No es un lugar cualquiera, es Rosarno, un pueblo de poco más de 10 mil habitantes en la costa tirrénica italiana. Exactamente en la punta de la bota italiana, en la región de Calabria, cuna de una de las mafias más peligrosas del mundo y, seguro, la más poderosa de Italia y Europa.
Una organización que nace de la considerada mala vita ya durante todo el 800, pero que ha evolucionado convirtiéndose en la organización criminal con tentáculos en todos los continentes. La ‘Ndrangheta no es solo una de las mafias más fuertes en Italia, a pesar de haberse desarrollado plenamente más tarde que otras como la Cosa Nostra, sino que es una de las más rígidas y tradicionalistas. Es, además, incontablemente rica, se habla de más de 40 mil millones al año, un dato, evidentemente solo aproximado.
Gran parte de su éxito está en la rigidez de su estructura familiar, donde está casi garantizada la fidelidad. De hecho los casos de pentiti (arrepentidos que colaboran con la justicia) son mucho menores que en otras mafias. Los rituales y la tradición forman parte de la propia identidad de la organización y de la disciplina de los propios integrantes.
Este hecho es fundamental para poder entender hasta el final la historia de Maria Concetta Cacciola, víctima inocente en 2011 de una estructura rígida, de un machismo sistemático y de una violencia mafiosa. Murió tras haber ingerido ácido clorídrico, que, en pocas palabras, te quema por dentro. Su familia quiso vender la versión de un suicidio que nunca ocurrió.
Hija de una de las familias ‘ndranghetistas más potentes de Calabria, Bellocco, con 13 años le hacen conocer a Salvatore Figliuzzi, con el que se casa dos años después y tiene su primer hijo. Maria Concetta es aún menor, pero su destino en un puzzle de familias y ‘ndrinas, facciones dentro de la organización, es ser la mujer de alguien.
Roberto Saviano escribe, entre otras, su historia en su último libro, que acaba de salir en Italia, ‘Noi due ci apparteniamo’ (Nosotros dos nos pertenecemos) de la editorial Mondadori, y habla de la condena que es para una familia mafiosa que nazca una hija mujer. Una hija que nunca podrá ser una heredera del poder familiar, que tendrá un único valor: moneda de intercambio en el estatus criminal. Ese era el destino ya escrito para Maria Concetta, pero ella no quiso que su vida se terminase en esa jaula familiar.
La escalada de violencia que determinó toda su vida, y que empezó con la incapacidad de decidir, siguió con la convivencia con un hombre violento, su marido. En 2004 él entra en la cárcel, pero su condena sigue, con sus ya tres hijos vive bajo el dominio de la familia que controla cada uno de sus pasos.
Decide encontrar una puerta abierta aún a su libertad personal y sexual y conoce a un hombre a través de Internet con el que luego llega a verse. Cuando lo descubre su familia la maltrata, la castiga por romper las férreas reglas de honor que rigen las relaciones ‘ndranghetistas. Maria Concetta está señalada con el dedo como una traidora porque no ha respetado las férreas reglas que estaría obligada a cumplir por ser hija de quien es. Y sobrina también. Su tío Gregorio Bellocco fue uno de los 30 criminales más buscados de Italia.
Maria Concetta solo ve la luz en 2011, cuando, a través de un problema con la moto de su hijo, necesita personarse ante los Carabinieri y lo hace sin estar rodeada de la guardia pretoriana de su familia. En aquel encuentro se convierte en una colaboradora de justicia, cuenta todo, de su familia, de su marido, negocios y todo tipo de fechorías. Es introducida en un programa de protección y, como muchos otros colaboradores, es enviada al norte de Italia, en un exilio creado para los que intentan refugiarse del peligro inminente de quien se atreve a salirse del ala ortodoxa de la mafia. Pasa por Bolzano o Génova pero su destino, la cuerda roja que la une a su familia, la trae de nuevo a Rosarno.
En un intercambio telefónico con su madre cede ante las presiones y decide volver a Calabria. “Acogida” de nuevo en el seno de la familia es obligada a firmar un documento en el que se retracta de todo lo que había contado a la justicia.
En aquel tiempo varias interceptaciones telefónicas retratan su miedo, Maria Concetta sabe que corre el grave peligro de pagar muy caro su deseo de libertad, de salir de una criminalidad impuesta. Pocos días después fue encontrada muerta tras haber ingerido ácido clorhídrico. Sus padres insisten en que fue un suicidio pero, más tarde, la justicia no tardará en declarar que Maria Concetta fue asesinada. La justicia condenó también por maltratos a la madre, el padre y el hermano. Su historia se convirtió también en una serie de Disney + titulada ‘Las buenas madres’ que salió en 2023.
“Era como estar en la Edad Media”
Marcelle Padovani es una periodista francesa que informa en Italia sobre la mafia desde 1970. Toda una carrera dedicada a conocer las entrañas de la criminalidad organizada. En más de una ocasión visitó este epicentro mafioso, Rosarno, y confiesa para Artículo14 que le dio la sensación de estar en plena Edad Media. “Ya no es solo la tradición que marca una familia mafiosa, sino de la mentalidad local aún completamente retrógrada”, explica.
En Calabria la ocupación femenina ronda siempre el 30% y suele estar entre las más bajas de Europa. La falta de una independencia económica y, en general, de un menor desarrollo de la sociedad favorece la penetración de las mafias, que llevan décadas erradicadas de forma siempre más sofisticada.