Represión de Maduro

Los venezolanos fían su 2025 a los militares

Escepticismo ante el 10-E a pesar de la esperanza que transmite Machado. El problema para los venezolanos es que los cabecillas del régimen han ido demasiado lejos en sus crímenes

María Corina Machado KiloyCuarto

Venezuela está de parto. Tanto el régimen como la oposición nucleada alrededor de María Corina Machado (MCM) acercan el estetoscopio a las Fuerzas Armadas, de cuyos latidos depende la suerte del advenimiento pautado por ley para el 10 de enero.

Si se acata la Constitución, ese día correspondería la proclamación, como Presidente de la República, de Edmundo González Urrutia (EGU), ganador de las elecciones del pasado julio, con más del 70% de los votos, como lo demuestran las actas emitidas por el CNE, entre comicial venezolano. Pero si, una vez más, el régimen de Maduro opta por violar la Carta Magna, este se atribuirá la victoria (o “se robará las elecciones”, como se dice en aquel país suramericano), pese a haber perdido por paliza.

Los venezolanos, en manos de los militares

El desenlace de la larga y dolorosa crisis venezolana está en las manos de los militares, quienes deshojan la margarita… ¿harán cumplir la ley, como es su deber, o secundarán al tirano en su determinación de mantenerse en el poder a troche y moche?

Nicolás Maduro, presidente de Venezuela.

La respuesta a esta pregunta encuentra dos tipos de reacciones entre las personas consultadas (todas en territorio venezolano): 1) intentan una mustia sonrisa que significa, “quién sabe” o 2) niegan de plano la posibilidad, aunque remota, de que Maduro entregue el poder al presidente electo. Fuera de los políticos activos, casi todos en la clandestinidad, nadie se atreve a asegurar que la mayoría expresada en las elecciones del domingo 28 de julio “cobrará” su triunfo. Incluso cuando se garantiza el anonimato de sus respuestas, nadie autoriza a publicar su nombre.

La líder opositora venezolana, María Corina Machado

El régimen ha ido demasiado lejos

“Ellos no pueden abandonar el poder” -dice una analista- “porque fuera de él no tienen ninguna perspectiva. Y no es asunto de dinero, puesto que la cúpula chavista ha amasado fortunas suficientes para financiar varias generaciones a todo lujo en el cualquier lugar del mundo. El problema es que ellos no quieren huir a Cuba, Nicaragua, Rusia o Corea del Norte; y donde ellos quisieran ir no serán recibidos. Han ido demasiado lejos en sus crímenes, han asesinado, secuestrado, torturado, violado… además, por supuesto, del intenso saqueo al que han sometido a Venezuela. Todo eso lo han hecho para garantizar su permanencia en el mando. No tienen vuelta atrás. Dejar el poder equivale a la cárcel para ellos y al escampado, para sus familias”.

En evidente refutación a esta matriz de opinión, María Corina Machado emitió un mensaje en sus redes sociales, el 28 de diciembre, cerca de medianoche, donde repetía una frase: “Parecía imposible…”. La pieza comunicacional consistió en un vídeo con imágenes de archivo, acompañado de una grabación de su voz en registro muy profesional. A ella no se le ve, salvo en el pietaje filmado en concentraciones políticas y momentos álgidos en emocionalidad y energía. Es, pues, un contenido elaborado por un equipo.

“Parecía imposible”, se oye decir a Machado. “Unir un país separado durante tantos años por el régimen. Parecía imposible recuperar la dignidad, la solidaridad y también nuestros sueños. Parecía imposible ganar las primarias [octubre de 2023]. Parecía imposible presentar un candidato de todos [EGU, abril de 2024]. Parecía imposible debilitarlos y derrotarlos [28 de julio de 2024]. Parecía imposible demostrar que ganamos [entre otros eventos, en octubre de 2024, el centro Carter presentó a la OEA las actas que demuestran el resultado electoral]. Tenemos por delante un nuevo desafío y que nadie nos venga a decir a nosotros que es imposible lograrlo porque Dios pone sus tareas más difíciles a sus hijos mejor preparados”.

El candidato opositor Edmundo González participa en un acto de campaña este jueves, en Caracas (Venezuela)

El vídeo finaliza con una foto fija de González Urrutia vestido con la camiseta vinotinto (de la selección venezolana de futbol) y un rosario en el cuello. A su lado, una sonriente Machado proclama ante un micrófono: “Vamos a traer a nuestros hijos a casa [alude a los ya ocho millones de nacionales que han salido huyendo del país, aquejado de una crisis humanitaria compleja]”. Y, por último, vemos el leit motiv #hastaelfinal.

Ese “hasta el final”, que equivale hasta la salida de Maduro y la implantación de un gobierno democrático, ahora encarnado en González Urrutia, presidente y Machado, según anunció aquel, vicepresidente, ha nucleado el discurso de MCM desde el primer día de su gesta para encabezar el anhelo de cambio de las mayorías venezolanas, que podríamos datar -porque ella enfrentó a Chávez desde el primer día- cuando se presentó a la primarias, en las que arrasaría con el 92,5% de los votos.

Ya en su mensaje de Navidad, posteado el 24 de diciembre, había dicho Machado: “Les pido que esta noche tengamos consciencia del enorme poder que como pueblo hemos desatado. Con cada minuto que pasa, el mal se disuelve ante nuestros ojos, y más venezolanos dan el paso…”. Estos puntos suspensivos pueden parecer no más que un guiño a un lector desavisado, pero quienes observan de cerca el tira y encoge de Caracas, sabe que se trata de un silencio elocuente. Machado les está diciendo, al país y, sobre todo, a la dictadura, que cada vez está más amarrado el apoyo del sector uniformado, ese del que todo depende…

Machado

La líder opositora de Venezuela María Corina Machado asiste a una protesta en rechazo a los resultados oficiales de las elecciones presidenciales -que dan la victoria a Nicolás Maduro-, en Caracas

Mientras, el país que alguna vez se consideró “el más feliz del mundo”, cabecea en una tristeza espesa. “Se siente en todas partes”, dice cierto profesor universitario que volvió al país por las fiestas. “Se ve en las calles del interior del país, rotas, atestadas de basura y plagadas de niños famélicos que piden limosna. Sí, hay esperanza, pero ahora la manifestamos distinto, ahora la llevamos adentro casi en secreto”.