Xóchitl Gálvez, la excandidata a la presidencia del país por la alianza opositora, aceptó su derrota, llamó por teléfono a su rival, Claudia Sheinbaum, la felicitó y salió a dar la cara a sus 16,5 millones de votantes para presentarse a futuro con un adjetivo: “Somos la resistencia”.
Aunque contundente, el mensaje a su electorado en México hubiera sido un mero protocolo, casi una cortesía, pero a los pocos días, un comunicado de prensa de su partido (PAN) que firmaron 13 exgobernadores aliados la ungió como su líder.
En un tono de autocrítica, los panistas más duros como Francisco Ramírez Acuña, Ignacio Loyola Vera, Juan Carlos Romero Hicks, entre otros, reconocieron que la derrota electoral para Acción Nacional “no fue culpa de la excandidata presidencial” y la refrendaron como lideresa partidista y de un viraje en su estrategia política aún por definir.
“El mensaje de nuestro pueblo es contundente y claro (…) al PAN nos gritó fuerte: Cambias o te vas. El PAN debe cambiar”, coincidieron en un comunicado de prensa.
Para el mes de septiembre, Xóchitl Gálvez dejará el escaño que ocupa en el Senado de la República y pasará a encabezar “la reconstrucción” de la fuerza política que servirá de contrapeso al proyecto de gobierno de Claudia Sheinbaum, Morena y los otros partidos aliados.
Aceptar la derrota
De acuerdo con algunas versiones periodísticas que no han sido desmentidas, Marko Cortés, presidente del PAN, le habría gritado a Gálvez en reclamo porque ésta aceptó “muy pronto” el descalabro que le dio Sheinbaum -quien la superó con más del doble de sufragios: 35,9 millones- por lo que la Gálvez se habría defendido argumentado que ella es “una demócrata” y no reclamaría un fraude más allá de las impugnaciones de comicios locales.
“No le quedaba de otra que aceptar los resultados”, observó Tania Malverde, analista política de la Universidad Autónoma Metropolitana (UNAM). “Las cifras fueron indiscutibles, argumentar otra necedad hubiera sido contraproducente y por eso muchos de su partido lo agradecieron”.
La agenda nacional
A la hora del recuento de los daños, la excandidata presidencial centró en cuatro prioridades la atención de su agenda a seguir. La primera, dijo, será ejercer presión para que se investigue a fondo el asesinato de aspirantes y candidatos durante este periodo electoral.
Según datos de la consultora Integralia, en el marco del 2 de junio de 2024, se asesinaron a 37 candidatos a diferentes cargos de elección popular y de diferentes partidos políticos. Además, hubo 828 ataques, 320 casos de violencia electoral y 93 homicidios de personas políticas.
Previamente hubo 217 mujeres candidatas renunciaron en Zacatecas; 149 candidatos en el Estado de México; y 515 en Chiapas. La mayoría, denunciaron actos de violencia en su contra.
“La seguridad ha sido un fracaso en este sexenio (2018-2024) con 186.000 personas asesinadas y 50.000 personas desaparecidas. ¿Y cuál ha sido la estrategia de este Gobierno?”, expresó Gálvez, quien contendió por la coalición opositora Fuerza y Corazón por México que empujaron el PAN, PRD y PRI.
La segunda batalla será impulsar una iniciativa de ley como antecedente para que el presidente de la República pueda ser juzgado en caso de que intervenga en los procesos electorales. “Usó todo el aparato del Estado para empujar a su candidata”, dijo.
Entre otras denuncias, se documentó la intervención del presidente Andrés Manuel López Obrador con comentarios a favor de Sheinbaum, adelanto de depósitos de subsidios para que los beneficiarios tuvieran dinero antes de las elecciones y presuntos pagos en efectivo por parte de Morena en algunos estados y hasta en la Ciudad de México para inducir el voto.
“Fue tan descarado que los representantes del partido daban en la mesa de votación 500 pesos por persona”, dijo Margarita Rodríguez, una ama de casa del municipio de Iztapalapa.
De acuerdo con testimonios en algunos estados del país y en la capital mexicana, Morena habría dado dinero en efectivo.
El tercer y cuarto reto del futuro de Gálvez se presentaron menos concretos: que se castigue a los legisladores que no cumplieron con su deber para debilitar las instituciones del Estado mexicano y que se proteja a las víctimas del mal gobierno.
Fortalecerse a sí misma
“Haga lo que haga, los esfuerzos de la oposición para ejercer su papel frente a lo que será un gobierno poderoso con mayoría en el Congreso debe comenzar por fortalecerse a sí misma”, advirtió Valverde.
Lo que se ve hasta ahora, según la politóloga, es que el PAN pudo haber tenido mejores resultados si hubiera ido solo a la contienda en lugar de hacer alianzas; que el PRI actuó como fuego amigo entre la desbandada hacia Morena y las traiciones y que el PRD no pinta: por eso perdió el registro.
Por otro lado, aunque se ha fortalecido el partido Movimiento Ciudadano con seis millones de votos a favor de su presidenciable Jorge Álvarez Maynez, se le mira lejos de hacer trabajo conjunto con el PAN y Xóchitl Gálvez para frenar el poder de Sheinbaum y aliados porque tiene su propia agenda e intereses.
Morena ganó siete de las nueve gobernaciones en disputa y ha obtenido mayoría absoluta en al menos 22 de las 32 legislaturas estatales.
Esta victoria se considera un triunfo al mandato de López Obrador, cuando millones de personas salieron de la pobreza con subsidios, se duplicó el salario mínimo y creció el sistema de pensiones, aunque dio un poder sin precedentes al Ejército y relegó la energía limpia.