50º Aniversario

La mujer que puso el nombre a la Revolución de los Claveles

El periodista Diego Carcedo rememora para Artículo14 su encuentro con Celeste Caeiro, quien con su gesto denominó uno de los capítulos más importantes de la Historia de Portugal

Imagen de la Revolución de los Claveles - Internacional
Una de las imágenes más emblemáticas de la Revolución de los Claveles

El periodista e historiador Diego Carcedo (1940, Cangas de Onís) ha estado en todas partes. Son pocos los momentos de la historia contemporánea de los que el asturiano no guarde un recuerdo. Y es que Carcedo no ha pasado de puntillas por estos innumerables países: se ha empapado de la realidad, del sagrado contexto, de las costumbres y hasta se hizo amigo de los personajes más buscados de aquel entonces. Corresponsal, enviado especial, reportero, a lo largo de la conversación con él se pueden dar saltos en los continentes y en el tiempo y él sigue aportando información de primera mano.

Cubrió la Revolución de los Claveles, que este jueves celebra un aniversario redondo. Con su experiencia en Portugal, testigo ejemplar, ha publicado ahora un libro ‘La Revolución de los Claveles, 25 de abril de 1974’, de la editorial Almuzara. En él detalla las conversaciones entre la cúpula militar contraria al régimen y hasta con sus esposas y cómo se desencadenó la larga noche que comenzó con un telegrama en clave.

Mientras los periódicos de la época mostraban una “elocuente, engañosa e irreal tranquilidad”, un grupo de valientes liderados por el capitán Otelo Saraiva de Carvalho hacía lo posible para librar a Portugal “de la opresión, la pobreza y el descrédito”.

Portada La Revolución de los Claveles

Portada del libro escrito por Diego Carcedo, La Revolución de los Claveles

Carcedo rememora a Artículo14 este día tan crucial para la democracia de los portugueses que acabó con 48 años de dictadura.

Su memoria es como una enorme enciclopedia, de esas que no necesitan un buscador en internet. Así, al preguntarle por el papel de las mujeres en la Revolución de los Claveles, el periodista va hilando una anécdota con otra, describiendo las caras de las portuguesas que hace hoy 50 años hicieron historia.

El papel de las mujeres en la Revolución de los Claveles

Es más, Carcedo revela que la denominación misma de la revolución fue gracias a una mujer.

“Los claveles, es una flor muy típica de la primavera en Portugal”, recuerda el reportero. “Estaban en las ventanas, en los tiestos de las terrazas… Los claveles se veían en las calles de Lisboa”.

La historia, prosigue Carcedo, es que, en un restaurante del centro de la capital, que justo celebraba ese 25 de abril su primer aniversario, lo habían preparado todo para la ocasión, ajenos al golpe militar que estaba a punto de acabar con el régimen salazarista.

“Lo habían decorado para la efeméride. Iban a regalar claveles blancos y rojos a los comensales. Era un restaurante, bueno, elegante”. Pero con los militares en las calles y ante la incertidumbre y por precaución, tuvieron que cerrarlo.

A Celeste Caeiro, que trabajaba en el guardarropa del local, le dio mucha pena por las flores. “Se estropearán todas”, le dijo al gerente. Así cuando mandó a todos los trabajadores a casa y echó el cierre del local, el gerente le propuso que ella, que hubiera puesto un clavel en la solapa de los clientes al marcharse, se llevara todos los claveles. Curiosa, Caeiro no volvió directa a casa. Al pasar por la Plaza del Rocío había centenares de soldados y fue a observar qué pasaba.

La revolución de los claveles

Imágenes del 25 de abril de 1974 en Lisboa, Portugal

Uno de ellos le pidió un cigarro. Ella no fumaba. Pero quiso comprarle algo de comida. Sin embargo, al igual que su restaurante, todo estaba cerrado. En Portugal, que en ese momento estaba formado por 9 millones de habitantes, se sentía mucha empatía por los jóvenes soldados que eran forzados a realizar el servicio militar durante cuatro años y muchos de ellos eran desplegados en las colonias lusas como Angola, Mozambique, Guinea-Bisáu, Santo Tomé y Príncipe o Timor Oriental.

Así que Caeiro sin tabaco ni comida, le ofreció lo único que llevaba consigo. Un clavel. El militar lo colocó en el fusil. Ante el júbilo del momento, Caeiro regaló más claveles, blancos y rojos, a los soldados, que hacen lo propio. Y así, quedó claro que las armas no eran para apuntar a los portugueses, pues estaban protegidas por una flor nada letal.

“Entrevisté a Celeste al día siguiente. Hasta fui a su casa que estaba en un barrio alejado. Estaba muy contenta”, recuerda Carcedo. “Era muy comunicativa, muy simpática, de origen humilde. Incluso me dio un clavel”, se ríe el periodista.

Al día siguiente, la televisión portuguesa le buscó para pedirle el contacto de Celeste Caeiro y así, ella, también se convirtió en un símbolo en su país. Hoy, ya nonagenaria, participa en los homenajes en las calles a los esfuerzos democráticos y relata su historia anualmente. Pero son muchos los que en Portugal les gustaría ver su gesto más recompensado. Un reconocimiento en vida para esta jubilada con una pensión mínima.

La Revolución de los Claveles en Portugal - Internacional

La Revolución de los Claveles alcanza su 50 aniversario

Carcedo recuerda que las mujeres, durante la dictadura, estuvieron muy castigadas. “Como el servicio militar era obligatorio por la guerra de las colonias y duraba cuatro años, muchas desde muy jóvenes tenían que trabajar. Los muchachos se marchaban a África y las mujeres se quedaban solas”. Le sorprendió un fenómeno portugués que se anticipó mucho al español “las mujeres tuvieron que empezar a trabajar muy pronto y estaban en todas partes, desde muy jóvenes”.

Obviamente, “las esposas de los militares que dieron el golpe, que eran muy jóvenes y venían de las guerras en las colonias, pasaron una angustia enorme la madrugada del 25 de abril”, asevera el asturiano. “Vivieron una gran tensión aquella noche. Ellas permanecieron en sus casas hasta la mañana siguiente, que salieron a las calles de Lisboa: fueron las primeras en manifestarse”, asegura el reportero.

TAGS DE ESTA NOTICIA