta iraní no fue proporcional en absoluto. Es un cambio de las reglas del juego, que obliga a Israel a calcular sus operaciones de otro modo”, consideró.
Hasta ahora, los ataques atribuidos al Ejército o los servicios secretos israelíes contra objetivos iraníes en la región se focalizaron en sabotear transferencias de armamento a territorio de Siria y Líbano, o matar a altos rangos militares o científicos iraníes, responsables de avanzar el programa nuclear persa.
Con el ataque de anoche, Irán logró que los aliados occidentales cerraran filas con Israel, tras el creciente criticismo internacional por su modus operandi empleado en Gaza. La guerra contra Hamás ha costado ya más de 33.000 muertes -según el ministerio de salud gazatí- y una catástrofe humanitaria sin precedentes. Los ejércitos de Estados Unidos, Reino Unido e incluso Francia habrían colaborado en derribar los proyectiles y drones iraníes.
“Hay mucha comunicación y entrenamientos previos. Estos operativos no se gestan en 24 horas”, precisó Zehavi.
La ayuda de Jordania
Pero hubo otra colaboración clave: Jordania abrió su espacio aéreo a los cazas de las FDI. “La ayuda jordana es una muy buena noticia. Demuestra que entienden el tamaño del riesgo (que supone Irán), y que cuando es necesario están dispuestos a colaborar para defendernos. Gracias a ello, los daños fueron muy reducidos”, valoró.
Pese a que verbalmente la monarquía hachemita jordana alzó la voz contra Israel por su ofensiva en Gaza, no tomó acciones concretas para ayudar a civiles gazatíes ni quebró el acuerdo de paz con el estado judío, vigente desde 1994 y clave para la seguridad de ambos países.
Respecto al exitoso papel de las defensas antiaéreas israelíes, Zehavi lo resumió en que “no hubo factor sorpresa”. A diferencia de los ataques con proyectiles lanzados desde Gaza o Líbano -territorios muy cercanos- el ataque de Irán se lanzó a miles de kilómetros y fue previamente anunciado, por lo que “hubo más tiempo de preparación”.
La exmilitar no puede asegurar que los misiles balísticos, que viajan a gran velocidad, fueran derribados en su totalidad antes de alcanzar cielo israelí, pero “ningún dron logró penetrar en nuestras fronteras”. En cambio, los ataques desde Líbano han logrado impactar en bases y poblados, y han matado ya a al menos 15 civiles y militares.
Pese a las especulaciones, nadie sabe ni cómo ni cuándo será la respuesta israelí. “Hay que enviar un mensaje a los iraníes, y el dilema es muy grande. Anoche tuvimos un logro defensivo, pero seguimos con el mismo problema. Más de 60.000 israelíes siguen viviendo bajo fuego diariamente, sin saber cuando terminará”, añadió.
Aunque Hizbulá calcula sus ataques para evitar un gran estallido, consciente de que supondría la devastación de Beirut y el sur de Líbano, las acciones de la milicia proiraní siguen disrumpiendo la vida al norte de Israel, donde miles de residentes siguen refugiándose en otras zonas del país.
“Un alto al fuego no solucionará nada, hay que desmantelar el poderío de Hizbulá. De lo contrario, nuestros civiles afrontaran el mismo riesgo que sufrieron los del sur con el ataque sorpresa de Hamás, que de hecho copió el plan de la milicia libanesa”, explicó Zehavi.
Por ello, espera que la comunidad internacional entienda el rol jugado por Irán en la crisis regional desatada desde el 7 de octubre, ya que “se trata de un enemigo que supone un riesgo para todos”.
El papel de las mujeres
La coronel en la reserva evitar comentar si el ataque iraní beneficia políticamente al primer ministro Benjamin Netanyahu, criticado en el mundo y cuestionado domésticamente, dado que los objetivos centrales de la guerra en Gaza -eliminar a Hamás y devolver a los rehenes- siguen sin cumplirse. No obstante, Zehavi defiende que la participación de más mujeres en los altos estamentos políticos y militares de Israel sería favorable.
“No sólo existe el frente militar, donde afrontamos un enemigo que no reconoce nuestro derecho a existir. También debemos lidiar con enormes retos en la vida civil, y en este terreno las mujeres sabemos mirar mucho mejor”, concluyó.