Teresa Ribera, vicepresidenta del Gobierno de España y ministra para la Transición Ecológica, ha sido nombrada una de las seis vicepresidentas ejecutivas de la próxima Comisión Europea, liderada por Ursula von der Leyen. Este nombramiento la coloca en una posición clave y muy importante, para supervisar la política climática y de competición de la Unión Europea. Ribera tendrá la responsabilidad de dirigir la transición energética limpia en Europa, un papel que es fundamental dentro del marco del Pacto Verde Europeo.
Un camino largo por delante
Uno de los principales retos de Ribera será garantizar que Europa siga avanzando en su compromiso con la lucha contra el cambio climático y la preservación de la biodiversidad. El Pacto Verde Europeo, presentado por la Comisión, tiene como objetivo alcanzar la neutralidad climática en 2050, y Ribera será clave para coordinar las políticas que guiarán a los Estados miembros hacia esta meta. Además, tendrá que gestionar el desarrollo de las nuevas tecnologías limpias y la implementación de normativas medioambientales más estrictas.
Ribera también tendrá bajo su cargo la supervisión de la política de competitividad de la UE, un área de gran poder en Bruselas. Antes, el puesto estaba en manos de la comisaria danesa Margrethe Vestager, quien ha sido muy activa en la regulación de las grandes empresas tecnológicas y en la lucha contra prácticas fiscales agresivas. Ribera deberá continuar esta labor y enfrentar los desafíos de un sector empresarial que está en constante evolución, asegurando que las grandes empresas cumplan con las normativas europeas y no socaven la competitividad del mercado.
Cuestión de geopolítica
Otro de los retos importantes para Ribera será el manejo de la crisis energética que enfrenta Europa. La guerra en Ucrania ha puesto de manifiesto la dependencia de la UE de los combustibles fósiles, especialmente del gas ruso. En este sentido, la vicepresidenta tendrá que liderar los esfuerzos para reducir esa dependencia, promoviendo la inversión en energías renovables y tecnologías más limpias que aseguren la sostenibilidad energética del continente.
La cuestión de la energía nuclear también será otro tema clave para Ribera. A pesar de que en España ha impulsado el cierre de los reactores nucleares, Ribera ha señalado que no se opondrá a la expansión de la energía nuclear en otros países de la UE. Esto ha tranquilizado a los Estados miembros que apuestan por la energía nuclear, como Francia, que ve esta tecnología como crucial para cumplir con sus objetivos climáticos.
Otra tarea crítica para Ribera será coordinar las políticas energéticas y climáticas de los Estados miembros, asegurando que se respeten las decisiones nacionales, pero dentro de un marco común europeo. La diversificación de las fuentes energéticas y el fomento de la independencia energética serán prioridades, junto con la promoción de tecnologías como el hidrógeno verde y los parques eólicos marinos.
Polémica en España
Otro desafío, predecible, es que su nombramiento ha enfrentado a los dos lados de la balanza política de España. Por una parte está el gobierno, desde donde Pedro Sánchez ha celebrado el nombramiento de Teresa Ribera, considerando su papel como un logro sin precedentes para España en Bruselas.
Destacó la importancia de su nuevo nombramiento, que según Sánchez, el nombramiento es “magnífico” y supone “una fuente de orgullo para España”. Añadió que “[su] determinación y liderazgo en el Gobierno español se han convertido en un ejemplo para todos, y ahora podrás defender esos mismos valores desde el corazón de Europa”.
Pero el Partido Popular tiene una postura mucho más crítica hacia el nombramiento de Ribera. Desde el PP, se ha considerado que su designación como vicepresidenta y comisaria de Competencia es una “mala elección”. Según fuentes del partido, “una mala ministra no puede ser una buena comisaria”. Argumentan que Ribera, como ministra de Transición Ecológica, ha estado tomando decisiones controvertidas y creen que esas mismas políticas no deberían trasladarse a la Unión Europea. Según el PP, Teresa Ribera “es rehén de su trayectoria y de sus políticas al frente del ministerio de Transición, y como comisaria tendría que decidir qué camino quiere para Europa: si la agenda de Sánchez o el programa de Von der Leyen”.
El PP también ha expresado su preocupación por la independencia de Ribera en su nuevo cargo. Consideran que tendrá que elegir entre seguir la agenda política de Sánchez o alinearse con el programa de la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen. “Teresa Ribera tendría que demostrar que es capaz de trabajar para los 27 Estados Miembro y no para los intereses de Sánchez”, sostienen desde el PP.
Las manos atadas
Otro punto de fricción ha sido la independencia que Ribera deberá mostrar en su nuevo cargo. El PP ha señalado que la Comisión Europea “no es el Consejo de Ministros de Sánchez” y que Ribera tendrá que demostrar que puede trabajar en beneficio de los 27 Estados miembros de la UE, y no exclusivamente en favor de los intereses del gobierno español.
También han subrayado la importancia de las audiencias del Parlamento Europeo para la confirmación de Ribera. Recuerdan que el proceso incluye una evaluación exhaustiva de su competencia, su compromiso europeo y su independencia personal, e incluso de sus vínculos con el gobierno español. “En caso de no obtener el respaldo necesario, se propondría una auditoría adicional”, han afirmado desde el PP.
Otra de las preocupaciones del Partido Popular es la influencia que Ribera pueda tener en sectores estratégicos, como la agricultura y la energía. El PP ha criticado que Ribera ha adoptado en el pasado una postura “beligerante contra algunas industrias”, y consideran que su enfoque como ministra de Transición Ecológica ha sido perjudicial para sectores como la agricultura y la ganadería en España. “Teresa Ribera es la enemiga del campo”, han afirmado, refiriéndose a las políticas que han impuesto condiciones difíciles de cumplir para los agricultores.
El PP ha destacado que Ribera tendrá que colaborar con otros comisarios de áreas clave, como el comisario de Agricultura, el luxemburgués Christophe Hansen, y el comisario de Clima y Crecimiento Limpio, el neerlandés Wopke Hoekstra, ambos pertenecientes al Partido Popular Europeo (PPE). Según el PP, “Ribera tendrá que aprender que la Comisión Europea no es el Consejo de Ministros de Sánchez”, y deberá adoptar un enfoque más basado en la negociación y el acuerdo dentro de la UE.