Refugiadas

La metamorfosis de Rima Bali, de directora de hotel en Alepo a escritora de éxito en España

Como millones de civiles sirios, dejó todo en 2015 para instalarse en Europa. Hoy, con su primera novela traducida al castellano, sabe que tomó la decisión acertada

Siria
La escritora siria Rima Bali durante la entrevista con Artículo14 Kano

“Fue duro y no fue fácil. Necesité mucho tiempo para tomar esta decisión”, asegura la escritora siria Rima Bali sobre cómo fue dejarlo todo en 2015 y empezar una nueva vida en Europa. En Alepo, “me sentía incapaz. Incapaz de hacer nada, incapaz de salvar nada. ¿Qué haría el resto de mi vida?”, se repregunta Bali durante su encuentro con Artículo14 en la sede de Casa Árabe en Madrid.

“Fue como una obligación tener que tomar esta decisión para poder hacer algo para mí misma, para mi familia y para mí”. Hoy, nueve años después, queda claro que su determinación ha sido acertada. No sólo está viva -en Siria desde el inicio de la revolución en 2011 y posterior represión y guerra han muerto entre 580.000 personas y 610.000– sino que ha publicado ya cuatro novelas. Además, su libro “El girasol azul”, acaba de ser traducido al castellano.

La pérdida de un hijo

La protagonista de su obra, Nada, pierde a su único vástago en Siria. Y aunque “la muerte de un hijo es la pérdida más grave, la más importante”, hay muchos paralelismos entre su personaje principal y su propia vida. “Yo dejé un trabajo, el dinero, mi tipo de vida… pero perder a una persona es como perder una parte de tu vida, de tu corazón. Conozco a muchas mujeres sirias que han sufrido exactamente la misma situación, que han perdido a un hijo en la guerra”.

El girasol azul

La escritora siria afincada en España Rima Bali

Estudió Economía y Marketing en su ahora devastada ciudad del norte de Siria. Bali se especializó en turismo y llegó a ser la directora del famoso Orient House Hotel de la ciudad vieja de Alepo. Una etapa que recuerda con mucho cariño, pues fue “larga y buena”. No obstante, reconoce que lo que más echa de menos es a su familia, las calles de su urbe, llenas de sus recuerdos. “Allí pasé toda mi vida”. Ahora mira atrás sabiendo que ese periodo ya ha terminado, que nunca volverá. “Siempre estará en mi corazón”.

Un crisol de sociedades

Nada sufre desde muy joven el yugo de la tiranía masculina, enamorándose de la persona equivocada y haciéndose de menos a medida que pasan los años cerca de él. Huye de la guerra a Francia tras el asesinato de su hijo. Bali explica a Artículo14 que en Siria hay un crisol de sociedades y que unas son mucho más tolerantes que otras. “Cada una tiene sus costumbres, pero en general, si tenemos en cuenta la historia de Siria, el país tenía una mentalidad abierta. La mujer tenía un papel muy importante en el día a día”.

La escritora asegura que, por ejemplo, en Alepo, las sirias iban a la Universidad desde hace 60 años. Sin embargo, “por la guerra y todas las cosas que están pasando en el mundo, cada sociedad está más cerrada, se ha vuelto todo peor. En Alepo la situación está fatal”, lamenta.

Ascender en un mundo de hombres

Obviamente, Bali se enfrentó a micromachismos durante su carrera profesional. “Aunque si se comparaba con otros países y sociedades, la vida para la mujer en Alepo, Siria, era muy buena”. Por supuesto que no era perfecta. “Había muchas tradiciones y costumbres en la mentalidad de la gente”. Si eras mujer no podías hacer según qué cosas. “Tanto yo como muchas mujeres tuvimos que luchar muchísimo para encontrar nuestro lugar en la vida. No fue fácil”.

Había ciertos sectores muy masculinizados en los que a las sirias se les hacía de menos. “Yo tenía muchos hombres a mi alrededor y tenía que luchar mucho, porque ellos a veces si lo proponía yo, una mujer, me decían que no se podía hacer. Sin embargo, fue motivante para pelearlo aún más”.

La soltería como lacra

Bali también recuerda la insistencia a su alrededor por no estar casada. “Me hacían ‘la equis’ por no haberme casado muy joven. Les resultaba raro que siguiera soltera. Me decían que tenían que encontrarme un marido. Yo insistía en que no me hacía falta, que estaba muy bien así: ‘Tengo cosas más importantes en mi vida que el matrimonio’”, recuerda argumentar Bali. “No entendía por qué tenía que casarme cuando la sociedad quería, no cuando a mí me apeteciera. Tampoco que cumplir años y estar soltera fuera malo. Eso no es derecho a decidir”.

A pesar de la profunda herida que deja abandonar tu país, se ha adaptado perfectamente a su vida española. “Claro que echo mucho de menos a mi familia, pero no me cuesta nada vivir en Madrid, en España”. Primero estuvo tres años en Toledo, y después se mudó a la capital. “La vida aquí es un poco parecida a la siria. El estilo de vida, la amabilidad de la gente, incluso la temperatura es similar”.

La elección de España

Es más, Bali se siente afortunada de haber elegido España como destino, pues muchos de sus compatriotas eligieron el norte de Europa. “Aquí no me siento obligada a cambiar. Estoy muy cómoda. Solo echo de menos a mi familia”, insiste.

Si algo le ha dado España es la posibilidad de dedicarse plenamente a la escritura. Animada por sus parientes desde pequeña, es ahora una escritora profesional.

“Estoy muy emocionada. Ya tengo cuatro libros en árabe, una de mis novelas está nominada al Premio Internacional de Ficción Árabe (IPAF) y seleccionada por la Booker Prize Foundation de Londres. Es algo muy bueno para mí”, asegura, mientras hojea las páginas de “El girasol azul”, la primera traducida a la lengua de Cervantes.

La esencia de Siria aflorará

Bali confiesa que, “a causa de la guerra, perdí muchas cosas. Sin embargo, en un momento me dije que había que encontrar otra cosa para vivir. Construir otras cosas por mí misma. Tomé la decisión de escribir de forma seria, no sólo como un “hobby”, como hacía en Siria”. Resume que la escritura es complicada y una profesión que exige mucha dedicación y tiempo. “Requiere de muchas etapas, la primera y más importante es buscar, investigar y documentarte. Es una auténtica tarea”.

Sobre el futuro de Siria es, de alguna manera, optimista. “Tengo fe en que, en el futuro, dentro de unos 50 años, aunque yo no esté viva, las cosas cambiarán. Lo verdadero, la verdadera esencia de Siria aflorará. Porque tenemos que saber leer la historia. Yo tengo esperanza”.

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