El panorama de seguridad en Europa del Este ha cambiado drásticamente en los últimos años, pero pocos países sienten la amenaza de manera tan inminente como Lituania. La nación báltica, que comparte frontera con el enclave ruso de Kaliningrado, ha intensificado sus preparativos para hacer frente a una posible invasión por parte de Rusia. Este pequeño país, que se unió a la OTAN en 2004, ha estado tomando medidas drásticas para reforzar sus defensas, consciente de que su posición geográfica lo convierte en un blanco vulnerable en cualquier conflicto con Rusia.
El aumento de las tensiones y los preparativos de Lituania
Con la guerra en Ucrania aún activa y la postura agresiva de Moscú en la región, Lituania ha estado en alerta máxima. Las recientes maniobras militares rusas en el mar Báltico y los movimientos de tropas en las fronteras han hecho sonar las alarmas en Vilna, la capital lituana. La amenaza de una invasión por parte del ejército ruso no es solo una hipótesis lejana, sino una posibilidad real para este país que, durante décadas, formó parte de la esfera soviética.
Lituania ha tomado medidas extraordinarias para fortalecer su defensa. Entre ellas, destaca la construcción de lo que se conoce como “dientes de dragón“, estructuras de hormigón que se colocan en las fronteras para dificultar el avance de vehículos blindados y tanques. Estas fortificaciones, colocadas estratégicamente en zonas clave de la frontera, son parte de un plan más amplio para protegerse de cualquier agresión militar.
Fortificación de puentes estratégicos ante el avance de Rusia
Uno de los puntos más vulnerables de Lituania es su conexión con el enclave ruso de Kaliningrado. Este territorio, situado entre Lituania y Polonia, es una base militar de Rusia altamente militarizada y estratégica. En respuesta a las crecientes tensiones, Lituania ha decidido fortificar los puentes que conectan su territorio con Kaliningrado. Y ha dejado claro que está preparada para demoler esos puentes si fuera necesario.
🇱🇹Lithuania has fortified another bridge over the Nemunas River on the route from the Kaliningrad. Fortifications are progressing as planned, with some bridges set to be demolished. Fortifications will be supported by firepower, in case it’s needed, to stop and destroy the enemy. pic.twitter.com/aixkjOJpUs
— Lithuanian MOD 🇱🇹 (@Lithuanian_MoD) October 9, 2024
El Ministerio de Defensa lituano ha informado que las fortificaciones avanzan a buen ritmo, con varios puentes sobre el río Nemunas ya fortificados. Además, se ha preparado un plan para la destrucción de estos puentes en caso de invasión. “Las fortificaciones contarán con el apoyo de fuego, en caso de que sea necesario, para detener y destruir al enemigo”, afirmó el Ministerio en un comunicado.
El simbolismo de estos puentes es notable. No solo representan la conexión física entre Lituania y el enclave ruso, sino también la conexión histórica entre ambos territorios. La preparación para su demolición en tiempos de guerra es una señal clara de la disposición de Lituania a hacer lo que sea necesario para proteger su soberanía.
La colaboración con Polonia y el “Escudo del Este”
Lituania no está sola en su preocupación por la amenaza rusa. Polonia, que también comparte frontera con Kaliningrado y Bielorrusia, ha anunciado planes para acelerar la construcción del llamado “Escudo del Este“. Se trata de una serie de fortificaciones a lo largo de su frontera oriental. El viceministro de Defensa polaco, Cezary Tomczyk, declaró que estos planes, que inicialmente estaban previstos para el próximo año, se activarán de inmediato ante el aumento de las tensiones con Moscú.
Esta colaboración entre Lituania y Polonia subraya la importancia de la cooperación entre los países bálticos y de Europa del Este para hacer frente a la amenaza rusa. Ambos países comparten una historia de ocupación y resistencia frente a Moscú. Y ahora están trabajando juntos para asegurar que no se repita un escenario similar.
Mientras tanto, Rusia no ha estado inactiva. En las últimas semanas, ha llevado a cabo una serie de maniobras militares en el mar Báltico, con la participación de helicópteros de la aviación naval de la Flota del Báltico y otros recursos militares. Estas maniobras, que incluyen ejercicios de detección y caza de submarinos y buques de superficie, son una clara señal de que Moscú sigue comprometido con la demostración de su poder militar en la región.
Estas maniobras se han interpretado en Lituania y Polonia como un recordatorio del poderío militar de Rusia y de su capacidad para actuar con rapidez en caso de conflicto. Aunque el Kremlin insiste en que estos ejercicios son de naturaleza defensiva, la proximidad a las fronteras de los países de la OTAN ha generado preocupación y ha llevado a un aumento de las medidas defensivas en la región.
Lituania, una región bajo presión
Para Lituania, la amenaza de un ataque ruso es más que una simple cuestión geopolítica. La historia reciente de la región está marcada por la ocupación soviética, y la independencia lituana, conseguida en 1990, sigue siendo un logro reciente y frágil. Cualquier movimiento agresivo por parte de Rusia podría desestabilizar no solo a Lituania, sino a toda la región del Báltico.
La OTAN ha sido un pilar de la defensa de Lituania desde su adhesión en 2004. La alianza ha reiterado su compromiso de defender a todos sus miembros en caso de agresión. Sin embargo, para los ciudadanos lituanos, la presencia de “dientes de dragón” y las fortificaciones a lo largo de la frontera son un recordatorio tangible de la realidad a la que se enfrentan: una guerra podría estallar en cualquier momento.
El gobierno lituano ha trabajado para asegurar que su ejército esté preparado para cualquier eventualidad. Se han realizado ejercicios militares conjuntos con otros miembros de la OTAN. Y se ha aumentado el presupuesto de defensa en los últimos años. Sin embargo, la pregunta sigue siendo si estas medidas serán suficientes para disuadir a Rusia de lanzar un ataque.