Alrededor de ocho millones de venezolanos se han visto obligados a abandonar su país, huir de Venezuela. Desde fuera de su patria han vivido esta última crisis con una enorme preocupación. Su patria, la que nunca quisieron abandonar, les duele. Pero tras el terror sembrado y la represión después de las elecciones del 28-J, también comienzan a desvanecerse las ganas de volver a pisar Venezuela.
En España hay inscritos unos 510.000 venezolanos, pero la cifra real es mucho mayor. Rosaida Pire, de 60 años, llegó a España hace cinco años. Nieta de emigrantes asturianos, ha tenido que volver a la tierra de la que huyeron sus abuelos en barco. “Exactamente el 19 de enero 2019”, recuerda esta venezolana licenciada en la UCLA que trabajaba en una potente fábrica de cemento. “La decisión fue por mi hija, ella ya llevaba tres años acá”. Pire acababa de superar un cáncer de páncreas “gracias a Dios, la empresa y mi familia” y pudo operarse en 1998. “Me dicen que soy un milagro andante”, reconoce. Pero tras la operación “me quedé diabética y no puedo vivir sin insulina”. Desde 2017, la situación en Venezuela para los venezolanos que padecen enfermedades crónicas se volvió muy compleja. “Era imposible comprar insulina, me la enviaba mi hija desde España. Se gastaba casi su sueldo para que yo pudiera tener las medicinas. Ella, mi única hija realmente no podía suplir todo, pero se desvivía”, describe. “Un día, a raíz de tanto desajuste, rehusar agujas e inestabilidad me dio un infarto. Es cuando mi hija decide traerme. No me dio tiempo a pensármelo. Me envío un billete y me vine a España. “Allá dejé mi gran tesoro: mi familia y mi madre”, lamenta.
La venezolana Rosaida Pire, de Barquisimeto a Gijón
Habla muy orgullosa de su familia y hace hincapié en que nunca pensó que debía migrar de su querida Venezuela. Es la pequeña de 10 hermanos. “Casi todos tenemos profesión al igual que nuestra descendencia”. En aquellos tiempos eran afortunados, “podíamos expresarnos, manifestarnos sin represión (salvo el Caracazo). Todos teníamos oportunidades, incluso personas con bajo nivel de recursos podían estudiar”, recalca Pire. “De esta manera podíamos brindar estabilidad a nuestros padres quienes se sacrificaban para vernos surgir y hacernos hombres y mujeres de bien”.
“Nosotros en Venezuela estamos solos”
La salud de Pire ya estaba muy quebrada al llegar a España. En menos de un mes, tuvo que ser operada de urgencia del corazón: “Triple By-Pass“, cuenta agradecida sobre la seguridad social española. “Aquí pude estabilizar parte de mis problemas de salud. Le agradezco todo lo que tiene y deseo para España lo mejor: que nunca lleguen a caer en una situación como la de Venezuela. Gracias a Dios está la UE. Nosotros en Venezuela estamos solos”.
La líder antichavista María Corina Machado habla a sus simpatizantes durante una caravana para promover el voto hacia el candidato presidencial, Edmundo González Urrutia
Dos semanas después del 28-J, la venezolana confiesa que se esperaba lo que ha sucedido. “Yo era militante activa de la oposición. Lamentablemente es algo que ya se ha repetido tantas veces”, explica. “He sido menos severa con los anteriores candidatos. El pueblo también tiene que mostrar sus necesidades”, confiesa. “Esta vez, esperaba eso, pero le pedí a Dios que no hubiera habido tanto derramamiento de sangre“. Pire cree que la “oposición, bajo el comando de María Corina Machado, tenía claro que todo esto iba a pasar. Pero al mismo tiempo, Machado es una mujer tan inteligente, es estratega, que está en plena partida de ajedrez. Le han comido varios peones, pero le puede dar jaque mate a Maduro. Está preparada para todo ello, aunque considero que el apoyo de la ciudadanía y el respaldo militar es fundamental”, sostiene Pire. “Esa mujer está totalmente capacitada para dirigir al país”.
La represión duele
La venezolana no soporta las imágenes de la represión de las Fuerzas de Seguridad de Venezuela. “Dicen que lo hacen por miedo a sus superiores, otros para desahogar penas: “Arremeter contra el pueblo… La Guardia Nacional, la Policía, esa violencia no tiene cabida en ninguna parte”.
La proclamación de Maduro le parece una barbaridad. “Como las anteriores, pero esta vez no tiene forma de quedarse en el poder. Necesitamos la ayuda y el apoyo de la comunidad internacional para entrar en un proceso de paz y libertad donde podamos recuperar el país”. Maduro no va a mostrar las actas, “es que no las puede mostrar. La verdad siempre prevalece y están las pruebas de los resultados del 28-J. Edmundo González es el presidente electo de Venezuela”.
Edmundo González Urrutia se funde en un abrazo con la líder antichavista María Corina Machado
Pire espera que los venezolanos no se adormezcan con el paso de los días. “Es el momento de Venezuela”. El chavismo “utilizará todos los medios habidos y por haber para quitar el triunfo avasallante de la oposición: Maduro se debe ir“.
Volver a Venezuela
Quizá la pregunta más dura junto a ‘por qué abandonaste tu país, tu casa, tu familia’, es si deseas volver a tu patria.
“Siempre lo sueño. Siempre he creído y quiero volver a Venezuela“, asevera Pire, que sólo lleva cinco años en España. “Sin embargo, mi madre murió en 2020. Esa era mi apego principal y no siento la fuerza, no me imagino llegar a mi casa y que no esté ella”, confiesa entre lágrimas. “Sé que esto es un proceso de vida. Pero es algo tan duro saber que tú estabas lejos y no acompañarla. Cuando yo me vine le dejé la mortaja a mi mamá. Es muy duro. Me da dolor hasta llamar a mis hermanos”. En suma, “volveré cuando yo esté preparada y cuando Venezuela esté, por lo menos estable”.
Cuando la desesperación toma la decisión
Taynaís Díaz, de 45 años, era docente en Venezuela. Vino a España en 2019, “desesperada”. “Vine en una crisis de nervios por todo lo que estaba viviendo en mi país. Tengo dos hijos y cuando nació mi segundo, en 2014, veía muchas señales de que la situación del país empeoraba a pasos agigantados: en el área económica, en el área social, en la parte sanitaria”, recuerda.
Fotografía de una vendedora ambulante junto a los productos que ofrece en Caracas
Lo notó en su hijo Christian, al que le gustaba mucho el deporte y era muy bueno en fútbol. “Me costaba muchísimo comprarle el uniforme y los zapatos de fútbol, a veces bueno, se iba sin comer a los entrenamientos, porque no había suficiente comida. Estaba delgadito, delgadito”. Con él comenzó a darse cuenta de que su vida iba deteriorándose cada vez más. “A pesar de ser una profesional en la educación contratada por el estado de Aragua, mi sueldo solamente me alcanzaba para comprar un paquete de arroz, un kilo de queso y un cartón de huevos, algo que no duraba para, duraba para dos días o tres días quién sabe. Con eso no podía sostener a mi familia”.
“Fue horrible tener que pasar hambre”
Con su segundo hijo fu aún peor. “Comenzó la crisis de los productos, comprar pañales, fue terrible, de verdad, terrible, hacer colas para comprar pañales…”, recuerda Díaz. “Me vine porque estaba con mucho miedo de que un día le pasará algo a mis hijos, no quería darles ese futuro que yo estaba viviendo, que estaban viviendo también ellos, quizás ellos no lo entendían tan claro como yo, pero fue horrible, fue horrible tener que pasar hambre, comer solamente arroz, recibir de parte de los vecinos comida, bolsas de comida, porque sabían que estábamos muy mal económicamente”.
Ella vio España como una oportunidad: “Agarré a mis dos chicos y me vine”.
Sobre cómo ha vivido la crisis tras las elecciones del 28-J, Díaz explica que “el 28 de julio esperaba ver un pueblo saliendo a la calle, así como pasó, a votar. Los venezolanos estamos acostumbrados a eso, a la democracia, a salir, a expresarnos, a decir qué queremos, qué no queremos, qué es lo que creemos que nos conviene. Claro, una cosa es lo que uno cree que le conviene y una cosa es lo que pasa después que votas: las sorpresas, vienen esas traiciones de los presidentes hacia su pueblo”.
“Volver a ver a mi abuela”
Ella vio una esperanza, aunque con mucho escepticismo, que la propuesta nueva no fuese tan sincera. “Sin embargo, cuando estás desesperado y tienes miedo, necesitas creer en que eso que te proponen nuevo, va a ser diferente por lo menos a lo que ya has vivido y lo que conoces”.
Díaz no quiere volver a vivir en Venezuela, pero sí “soñaba volver a ver a mi abuela, a volver a estar con mi familia, mi familia que quedó allá, a compartir con mis amistades”. Pero al hablar de Venezuela, vuelve a recordar el miedo. ” Viví experiencias de atracos, de robos, de intentos de secuestro, de ver mucha violencia en las calles. Y todo eso, de verdad, me fue llenando de tanto miedo que siento que Venezuela tiene que ser nueva para yo poder volver a ir”.
A veces se siente culpable por buscar la protección de sus hijos y de ella misma. “Creo que, como madre, es la responsabilidad que tenemos de intentar de darle a nuestros hijos lo mejor”. Y es para ella “sobrepasa mi entendimiento de estar en Venezuela viviendo todo lo que se vive allá. Yo de verdad admiro a mis hermanos venezolanos que se llenaron de valor y se quedaron. Yo los admiro”.