Hogar para miles de opositores al régimen chavista, altavoz para millones de venezolanos. Madrid se convirtió en la noche de este jueves en el lugar donde 10.000 personas, según datos de la organización, clamaron “Gloria al bravo pueblo” -frase que da nombre al himno del país sudamericano-. Una oración con dos objetivos claros: restaurar la democracia en Venezuela y apoyar a los líderes opositores Edmundo González y María Corina Machado.
Precisamente la libertad y la democracia fueron los pilares de esta manifestación convocada por Comando ConVzla. Por ello, “se ve, se siente, Edmundo presidente” fue otro de los lemas que en la céntrica Plaza del Sol se repitió con la intención de que González tome posesión como presidente este viernes.
Dos venezolanas que jaleaban esas palabras son Poema y Graciela, una pareja de manifestantes que llevan residiendo dos y cuatro años, respectivamente, en España. Al igual que muchos compatriotas exiliados, el principal motivo que las ha llevado a salir a la calle es claro: “Sabemos que (los chavistas) no ganaron las elecciones”, exclama Graciela. “Maduro no es legítimo”, esgrime por su parte Poema.
El futuro es incierto para ambas, pues como señala esta última, no saben si Edmundo González tomará posesión como presidente de Venezuela: “El mañana se puede extender semanas”, en referencia a que dicha toma no sea inmediata, “pero no pueden mantener lo que han venido haciendo durante dos décadas”. Aunque pase lo que pase, tienen muy claro que la lucha por la libertad y la democracia no cesará. O como precisa Graciela: “No dejaremos la calle hasta que esto (la dictadura) no pare”.
La libertad “ya está aquí”
Hace siete años que Ana se tuvo que marchar de Venezuela por el simple hecho (y tan complejo a la vez) de vivir en una dictadura. Una fe casi ciega la lleva a seguir los pasos de Machado y González para lograr esa ansiada “libertad” que, siente, “ya está aquí”.
Y pese a esa vital querencia, Ana ve complejo que González tome posesión como presidente este viernes. Un esencial paso para que su sueño se cumpla. Aunque en su caso, como en el de millones de venezolanos, las inconmensurables ganas de poder gozar de una democracia en su país es un motor con mucha potencia. Es por ello, relata, que no le queda más remedio que confiar en el plan que Machado ha diseñado. Porque, en definitiva, lo único realmente importante para Ana es que Maduro y su régimen se “vayan, nos dejen en paz y nos dejen hacer nuestro país“.
Una nueva patria, confiesa, que se construye con la única responsabilidad del pueblo venezolano. En este sentido, argumenta que si bien no desdeña la ayuda de países como España, cuyo Congreso de los Diputados y Senado instaron a que el Gobierno reconozca a González como presidente electo, sí precisa que esa tarea última de reinstaurar la democracia es suya y de sus compatriotas.
Como a tantos venezolanos, a Ana le gustaría poder hacer en su país natal todo aquello que con autodeterminación efectúa en España. Es por ello que expresa la dificultad que supone vivir en libertad en una nación que no es la suya. Pese a todo, dice con optimismo: “Es un sueño para nuestro pueblo poder tener libertad y democracia”.
Vivir en libertad a 7000 kilómetros
Marilena es hija de padre venezolano y de madre española. Una mujer, precisa, que escapó de España durante la Guerra Civil. Irónica y cruelmente, el tiempo ha situado a su descendiente en una similar posición. Y, quizás, por conocer de primera mano lo que supone esa sensación de vivir fuera de su país por motivos políticos es por lo que Marilena está en Sol.
Una sensación que, como señalaba Ana, también es “agridulce”. Pues si bien agradece a España todo aquello que le ha ofrecido al pueblo venezolano, este quiere desarrollarse en su nación. La dificultad también se manifiesta, confiesa Marilena, al constatar que mientras ella goza de todas las libertades de una democracia, su familia, localizable a algo más de 7000 kilómetros, está pasando hambre o se le va la luz.
Estos aciagos tiempos para el pueblo venezolano son los que la han motivado a salir a la calle a protestar. “Estoy aquí por amor a mi patria, para defender los derechos humanos de tantas personas detenidas injustamente, y para defender la democracia”, indica.
Y al igual que muchos de los presentes en Sol, Marilena quiere que Edmundo González, “a quien votamos libremente”, llegue al poder. Una necesidad que también se extiende a la hora de implorar por un país “libre y próspero”, al que poder retornar “sin tener el miedo a ser perseguidos”.
La manifestante visiona el mañana como una “lucha”. Pues si el cambio de régimen no se realiza exactamente este viernes, lo que sí va a materializarse es el comienzo del fin “porque todo el planeta sabe que el presidente al que elegimos fue Edmundo González”. Ahora, el objetivo es claro: “Hay que seguir luchando. Los venezolanos somos personas muy optimistas y luchadores”, sentencia.
La noche y el frío se aposentó pocos minutos después de que todas estas personas comenzaran a concentrarse en Sol, pero el pueblo venezolano alumbró y calentó el ambiente con sus incombustibles proclamas y odas a la libertad. La manifestación, tras casi cuatro horas de duración, finalizó. Sin embargo, ya hay otra cita pendiente. Este viernes, a las 18:00 horas, han sido convocados para reunirse de nuevo en la Plaza del Sol. Esta vez, esperan, para celebrar que Edmundo González tome posesión como presidente de su país, de Venezuela.