En el reciente Foro Económico Internacional de San Petersburgo, tres mujeres acapararon la atención. Lo hicieron por su relevancia en sus respectivos campos, pero también por su estrecha relación con el presidente de Rusia, Vladimir Putin. Este evento anual, conocido como SPIEF o “Davos de Rusia”, ha sido un escaparate de poder y diplomacia, y ha atraído a líderes de todo el mundo. Este año, entre los invitados de alto rango se encontraban el presidente Mnangagwa de Zimbabue y el presidente Luis Arce de Bolivia.
Las hijas de Vladimir Putin, Maria Vorontsova y Katerina Tikhonova, participaron activamente en este foro, marcando una rara aparición pública conjunta. La endocrinóloga Maria Vorontsova, de 39 años, y la ejecutiva de tecnología y bailarina de rock and roll acrobático, Katerina Tikhonova, de 37 años, destacaron en diferentes sesiones del evento. A ellas se sumó Anna Tsivileva, de 52 años, prima hermana de Putin y líder de un grupo patriótico que apoya a los soldados rusos que lucharon en Ucrania.
¿Quiénes son Mariía Vorontsova y Katerina Tikhonova?
Maria Vorontsova, la mayor de las hijas de Putin, se ha dedicado al campo de la endocrinología y participa activamente en la investigación genética. Su trabajo y su perfil público han ido en aumento. La importancia de su rol en el ámbito científico ruso no ha parado de crecer durante los últimos años. Vorontsova ha mantenido un perfil bajo en el pasado, pero su presencia en eventos como SPIEF sugiere una mayor visibilidad en el futuro.
Katerina Tikhonova, por su parte, combina una carrera en la tecnología con su pasión por el rock and roll acrobático. Dirige Innopraktika, un proyecto de la Universidad Estatal de Moscú que apoya a jóvenes científicos rusos. Su habilidad para equilibrar estas facetas de su vida ha captado la atención tanto en el ámbito empresarial como en el cultural.
La dinámica del poder en la gélida Rusia
La participación de las hijas de Vladimir Putin en este foro no es mera casualidad. Según Tatiana Stanovaya, investigadora principal del Centro Carnegie Rusia Eurasia, era previsible que tarde o temprano adoptaran roles más públicos. “Sería más antinatural que permanecieran en las sombras”, comentó Stanovaya, según recogieron en ‘The Times’. Por lo visto, estamos delante de un fenómeno más amplio dentro de la élite rusa donde los hijos de altos funcionarios asumen roles significativos en empresas y gobierno.
El doctor Ben Noble, profesor asociado de política rusa en el University College de Londres, opinó que esta mayor visibilidad no apunta a una sucesión dinástica, sino a la naturaleza del régimen. “La cuestión de la sucesión no es solo para el dictador, sino también para los miembros de alto rango de la élite”, arguyó Noble. La creciente prominencia de las hijas de Vladimir Putin garantiza que no sean “pisoteadas” cuando el sistema evolucione y pase a la siguiente generación.
Nepotismo y protección para las hijas de Vladimir Putin
La inclusión de los hijos de los aliados de Putin en roles destacados también refleja un esfuerzo por protegerse mutuamente dentro del régimen. Ekaterina Schulmann, politóloga, explicó a Bloomberg que los aliados del líder ruso buscan asegurar el futuro de sus hijos dentro del sistema. Sobre todo en un contexto donde las sanciones ya no permiten enviarlos fácilmente a estudiar o trabajar a Europa y Estados Unidos.
“La forma de protegerse es nombrar jefes a sus hijos”, señaló Schulmann. Este nepotismo no solo protege a la generación actual, sino que también garantiza la lealtad al régimen. Después de su reelección, Putin promovió a los hijos de dos de sus asociados más cercanos, consolidando así una red de apoyo que asegura la continuidad y estabilidad del sistema político.