Elecciones en Venezuela

No te presentas pero nos representas, María Corina Machado

La mujer que llenará las urnas de cambio representa la determinación, la fuerza, el carácter y la alegría de lo mejor de Venezuela

María Corina
La líder antichavista María Corina Machado habla a sus simpatizantes durante una caravana para promover el voto hacia el candidato presidencial, Edmundo González Urrutia Efe

Una de las preguntas del millón de los gurús electorales, dedicados a conocer cómo funcionan las decisiones de voto en las personas, es si es más fuerte la ilusión o el hartazgo. Los hay defensores de que sólo la pulsión positiva de un cambio es lo que hace que el votante se motive a salir de su casa y depositar la papeleta en la urna. Otros argumentan que el que de verdad empuja es el deseo de castigo a un candidato o presidente al que no se aguanta más. Es probable que se necesiten ambas, es decir, un poco de cansancio y un poco de intención. Salvo en Venezuela donde hay un mucho de ambas: un rotundo, enorme y absoluto BASTA YA sostenido con la fuerza imparable de la ilusión. No es para menos, están al borde del fin del chavismo. Queda un empujoncito más.

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La líder opositora venezolana, María Corina Machado, saluda a sus simpatizantes durante el cierre de campaña

Será este domingo cuando la misma marea humana que lleva semanas recorriendo el país tras una mujer impresionante, llenará las urnas de cambio. Lo harán votando a una mujer que no se presenta. A una mujer, María Corina Machado, a la que Maduro no le ha permitido presentarse. Una anormalidad más. Una más de tantas. Votan los que decide él: le ha negado el derecho a más de 4 millones de residentes en el exterior, de los 8 millones que han salido del país huyendo del horror y del hambre. Y votan a quienes dice él: ha inhabilitado a todos los candidatos de la oposición libre y democrática posibles. A todos menos a ella, con la que también lo intentó y todo cambió. María Corina Machado no se presenta, pero les representa. Y el miedo mudó de bando.

Machado, la esperanza de un país desesperado

Representa la determinación, la fuerza, el carácter y la alegría de lo mejor de Venezuela. Un pueblo que harto de sufrir, de callar, de aguantar, de esperar y de huir se ha echado a la calle a ejercer lo que es suyo. María Corina Machado es la transición de la ley a la ley. No va a serlo, ya lo ha sido. Lo ha hecho cumpliendo un castigo que se ha vuelto en redención. María Corina Machado, en la persona de Edmundo González, representa toda la esperanza de un país desesperado. Sin enfados, sin gritos, sin confrontación, sin imposición. Ambos, Edmundo y ella, son la voz de un hartazgo ilusionado. Y no hay vuelta atrás.

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La líder opositora venezolana, María Corina Machado, y el candidato a la presidencia de Venezuela, Edmundo González Urrutia, saludan a simpatizantes en el cierre de campaña

Queda una incógnita por despejar. La noche del domingo en Venezuela. La reacción del miedo, claro. El del tirano que ha decidido quienes pueden presentarse, quienes pueden votar y, también, quienes pueden observar a los que votan. Sabe, como sabemos todos, que nada le va a servir. Sabe, como sabemos todos, que el final está cerca y sólo hay una cosa que debe decidir. Lo último: cómo salir.

El Grupo de Puebla abandona a Maduro

Por lo de pronto, ha prometido un baño de sangre si el resultado no es el debido. Han leído bien. Un baño de sangre. ¿Se asustan? Tómense una manzanilla. Literal. Es lo que Maduro ha recomendado a Lula da Silva, compañero camarada del Grupo de Puebla que, consciente de lo que viene, se atrevió a pedirle que acepte el resultado. No han dejado sólo a Lula ni el presidente de Chile, Boric, ni el de Colombia, Petro. Los de Puebla saben que ya no hay pueblo.

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La líder opositora María Corina Machado habla en un acto de campaña

Quedan horas para despejar la incógnita y también puede ser la hora de España. Ausente de toda virtud, nuestro país no ha protagonizado ningún esfuerzo loable en Venezuela. Ningún papel que merezca un reconocimiento en la lucha por la libertad y la democracia que hace años que despierta en Venezuela. Más bien al contrario, lo nuestro han sido Delcys y maletas. Queda una que hacer, la última. Para esta, Maduro no está solo, tiene un ayuda de cámara. También lo ha decidido él y se llama Zapatero.

Queda una ultima gran misión por cumplir, presidente. Es usted quien debe decirle la verdad a Maduro. La última verdad, la definitiva, la que nos permitirá seguir mirando alto, de frente y dignamente a los ojos de un pueblo que ya ha gritado basta ya. La verdad de lo que saldrá de esas urnas. La libertad.