Escalada en Oriente Medio

“No podemos permitir que grupos terroristas establezcan capacidades militares en nuestras fronteras”

Yaakov Amidror, ex jefe del departamento de investigación de la inteligencia militar del Ejército israelí, considera que Israel debe evitar otro “7-O”

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La ofensiva israelí contra Hizbulá en Líbano Artículo14

Los estallidos masivos de buscas y walkie-talkies portados por milicianos de Hizbulá, así como los intensos bombardeos aéreos sobre Líbano, certifican que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) elevaron el listón del conflicto abierto con la milicia chiita libanesa. Desde el 8 de octubre de 2023, el grupo proiraní disparó miles de proyectiles sobre el norte de Israel, y desde entonces ambos bandos mantuvieron el equilibrio en una guerra de desgaste, cuyo previsible desenlace era un estallido a gran escala.

Con la intensificación de los ataques de cazas de las FDI sobre lanzaderas y almacenes de armamento, así como sobre altos cargos de Hizbulá -que ha dejado más de 550 muertos y miles de desplazados desde el domingo-, Israel pretende revertir la ecuación en su frontera norte, con la declarada intención de permitir el retorno de los 80.000 civiles que huyeron de sus casas hace casi un año.

Golpe a Hizbulá

“Las dos últimas semanas fueron muy buenas para los intereses israelíes. Los estallidos de sus aparatos de comunicación afectaron a cargos altos y medios de Hizbulá. Y la eliminación de Ibrahim Aqil, junto a más comandantes de las fuerzas de élite Radwan, dañó severamente sus capacidades”, señaló Yaakov Amidror, general en la reserva y exjefe del departamento de investigación de la inteligencia militar de las FDI.

Varias mujeres de Líbano huyen en dirección a Beirut

Durante una videoconferencia con prensa internacional, el exmilitar remarcó la importancia de aniquilar a Aqil, subcomandante en jefe del brazo armado de Hizbulá. Estados Unidos ofrecía una recompensa de 7 millones de dólares por su cabeza, ya que se le consideraba el arquitecto del atentado en la embajada norteamericana en Beirut (1983, 63 víctimas) y el ataque sobre la base de los Marines en Líbano (1983, 241 víctimas).

Cabecillas eliminados

Semanas antes, Israel liquidó a Fuad Shukr, el comandante en jefe de la organización, y la incógnita ahora es si la milicia proiraní logrará mantener la unidad de acción de sus efectivos. Este martes también murió Ibrahim Qubaisi, responsable de la unidad de misiles de la organización, en un ataque aéreo sobre la capital libanesa.

“Los interminables estallidos en edificios tras nuestros bombardeos dan fe de la cantidad de armamento que acumularon”, destacó Amidror. Pese a que considera un “gran logro” haber liquidado cabecillas y parte del arsenal de la milicia proiraní -desmiente los reportes que especulan con la eliminación del 50% de su armamento-, aclaró que “esto es solo el principio, ya que tomará mucho tiempo eliminar todas sus capacidades”.

Y ahora, ¿qué?

“Y ahora, ¿qué?”, se preguntan los israelíes, conscientes de que todos los escenarios son complejos. Ante la erradicación de casi todas las capacidades militares de Hamás en Gaza, las FDI pueden redirigir sus fuerzas y centrar sus operaciones en suelo libanés. “Gracias a información recogida durante años, vemos ahora los frutos de estos esfuerzos. Y como señaló Herzi Halevi, comandante en jefe de las FDI, intensificaremos los bombardeos para alcanzar más objetivos”, aseguró el ex oficial de inteligencia.

Pese al recrudecimiento del conflicto, ambos bandos estarían todavía calculando sus ataques para evitar cruzar más líneas rojas, que “animarían al enemigo a empujar más”. Tel Aviv todavía quedó al margen de las salvas de misiles de Hizbulá, que si alcanzan todo el norte de Israel. El martes se dispararon más de 100 misiles, que provocaron incendios y daños en viviendas, pero no causaron muertos ni heridos graves. Por su parte, las FDI aún no arrasaron Dahiye, el bastión de Hizbulá en Beirut, ni penetraron la frontera con sus tanques y batallones terrestres.

Liquidar a Nasrala

Preguntado sobre si las FDI serían capaces de matar a Hasan Nasrala, el líder de la milicia chií, Amidror aclaró que “tal vez no sea el momento adecuado, ya que es quien más capacidad de influencia tiene”, para bien y para mal. Otros analistas consideran que Nasrala perdió el control y que todas sus opciones son malas, ya que su voluntad era eternizar la “guerra de desgaste” para paralizar el norte de Israel, sin entrar en una espiral bélica masiva.

La gente observa al líder de Hizbulá, Hassan Nasrala, pronunciando un discurso televisado en una cafetería en el suburbio sur de Beirut, Líbano, en agosto

A diferencia de Hamás en Gaza, que gobernaba con puño de hierro todo el territorio, en el sur del Líbano conviven grupos étnicos y religiosos heterogéneos, que en parte rechazan la agenda belicista de Hizbulá, dado el evidente riesgo de que la guerra ahondará las graves crisis que se solapan en el país del cedro.

Amidror apunta a que los sustitutos de los miles de milicianos heridos y muertos en los últimos días pertenecen a “una generación más joven e inexperta”, ya que los pesos pesados de la milicia son veteranos que entraron cuando Nasrallah asumió el poder (1992). Pese a los golpes asestados, el ex general cree que Israel debe focalizar sus esfuerzos en Líbano, sin ignorar las amenazas de milicias proiraníes desde Irak o Yemen, que ya dispararon algunos drones y misiles hacia Israel.

“La UNIFIL es una broma”

Ante la incógnita sobre cuando y cómo se producirá la invasión terrestre, que se considera imprescindible para “limpiar” el sur de Líbano de efectivos y lanzaderas de Hizbulá, Amidror cree que será la única alternativa para hacer retroceder al grupo chií al norte del río Litani. “No creo que nadie en Occidente tenga la habilidad de lograrlo con un acuerdo. La UNIFIL (misión de cascos azules de la ONU) es una broma, por lo que Israel deberá controlar la zona con fuerzas sobre el terreno”, vaticinó. Pero avisó: “No hay atajos cortos, como estamos viendo en Gaza”.

Israel

Soldados israelíes junto a tanques esperando ser transportados tras un día de entrenamiento en el centro de los Altos del Golán anexionados por Israel

Para el ex general, la guerra en el Líbano debe lograr dos objetivos: evitar que Hizbulá pueda cometer otra matanza como la sufrida el pasado 7 de octubre a manos de Hamás; y lograr neutralizar las capacidades militares del grupo chií. “Desde la tregua de 2006, Israel se adaptó a una falsa tranquilidad en Líbano. En Siria fuimos activos, desmantelando los esfuerzos de Irán para armar milicias, pero en Líbano fuimos pasivos”, matiza. En el futuro, exige que el grupo chií no sea capaz de imponer las reglas del juego. Y extrae una lección clara del 7 de octubre: “No podemos permitir que grupos terroristas establezcan capacidades militares en nuestras fronteras”.

Respecto a la reacción de la comunidad internacional ante la ofensiva israelí, cree que en Europa se “perdió la brújula moral”, ya que la mayoría de los países se mantuvieron en silencio durante los 11 meses en que Hizbulá disparó más de 10.000 misiles, que mataron a 48 israelíes, hirieron a más de 300, y desplazaron a miles. Amidror, que agradece el apoyo incondicional de Edtados Unidos, cree que la Casa Blanca no tiene capacidad de influir sobre Hizbulá, y aclara que “Israel es el único responsable de garantizar la seguridad de sus ciudadanos”. Y pese al silencio generalizado en el mundo árabe suní, el ex general cree que “sus líderes están rezando por el éxito de Israel, ya que entienden que los Hermanos Musulmanes y los proxys de Irán son una amenaza para sus sistemas”.

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