El Gobierno de Giorgia Meloni está disfrutando de una pequeña victoria; parece que la Unión Europea podría terminar imitando su iniciativa de colocar a los inmigrantes irregulares, solicitantes de asilo, en centros en otros países mientras esperan su reubicación. La idea de Meloni, que tiene por objetivo descargar a los países en primera línea, como Italia y España, incluía un pacto con Albania para enviar allí a sus inmigrantes no deseados. En su momento, fue fuertemente criticada, pero ahora Ursula von der Leyen parece querer incluir una propuesta similar en el pacto migratorio de la UE.
Aprobado recientemente, el pacto migratorio europeo pretende repartir a los inmigrantes por los países del bloque a través de cuotas. Y ofrece a los estados la opción de rechazar personas a cambio de un pago por cada inmigrante, con una suma de 20.000 euros por cada inmigrante rechazado. Este dinero se destinaría a apoyar a los países que sí reciben a los solicitantes de asilo y necesitan asistencia para gestionar la carga.
La opción no gusta a los países de ultraderecha, que abogan por fortalecer las fronteras de manera todavía más intransigente. Y Meloni, que es de las dirigentes más poderosas del grupo, ha tomado las riendas del rechazo y ha organizado una cumbre paralela en Bruselas para reunir a sus aliados, al margen de la reunión del Consejo Europeo de hoy.
La cumbre de Meloni
La primera ministra italiana quiso convocar esta cumbre con los “afines” a sus políticas migratorias — e incluyó entre ellos a Ursula von der Leyen, de manera insólita. Aunque no se ha publicado una lista oficial de los participantes, se espera la asistencia de países como Polonia, Hungría, Malta y Grecia, e incluso del canciller alemán, Olaf Scholz. No acudirán, sin embargo, los países bálticos, que alegan un encuentro previo, ni el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, quien se opone frontalmente a la creación de centros de deportación fuera de la UE y por eso no ha sido invitado.
Meloni justificó la convocatoria alegando que “muchos países admiran” las políticas migratorias de Italia, piedra angular de su Gobierno. Y podrían estar inspirando a los demás países e incluso al bloque entero, aunque con algunos matices. Robert Golob, primer ministro de Eslovenia, declaró ante la prensa que la solución italiana con Albania no es definitiva. “Albania no es una isla donde puedas encerrar a migrantes; diría que es una solución transitoria”, comentó, sugiriendo que esta medida podría ser solo temporal.
A nivel europeo, otros países están explorando modelos alternativos. Polonia, por ejemplo, ha anunciado su intención de suspender las reglas de asilo en su frontera con Bielorrusia, similar a lo que Finlandia hizo en julio. El objetivo de estas medidas es frenar lo que describen como “ataques híbridos” de Bielorrusia y Rusia para instrumentalizar la migración. Mientras tanto, Países Bajos podría adoptar un enfoque diferente: la ministra neerlandesa de Comercio Exterior, Reinette Klever, ha hablado sobre la posibilidad de enviar a solicitantes de asilo rechazados a Uganda, similar al Plan Ruanda del Reino Unido. Aunque todavía está en fase de desarrollo, esta propuesta se enmarca en la creciente tendencia de externalizar el procesamiento de migrantes a terceros países.
La cumbre organizada por Meloni, junto con Dinamarca y Países Bajos, tiene como objetivo debatir posibles soluciones innovadoras a la migración irregular, de cara a la reunión formal de los 27 líderes europeos. Estas soluciones incluirían medidas como la aceleración de las deportaciones y el fortalecimiento de las fronteras. Y en relación con la situación interna, Meloni destacó que las llegadas de migrantes irregulares a Italia han disminuido un 60 % en 2024 en comparación con 2023, gracias en parte a los acuerdos con países como Túnez y Egipto. Así, considera que la colaboración con terceros países es clave para gestionar la crisis migratoria.