La reciente investidura de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos ha reavivado uno de los temas más controvertidos de su agenda económica: los aranceles. En su discurso inaugural, Trump anunció la creación de un “Servicio de Ingresos Externos” destinado a gestionar la recaudación de los aranceles de importación. Prometió que este mecanismo generará “enormes cantidades de dinero” para el Tesoro estadounidense. Sin embargo, la implementación de esta medida y sus posibles consecuencias económicas han puesto en alerta tanto a los mercados internacionales como a los propios consumidores estadounidenses. El impacto de los nuevos aranceles de Trump podría tener efectos significativos a nivel global.
¿Qué es el Servicio de Ingresos Externos de Donald Trump?
Durante su discurso, Trump destacó que el Servicio de Ingresos Externos será clave para su estrategia económica. Según él, esta entidad recaudará los aranceles de productos provenientes de países como México, Canadá y China, además de gestionar otros ingresos relacionados con el comercio exterior. El objetivo declarado es fortalecer la economía nacional y devolver la “competitividad” al gobierno federal. Sin embargo, este anuncio ha suscitado preguntas. A fin de cuentas, Estados Unidos ya cuenta con una institución —el IRS (Servicio de Impuestos Internos)— encargada de recaudar impuestos y gestionar los ingresos del gobierno.
El planteamiento de Trump sobre los aranceles se basa en su creencia de que los países extranjeros asumirán el costo de estas tarifas, un argumento que ya utilizó durante su primer mandato. No obstante, estudios previos han demostrado que los costos de los aranceles de Trump recaen principalmente en los importadores estadounidenses, quienes a menudo trasladan esos costos a los consumidores finales.
¿Qué impacto tendrán los nuevos aranceles de Trump?
Los nuevos aranceles de Trump podrían traducirse en un aumento de los costes para las empresas estadounidenses que importan productos del extranjero. Esto afectaría especialmente a sectores como el tecnológico, el automotriz y el agrícola, que dependen en gran medida de bienes importados. Según un estudio de la Comisión de Comercio Internacional de Estados Unidos, los aranceles implementados durante el primer mandato de Trump elevaron significativamente los costos para las empresas nacionales, que en muchos casos se vieron obligadas a repercutir esos incrementos en los precios de venta al consumidor.
Contrario a lo que afirma Trump, no son los países exportadores quienes pagan los aranceles, sino las empresas estadounidenses que importan los bienes. Esto significa que el consumidor promedio podría enfrentar precios más altos en productos cotidianos, desde electrodomésticos hasta alimentos. Por ejemplo, durante su primer mandato, el coste de productos chinos gravados con aranceles se incrementó notablemente en el mercado estadounidense, afectando tanto a las familias como a los pequeños negocios.
El presidente de EE UU, Donald Trump, y el vicepresidente, JD Vance, escuchan cantar a Christopher Maccio durante la 60ª Inauguración Presidencial en la Rotonda del Capitolio de EE UU en Washington | EFE
El enfoque de Trump sobre los aranceles ha sido objeto de críticas tanto dentro como fuera de Estados Unidos. Aunque el presidente sostiene que esta política enriquece a la economía nacional, numerosos economistas argumentan que los aranceles de Trump tienen un efecto contrario, generando tensiones comerciales y reduciendo la competitividad de las empresas estadounidenses. Además, la imposición de tarifas elevadas puede provocar represalias por parte de otros países, complicando aún más las relaciones comerciales internacionales.
Una de las principales críticas es que esta estrategia se basa en una premisa errónea: la idea de que los aranceles son pagados directamente por los países exportadores. La realidad, según múltiples estudios, es que los costes de los aranceles son asumidos por las empresas importadoras y, en última instancia, por los consumidores estadounidenses. Esto contradice las afirmaciones del presidente, que aseguró que los aranceles anteriores “enriquecieron” a los estadounidenses gracias a los pagos realizados por otros países.
El precedente del primer mandato
El anuncio de los nuevos aranceles de Trump ha generado preocupación en el ámbito internacional. Países como México, Canadá y China, principales socios comerciales de Estados Unidos, podrían verse obligados a buscar mercados alternativos o implementar medidas de represalia. Eso afectaría las cadenas de suministro globales. Además, la incertidumbre generada por estas políticas podría tener un impacto negativo en los mercados financieros. Especialmente, en sectores dependientes del comercio internacional.
La política arancelaria de Trump también podría afectar los acuerdos comerciales vigentes, como el T-MEC (Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá). Los expertos advierten que un aumento en los aranceles podría poner en riesgo la estabilidad de estos acuerdos, y generaría tensiones entre los países miembros y obstaculizando el flujo comercial en la región.
Melania y Donald Trump | EFE
Los aranceles de Trump implementados durante su primer mandato ofrecen un precedente claro de los posibles efectos de esta política. En aquella ocasión, las tarifas impuestas a productos chinos desencadenaron una guerra comercial que impactó negativamente en ambos países. Según la Comisión de Comercio Internacional de Estados Unidos, los consumidores estadounidenses asumieron la mayor parte de los costes de estos aranceles. Por su parte, las empresas nacionales lidiaron con dificultades para competir en el mercado global.
Además, la incertidumbre generada por las políticas comerciales de Trump contribuyó a una desaceleración en el crecimiento económico global. Organismos internacionales, como el Fondo Monetario Internacional (FMI), advirtieron sobre los riesgos de estas medidas. De hecho, señalaron que podrían generar una contracción en el comercio mundial y aumentar las tensiones entre las principales economías del planeta.