El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, confirmó este lunes poco después de jurar el cargo que Washington se retiraba del Acuerdo de París. Por segunda vez. Abandonar de forma unilateral el pacto en defensa del clima más ambicioso jamás firmado a nivel internacional fue una de las primeras decisiones que adoptó Trump en su primera llegada a la Casa Blanca en enero de 2017. Una eterna promesa de campaña que vuelve a cumplir cuatro años después.
Joe Biden decidió revertir la medida en cuanto pisó el Despacho Oval, demostrando que su Administración mantendría su apuesta por la lucha contra el cambio climático y el multilateralismo. Esa época ha vuelto a quedar enterrada bajo el alud de órdenes ejecutivas de Trump, entre los que también figura la declaración de una “emergencia energética nacional” para disparar la producción de hidrocarburos.
La fragilidad de los acuerdos
Maria Ivanova, catedrática y directora de la Escuela de Políticas Públicas y Asuntos Urbanos de la Universidad Northeastern, en Boston, analiza en conversación con Artículo14 las implicaciones de esta retirada. La experta en política medioambiental, que responde por correo desde el Foro Económico de Davos, señala que, con esta decisión, Trump aparta a Estados Unidos de “las conversaciones críticas sobre los principales problemas mundiales”, relacionados con la energía, el clima y los recursos naturales.
–En su primer día en la Casa Blanca, Trump firmó la orden ejecutiva mediante la cual abandona unilateralmente el acuerdo climático de París, algo que ya hizo durante su primer mandato. ¿Cómo afectó entonces y cómo afectará ahora la medida?
–La primera retirada fue profundamente descorazonadora. Envió al mundo la señal de que Estados Unidos, un actor clave en la gobernanza medioambiental a nivel internacional, se apartaba de los compromisos y la colaboración multilaterales. Como investigadora de la gobernanza medioambiental a nivel mundial, me pareció un duro recordatorio de la fragilidad de los acuerdos internacionales y de la necesidad de coaliciones más amplias para mantener el progreso, independientemente de los cambios políticos en un solo país. Hoy en día, el impacto es aún más pronunciado, ya que socava el ímpetu ganado con esfuerzo durante los últimos años para reafirmar el liderazgo climático mundial. Pero el progreso continuará a nivel subnacional.
–¿Cuándo entrará en vigor la retirada unilateral de Estados Unidos?
–Formalmente, según las normas del Acuerdo de París, la retirada tarda un año a partir de la fecha de notificación a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Sin embargo, la propia orden ejecutiva envía ondas políticas inmediatas a través de los debates políticos mundiales y nacionales.
–¿Qué significa esta decisión para Estados Unidos y el mundo?
–Para Estados Unidos, esta decisión disminuye su credibilidad como líder mundial en cuestiones climáticas y lo aparta de las conversaciones críticas sobre los principales problemas mundiales: energía, clima, recursos naturales. Además, corre el riesgo de quedarse rezagado económicamente en la transición mundial hacia las energías renovables. Y lo que es más importante, las energías renovables son más baratas que las centrales de combustibles fósiles nuevas y existentes. Como informó la Agencia Internacional de la Energía en 2023, el 96% de las nuevas instalaciones solares funcionan con costes de generación más bajos que las nuevas de carbón y gas natural. A nivel mundial, la decisión permitirá a muchos países, y especialmente a China, llenar el vacío dejado por la retirada de Estados Unidos. Y los países seguirán adelante sin Estados Unidos.
–¿Han servido para algo los acuerdos de París?
–Por supuesto. El Acuerdo de París ha sido decisivo para unir a la comunidad mundial en torno al objetivo común de hacer frente al cambio climático. Catalizó compromisos de países y empresas, fomentó la innovación en energías renovables y elevó el discurso sobre la justicia climática. El Acuerdo de París sentó las bases de la acción colectiva para limitar la interferencia humana en el mundo natural, y su valor sigue siendo innegable a pesar de los reveses políticos.
–“Drill, baby, drill”. El lunes, Trump también anunció que declararía una emergencia energética nacional para producir más petróleo y gas natural, una medida sin precedentes en la historia de Estados Unidos. ¿Cuáles son las implicaciones?
–Declarar tal emergencia afianzará la dependencia de los combustibles fósiles, contradiciendo la ciencia y la urgencia de la acción climática. Desde el punto de vista económico, es imprudente, pues el coste de las energías renovables ya es inferior al de las nuevas centrales de combustibles fósiles y seguirá bajando. Esto solo perjudicará a la competitividad global de Estados Unidos en los mercados de energías renovables. Desde el punto de vista medioambiental, agrava las emisiones de gases de efecto invernadero y la degradación de los ecosistemas, poniendo en peligro la salud planetaria.