Michiko, la emperatriz de Japón: 90 años de una mujer de novela

Acaba de cumplir 90 años y es toda una leyenda en su país: así es la emblemática Michiko, la emperatriz de Japón

Michiko, la emperatriz de Japón - Internacional
Emperador Akihito y Emperatriz Michiko en la Residencia Imperial en el área del Palacio Imperial Shutterstock

El 20 de octubre de 2024, Michiko, la emperatriz de Japón, cumplió 90 años. Una fecha señalada que debía celebrarse con una fiesta en el palacio imperial Sento, en Kyoto, pero que este año fue distinta. La emperatriz pasa su aniversario recuperándose de una fractura de fémur que sufrió a principios de octubre, tras una caída que la obligó a pasar por el quirófano. Este suceso es uno de los más recientes desafíos de salud que ha enfrentado. Y que no ha logrado opacar la grandeza de una mujer que hizo historia en la familia imperial nipona.

Michiko ha tenido que modificar su rutina diaria debido a este accidente. Aún en silla de ruedas, sigue un programa de rehabilitación con la esperanza de volver a caminar —al menos con la ayuda de un bastón— en un futuro cercano. Aunque los paseos por los jardines del palacio han quedado en pausa, no ha perdido su hábito de leer en voz alta cada mañana junto a su marido, el emperador emérito Akihito, con quien comparte una historia de amor que transformó para siempre la monarquía japonesa.

Este no ha sido el único reto de salud que ha tenido que enfrentar en los últimos años. En 2019, Michiko fue operada de un cáncer de mama. Un delicado procedimiento que coincidió con la abdicación de su esposo en favor de su hijo, Naruhito. Además, dos años antes, la emperatriz sufrió una trombosis que afectó una de sus piernas. A pesar de estos problemas, la emperatriz de Japón sigue siendo una figura clave en la familia imperial, cuyo legado histórico es inmenso.

La primera plebeya en la familia imperial

Cuando Michiko Shoda se casó con el entonces príncipe heredero Akihito en 1959, rompió una tradición centenaria. Fue la primera plebeya en ingresar a la familia imperial japonesa. Su historia con Akihito, que comenzó en un torneo de tenis, fue vista como un cuento de hadas en un Japón que en ese momento vivía un proceso de modernización. Sin embargo, su entrada en la familia no fue fácil.

Michiko, la emperatriz de Japón: 90 años de una mujer de novela

El emperador japonés Akihito y la emperatriz Michiko llegan al Centro Kennedy para las Artes Escénicas durante su visita de estado en EEUU | Shutterstock

Nacida en Tokyo en 1934, Michiko creció en una familia adinerada de industriales, los Shoda. Estudió literatura inglesa en Japón y más tarde amplió sus estudios en prestigiosas universidades como Harvard y Oxford, una educación poco común para una mujer de su época y de fuerte influencia occidental. Además, recibió una educación cristiana, generando recelos entre los sectores más tradicionalistas de la sociedad japonesa.

El compromiso de Michiko y Akihito fue anunciado en 1959. Desde el principio, su figura no fue bien recibida por todos. Entre los más fervientes opositores estaba la emperatriz Kojun, madre de Akihito, quien nunca aceptó a Michiko como nuera. Eso provocó que la emperatriz de Japón sufriera una profunda depresión en los primeros años de su matrimonio.

Un símbolo de modernización en Japón

A medida que el tiempo avanzaba, Michiko se ganó el corazón del pueblo japonés. Para una gran parte de la sociedad, su figura representaba el cambio, la apertura y la modernización que empezaban a llegar a Japón en los años ochenta y noventa. Con su estilo, educación y personalidad cercana, Michiko rompió con la imagen distante de la familia imperial.

Michiko, la emperatriz de Japón: 90 años de una mujer de novela

El emblemático paisaje japonés | Licencia Unsplash

La boda de Michiko y Akihito fue la primera de la familia imperial transmitida en directo por televisión. De hecho, marcó el inicio del llamado boom Mitchi. Su popularidad ayudó a humanizar la imagen de la monarquía en una sociedad que la veía, hasta entonces, como una institución distante y casi divina. Ese mismo año, las ventas de televisores en Japón se dispararon, ya que millones de personas querían seguir el evento que unía a una plebeya con el futuro emperador.

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