Venezuela

Machado desafía al régimen desde la clandestinidad

Desde su refugio, la líder de la oposición convoca a los venezolanos dentro y fuera del país a una manifestación este domingo

Machado
La líder opositora de Venezuela, María Corina Machado, habla a través de video conferencia durante el Foro América Libre Efe

Una escena entre venezolanos, registrada este miércoles 27 en un supermercado en Madrid, refleja lo que ha estado ocurriendo en el país suramericano en los cuatro meses transcurridos desde las elecciones del 28 de julio pasado.

Dos señoras llegan a la caja para pagar. Vienen juntas y las dos llevan bolsas casi llenas. Se ve que se han dividido la carga. Una primera señora descarga sus productos, pero la segunda se toma su tiempo para poner los suyos en la cinta rodante. El joven cajero pregunta: “¿Eso es todo?”. El muchacho tiene acento venezolano, que es reconocido por las clientas, de la misma nacionalidad. Entonces, la rezagada lo mira de manera significativa, saca de la bolsa un último bote con aire triunfal y al momento de depositarlo en la cinta le dice:
—Hijo, esto es hasta el final.

La determinación de Machado

“Hasta el final” es la frase que expresa la determinación de María Corina Machado (MCM), líder de la oposición venezolana, de perpetuar la lucha hasta que Nicolás Maduro salga del poder. La consigna expresa, de paso, su negativa a negociar con el régimen (salvo las condiciones de su salida), a transigir en arreglos que supongan una traición a los más siete millones de votos (de los diez millones sufragados) y, en general, a desviarse de una línea en la que lleva un cuarto de siglo que, aunque con modulaciones y ajustes, ha apuntado siempre a sacar al chavismo del poder y enrutar a Venezuela por un camino de economía liberal, institucionalidad y libertades democráticas.

María Corina Machado durante su intervención en la reunión de la ONU

Decir “hasta el final” es hacerse eco no solo de la aspiración mayoritaria del pueblo venezolano, que así expresó su apoyo a esta línea política en las urnas de votación, sino del ritornelo de Machado.

¿Qué ocurrirá el 10 de enero?

Para sorpresa de las señoras, el muchacho se hizo eco del santo y seña, pero añadió su incredulidad respecto de que ese final esté a la vuelta de la esquina; esto es, el 10 de enero, cuando por ley debe juramentarse el presidente electo, Edmundo González Urrutia (EGU), según las actas emitidas por Consejo Nacional Electoral (CNE).

—Seh, hasta el final… pero a saber cuándo será eso… Es mucha la gente que se ha volteado, cada día asoma un traidor.
—¡¿Mucha gente?! ¿Quiénes?
—Bueno, los políticos de siempre. Ahora se sabe para quién han jugado.
—Eso no es así -enmendó la primera señora-. ¿Andrés Velásquez se volteó? ¿Juan Pablo Guanipa se volteó? ¿Delsa Solórzano, Andrés Caleca, las decenas que están presos?
—No, esos no. Claro.
—Ya está. Lo importante es que no se voltee el pueblo -observó la otra.
—Ah no -dijo el joven mientras les extendía la factura-. El pueblo sigue firme y sufriendo cada día más.

Cuatro meses desde el 28-J

En el breve episodio se manifestaron o fueron aludidos todos los jugadores del tenso tablero político venezolano de los últimos cuatro meses. Desde la gente común que conectó con Machado y confía en la solidez de su liderazgo hasta los que han desanimado y se han sumado a la masiva emigración, pasando por los “normalizadores”, como son aludidos aquellos factores que, por diversos motivos, creen que Maduro se quedará en El Palacio de Miraflores aunque ello suponga la definitiva devastación de lo que queda de Venezuela.

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La líder opositora venezolana María Corina Machado junto al candidato Edmundo González Urrutia (ahora exiliado en España)

Entre los normalizadores están los que han recibido privilegios, dinero, canonjías y, en suma, beneficios del régimen, están siendo objeto de gran presión por parte de Maduro para que arrecien en su normalización. Están también los empresarios, unos más honestos que otros, que prefieren tragar sapos si así mantienen su patrimonio y sus empresas, por cierto, necesarias para el país. Están los pescadores en río revuelto, que prefieren agazaparse a ver cómo viene la mano. Y están ciertos grupos cuya esencia es el antagonismo a Machado, entre quienes hay algunos que se definen como no políticos (sino defensores de derechos humanos) al tiempo que posan con Maduro, el mayor violador de Derechos Humanos de la historia de Venezuela, así como feministas misóginas.

Desde luego, el 10 de enero se acerca a toda carrera. Y todos suben sus apuestas. Maduro da vueltas de tuerca; ya se sabe: al que paga la fiesta le bailan en la mesa, así que los normalizadores dejan caer sus hojas de parra y cada vez disimulan menos a quién sirven. En pocas semanas, Trump regresará a la Casa Blanca. Es muy poco probable que Maduro vaya a una mesa de negociación a ningunear a Donald Trump, a firmar acuerdos para luego burlarse, como ha hecho infinidad de veces con Joe Biden.

Manifestación este domingo

Machado desafía al régimen desde su refugio en la clandestinidad y no solo le echa en cara a Maduro el creciente apoyo internacional de González Urrutia y su reconocimiento como presidente electo, sino que convoca a los venezolanos dentro y fuera del país a una manifestación este domingo 1 de diciembre.

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La líder opositora venezolana, María Corina Machado, agita una bandera ante seguidores.

¿Se presentará ella en la protesta? ¿Saldrá de su escondite para reírse del tirano? La dictadura insiste en que ella se fue del país. En realidad, Maduro dice una cosa hoy y otra, mañana. Un día dice que ya se fue, que dejó abandonados a quienes creyeron en ella y otro día dice que debería hacerlo. Una aparición de Machado sería un golpe tremendo a un régimen que se jacta de tener el país en un puño y a la líder opositora acorralada.

La heroicidad de Machado

En el fondo, curiosamente poco mencionado por los normalizadores y por los dialogantes con el dictador, está el pueblo en quien reside la soberanía y que se pronunció con nitidez el 28 de julio. Ese factor casi no es mencionado en las diatribas o se le alude como un simple figurante, pero es el que sostiene a Machado con un susurro vibrante, con un abrazo perenne. Quienes niegan esto, una realidad colosal donde las haya, parecen olvidar que Venezuela tiene en Simón Bolívar un paradigma del líder, esto es, un arquetipo heroico. Para empinarse en una lucha desigual de un ‘paisito’ pobre contra el imperio español, Bolívar empeñó bienes y mayorazgos. María Corina Machado tiene de sí misma una percepción heroica (hay quien sugiere que “hasta el final” reverbera con el de su propia vida, rendida al objetivo). Y no hay duda de que las masas captaron esto con claridad y entusiasmo.

Es lo que hay. Todo va a más. Hasta el final o hasta el principio.