Europa

Lukashenko busca consumar su “farsa” electoral en Bielorrusia

El último dictador de Europa solo permite la candidatura de una mujer en las elecciones presidenciales de este domingo

El guion está escrito. Bielorrusia celebra hoy unas elecciones presidenciales sin alternativas a Alexander Lukashenko. El último dictador de Europa lleva más de tres décadas en el poder. Seis mandatos consecutivos. Siete contando a partir de este domingo. Hay cuatro candidatos “en liza”. Uno de ellos es Sergei Syrankov, líder del Partido Comunista de Bielorrusia, que hace campaña contra Lukashenko… manifestándole su apoyo. “¡No en lugar de, sino junto a Lukashenko!”, reza su eslogan electoral.

Nadie tiene dudas sobre cuál será el resultado. Ni siquiera el propio Syrankov. “Estoy seguro de que Alexander Lukashenko obtendrá una victoria aplastante. Pero incluso si él gana y yo no, los comunistas serán los ganadores”, reconoce en declaraciones a la BBC. “El principal comunista de nuestro país es nuestro jefe de Estado. Lukashenko aún conserva su antiguo carné de miembro de la época del Partido Comunista Soviético”, subraya.

En las papeletas también figura el nombre de Oleg Gaidukevich, líder del Partido Liberal Demócrata. Pero el diputado nacionalista tampoco pretende quitarle el sitio a Lukashenko, claro. “Es obvio que Lukashenko ganará. Tiene un rating enorme…. Vamos a luchar para reforzar nuestras posiciones y prepararnos para las próximas elecciones”, afirma.

Solo una mujer

Entre los cuatro aspirantes solo hay una mujer, Anna Kanopátskaya. Esta abogada de 48 años, que se presentó sin éxito en 2020, es precisamente la única candidata que puede permitirse ser medianamente crítica con el régimen. “Todos sabemos que en Bielorrusia existe un sistema autoritario. El propio Lukashenko no se avergüenza en reconocer que es un dictador, el último dictador de Europa”, traslada a Efe.

La disidencia en el exilio considera, sin embargo, que puede hacer este tipo de declaraciones porque está perfectamente integrada en el sistema. Kanopátskaya, de hecho, considera que sus compatriotas deben a Lukashenko el hecho de que Bielorrusia siga siendo un país independiente. Según sus estimaciones, el mandatario bielorruso “cuenta con el respaldo de la mayoría de la población”.

“Será por la guerra en Ucrania, porque la paz es muy importante. Pero la realidad es que es un hombre mayor. Aunque cuenta con el apoyo de la sociedad, considero que ha alcanzado el límite de sus posibilidades. A día de hoy, ese es un factor que frena el desarrollo del país. Y Lukashenko lo entiende perfectamente”, explica.

La candidata a la presidencia bielorrusa, Anna Kanopátskaya

El pescado está tan vendido que ni siquiera el propio presidente ha prestado gran dedicación a la campaña electoral. “Las próximas elecciones son grotescas, incluso para los estándares autoritarios del régimen de Alexander Lukashenko. Por primera vez en la historia de Bielorrusia, no hay atisbo de competencia. No hay candidatos alternativos, solo leales al régimen o “saboteadores” que declaran abiertamente su apoyo a Lukashenko”, escribe la activista bielorrusa Hanna Liubakova en las páginas de Voxeurop.

“El trauma de las protestas de 2020 parece haber convencido a Lukashenko para prescindir incluso de estos gestos superficiales. Todos los aspectos de estas elecciones estarán estrechamente controlados”, añade.

El último dictador del Viejo Continente cometió fraude en las elecciones de 2020. Ganó con más del 80% de los votos, según las cifras oficiales. Un amaño descarado que prendió la mecha del descontento. Pero Lukashenko decidió responder a las manifestaciones multitudinarias con la mayor represión de la disidencia en la historia postsoviética del país. La Rusia de Vladimir Putin no dudó en arropar a su principal aliado, hoy convertido en un Estado satélite al servicio del Kremlin.

Una “farsa” electoral

Los principales disidentes del régimen de Lukashenko están en la cárcel o en el exilio. La cara visible de la oposición en el exterior, Svetlana Tijanóvskaya, considera la cita electoral una “farsa”, unas “elecciones sin opciones”. “Es una operación de estilo militar; una representación escenificada por el régimen para aferrarse al poder”, señala en una entrevista reciente con la BBC.

No habrá observadores internacionales independientes durante la celebración de los comicios. El Gobierno bielorruso ni siquiera ha invitado en esta ocasión a Oficina de Instituciones Democráticas y Derechos Humanos de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).

Tampoco pueden votar los ciudadanos bielorrusos que residen fuera del país. Las autoridades han justificado la decisión haciendo mención la “baja participación electoral” en el extranjero y alegando una supuesta “falta de seguridad”.

“Las próximas elecciones en Bielorrusia tendrán lugar en medio de una represión feroz, en un país donde la población no puede ejercer su derecho a la libertad de pensamiento, expresión, información o asociación y reunión”, denuncia a través de un informe Human Rights Watch (HRW).

En 2020, Lukashenko, confiado, permitió la candidatura de Tijanóvskaya en sustitución de su marido, el bloguero Serguéi Tijanovski, que cumple dos años en régimen de aislamiento. No volverá a cometer ese error, que permitió a esta antigua profesora de 42 años convertirse en el máximo exponente de la resistencia prodemocrática bielorrusa.

“El trauma de 2020 sigue vivo y tiene que eliminar cualquier posibilidad de levantamiento”, insiste hoy Tijanóvskaya, que sin embargo reconoce que las perspectivas para que esto suceda a corto plazo no son alentadoras.

Guerra contra las mujeres

Bielorrusa está sumida en el silencio por temor a las represalias. Más de 1.256 presos políticos languidecen en las cárceles del régimen, según los datos de Viasna, una organización en defensa de los derechos humanos con sede en Minsk.

En esa lista figura la líder prodemocrática Maria Kalesnikava, en prisión desde septiembre de 2020. Directora de campaña del exbanquero y candidato opositor Víktor Babariko, Kalesnikava fue condenada a 11 años de cárcel por cargos de “extremismo”.

No es la única mujer que sufre estas condiciones. Son decenas, sino centenares las que pagan las consecuencias de haber elevado la voz en el marco de las protestas de 2020.

Bielorrusia

Tres mujeres pasan frente a un cartel de las elecciones de este domingo en Bielorrusia

“Lukashenko niega estar atacando a las mujeres, afirmando en una entrevista de 2021 que «no está en guerra» con ellas. Sabemos que es todo lo contrario: Las mujeres que desafían a su régimen se han enfrentado a tratos inhumanos, intimidación y tortura. Muchas se han visto obligadas a huir del país y con frecuencia son chantajeadas con amenazas a sus familias e hijos”, denuncia la activista Volya Vysotskaia, que sostiene que las mujeres “suelen ser recluidas en celdas superpobladas, a menudo sin acceso adecuado a alimentos, agua, aire limpio o atención médica”.

“Y mucho más: Las mujeres son recluidas en celdas de castigo por las infracciones más pequeñas, generalmente provocadas por los guardias de la prisión. Otro castigo es enviar a las mujeres a centros especiales de trabajo hasta 12 horas al día en condiciones insalubres y peligrosas. Si una mujer se niega a trabajar, puede ser trasladada a una prisión masculina”.

Una amenaza para Europa

Tijanóvskaya considera a Lukashenko una amenaza para la seguridad no solo para Bielorrusia, sino para toda Europa. “Permite que Putin despliegue armas nucleares y su ejército en Bielorrusia, y es un camino muy corto hasta Polonia y Lituania”, explica la líder opositora. “Él y Putin forman una pareja, y apoyan a otros dictadores. Forma parte de esta cadena del mal”.

Lukashenko ha practicado la guerra híbrida contra la Unión Europea organizando la llegada al país de cientos de migrantes –en su mayoría procedentes de Oriente Próximo– para empujarlas a las fronteras con Polonia, Lituania y Letonia, de donde son repelidos. Al menos 120 personas murieron intentando cruzar la divisoria europea, según los datos del grupo de derechos humanos Constanza.

“Está claro: es la venganza de Lukashenko por la imposición de sanciones. Continuará mientras la Unión Europea reaccione a todos los horrores de Bielorrusia”, reconoce un guardia fronterizo bielorruso en declaraciones recogidas por el digital Politico.

Lukashenko también ha permitido a Rusia atacar Ucrania con misiles y tanques desde suelo bielorruso. A pesar de todo, Tijanóvskaya confía en el cambio: “En 2020 se produjo un enorme cambio de mentalidad en Bielorrusia. No sé cuánto tardará, pero ese cambio no desaparecerá”.

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