María Costanza Cipriani amanece en la casa de una amiga. Una amiga que se arriesga al acogerla, pero ahí está. Su marido fue secuestrado no se sabe por cuál de los grupos de represión del régimen de Nicolás Maduro y su apartamento, allanado. Despierta muy temprano y pide un café negro. A eso de las siete atiende esta entrevista. Su voz es clara, suave y firme.
“Estoy bien. Ayer me sentía triste, confundida, pero hoy amanecí furiosa. Él sabía que debía mantenerse a buen resguardo, lo habíamos hablado. Sabía que no debía salir. ¡Y solo! Cuando me vea se va a enterar”.
“He salido del shock para entrar en la furia; y estoy saliendo de la furia para que mi mente analítica se enfríe y establezca qué voy a hacer, paso a paso, para no equivocarme, porque no puedo poner en riesgo ni su integridad personal ni la causa por la que él lucha. Debo ir con pie de plomo y que todo lo que salga de mi boca abunde en soluciones”.
Su marido es Perkins Rocha, abogado de María Corina Machado, catedrático y gran lector. Tiene 61 años. María Costanza Cipriani es abogada, licenciada de la ULA (Universidad de los Andes), con sede en la andina ciudad venezolana de Mérida, donde ella se radicó cuando tenía 15 años. Su padre, inmigrante italiano era constructor y tenía una empresa en Mérida; y allí se fueron los tres primeros hijos del matrimonio, que tuvo seis antes de separarse. Su madre y sus tres hermanos menores se quedaron en Las Tejerías, estado Aragua, y ella se marchó. A los 16 ya estaba en las aulas universitarias.
“Se prendó de mí”
Perkins estudió Derecho en la UCAB, (Universidad Católica Andrés Bello), en Caracas -dice-. “Lo conocí cuando yo era asesora de la Contraloría de Aragua y él, de la Asamblea Legislativa del mismo estado. Me mandaron a que lo visitara para resolver un caso juntos y él quedó prendado de mí. Tengo que decirlo así, él se prendó de mí y yo después me prendé de él. Nos casamos hace 31 años”.
Cipriani tiene estudios avanzados en Libertad de Expresión y Derecho a la Información, de la UCAB. Ejerce como abogada y, en los últimos años, “por las dificultades para acceder a los tribunales y obtener justicia”, se ha dedicado a los asuntos legales de la comunidad italiana en Venezuela. Por su padre, tiene también esa nacionalidad y es abogada acreditada ante el consulado para asuntos de ciudadanía italiana. También tiene la ONG “Veedores por la Educación”, que, “mientras mis hijos estuvieron aquí, dio una batalla muy digna y muy seria, en Aragua, cuando el hermano de Chávez, Adán Chávez, trató de imponer el “currículum bolivariano”».
No somos unos recién llegados en la lucha por las libertades en Venezuela -advierte-. “He estado en eso desde que me casé con Perkins. Ya yo antes era muy peleona y con Perkins encaucé mis ansias y tomé una ruta más eficiente. Eso ha sido nuestra vida“.
La pareja tiene dos hijos. «Mi hijo mayor, Santiago Rocha, de 29 años, es economista. Vive en Madrid, trabaja en una empresa de precios de transferencia. Y el menor, Mariano Rocha, de 22 años, estudia diseño de videojuegos en Cardiff, Gales, Reino Unido, Perkins tiene un hijo de su primer matrimonio, de 40 años, que vive en Montreal. Somos una familia que se ve por pantallas, como tantas en Venezuela».
-¿Cómo es Perkins Rocha? ¿Cree usted que podría estar ansioso en este momento?
-No. Perkins es quisquilloso. Es hijo único y, como tal, es el ombligo del mundo (esto tampoco lo vayas a escribir). Además, es Escorpio y vive sus pasiones sin cortapisas, con todas las neuronas, los músculos, los huesos, con todos los órganos. Y por eso es es así de osado, no se corta ante el peligro. A la vez, él siempre quiere ser mi hijo y yo me niego. ¿Sabes? Somos cómplices, nos reímos mucho juntos. Nos respetamos, nos admiramos y nos amamos profundamente. Yo quiero enviarle un mensaje, si esto le llega por alguna vía, quiero que sepa que no está solo, que todos estamos con él, que no tenemos nada que reclamarle porque todos sabíamos que su lucha nos involucraba a todos. Y que sepa que soy su voz.
A este punto, la voz se la ha quebrado y llora abiertamente. Le pregunto si logró dormir. «Como dos horitas sí, porque yo duermo muy bien, la verdad. Por mucha que sea la angustia, el sueño me vence, además de que sé que si quiero ser eficiente y que mi palabra se oiga, tengo que descansar mi mente, poner en orden mis ideas”.
Qué pasa con mi papá
Al preguntarle por el secuestro, ocurrido a la salida de una farmacia, en Las Mercedes, este de Caracas, explica tuvo un último contacto con su esposo, por WhatsApp, a las once y 8 minutos. «Yo estaba en mi oficina, en la ciudad de Maracay, estado Aragua, y él estaba en Caracas. A las 2 de la tarde, me llama mi hijo el de Cardiff y me dice: “Mamá, que está pasando con mi papá”. Yo tenía un cliente en mi oficina, le digo: “Nada, está bien”. “No, en Twitter dice que se lo llevaron”. Ahí me entero. Entre las 11 y pasadas las 14, no supe nada de lo que estaba pasando».
En ese momento, me activé -sigue María Costanza Cipriani-. “Llamé a la gente de Vente [Vente Venezuela (VV), movimiento político liberal-republicano, fundado por María Corina Machado], mis amigos, a quienes quiero y respeto, para ver si sabían algo. A eso de las tres de la tarde, me confirman el secuestro. Llamé a una vecina y me dijo: “El vigilante dice que él salió en su vehículo pasadas las 11”. O sea, habló conmigo y salió. Me imagino que lo habrían llamado desde la residencia donde está su mamá para pedir algún medicamento. No sé por qué salió, él sabía que tenía que cuidarse mucho y que no debía salir. Pero, bueno, es hombre y es terco. Cuando salga de ahí, se las verá conmigo… Me va a tener qué explicar… En estos tiempos difíciles… que no son los primeros que atraviesa, por cierto. ¿Recuerdas que Perkins fue presidente de la Corte Primera y que fue perseguido? También lo fue cuando formó parte del Comité de Postulaciones Judiciales de la Asamblea Nacional, en el años 2015; y está perseguido desde diciembre del año pasado, cuando le anularon el pasaporte y le bloquearon sus cuentas. Mi familia tiene un historial de hostigamiento y persecución”.
Luchó para que no se lo llevaran
“No. No teníamos nada acordado para cuando vinieran a secuestrarlo -dice María Costanza Cipriani-. Lo único que me había dicho es que cuando vinieran por él, no se iba a oponer. Pero, según escribió la periodista Ibéyise Pacheco en Twitter, luchó fuertemente para que no se lo llevaran. No hemos conseguido ni un solo vídeo del área de Farmatodo de las Mercedes, cosa sorprendente porque ese local se la pasa como el Santiago Bernabéu, lleno de gente y bien iluminado. Esperamos que en el transcurso del día salga algo para verificar cómo fue su secuestro. Se lo llevaron en su propio vehículo y no tardaron en entrar en nuestro apartamento con sus llaves”.
“Yo no tengo miedo. Por Perkins y por todos los secuestrados, los desaparecidos, los detenidos de manera ilegal, no puedo permitirme el miedo. Yo soy su voz en este momento y no lo voy a defraudar. Nosotros tenemos mucho tiempo en esto. Yo lo he acompañado en tantas, tantas, luchas y él me ha acompañado a mí en tantas, tantas, luchas. Siempre he sabido que, cuando esto ocurriera, yo tendría que mantener mi templanza por él. Ahora, cuando el régimen finalmente lo ha secuestrado, debo estar firme también por los cuatro jefes de campaña [de distintas regiones] de Vente Venezuela detenidos, por los periodistas detenidos, por los más de cien de adolescentes presos, por mi amiga Magally Meda, por Pedro Urruchurtu, por Claudia Macero, asilados en la embajada de Argentina, por Henry [Alviárez], por Dinorah [Hernández], cómo me voy a callar. Yo no tengo permiso para callarme. Lo quiero mucho y lo admiro profundamente. Siento orgullo y miedo en partes iguales en el cuerpo, en este momento».
El día siguiente
Al preguntarle qué día le espera, María Costanza Cipriani dice que irá “con el doctor Omar Mora, quien lleva los casos de los presos de Vente Venezuela, para hacer el periplo de rigor, ir de un centro de detención a otro, en el intento de tener una respuesta oficial… si eso fuera posible en Venezuela… de en qué sitio de reclusión lo tienen secuestrado”.
“No. Mi casa fue mi casa no fue allanada. Mi casa fue vandalizada, que es distinto, porque un allanamiento requiere de una orden judicial y ese es el lugar conyugal, inviolable por ley, así lo establece el Código Civil. Mi apartamento fue vandalizado y mi marido, secuestrado. Esa es mi triste realidad, al día de hoy, 28 de agosto, treinta días después de que le dimos al régimen una paliza en las elecciones“.
“Me dijeron que se llevaron las computadoras, unos maletines… A mí no me inquieta lo que se lleven, porque ahí está lo que él ha dicho a viva voz, todo el tiempo. No necesitaban llevarse su computadora para saber lo que piensa Perkins; y lo que piensa de ellos, porque lo ha dicho por todos los medios. No van a descubrir nada. Nosotros no conspiramos. Nosotros defendemos la Constitución, las leyes y los derechos de los venezolanos. Y no vamos a declinar. Claro, me da mucha rabia que unos extraños, doce tipos, diez más dos testigos llevados por ellos, hayan invadido mi privacidad, mi intimidad. Eso se siente como una violación. Porque en nuestra residencia no solo están las cosas de trabajo de Perkins sino mi reserva familiar, mis fotos con mis hijos, eso me duele más que el carro, las computadoras, los libros… Que esos ojos malvados hayan visto a mis hijos conmigo… es horrible”.
Hasta el final
En la madrugada del jueves, en audiencia clandestina Perkins Rocha fue imputado de cinco delitos: terrorismo, traición a la patria, conspiración, asociación para delinquir e instigación al odio. No le permitieron acceso a su familia ni a su abogado. Le impusieron la asistencia de un defensor público. Como sitio de reclusión, le impusieron como el centro de torturas El Helicoide, en Caracas.
¿Cómo se siente? -le pregunto en una segunda, brevísima, entrevista.
-Orgullosa de él y de mi familia, que no se derrumba, no se rinde y llegará hasta el final.