Los grandes cambios de la geopolítica mundial de los últimos años, desde la guerra en Ucrania al conflicto en Oriente Próximo, han revolucionado muchos conceptos que hasta ahora parecían estables. Uno de ellos era el de la dependencia energética. En los meses sucesivos a la invasión rusa en Ucrania la compra venta de gas sufrió un terremoto, especialmente en el continente europeo, que los diferentes gobiernos, unos más que otros, tuvieron que aprender a gestionar. Ahí, todo lo que Letizia Magaldi, una de las mayores expertas en energías renovables en Italia y Europa, fundadora de una startup revolucionaria que crea baterías con arena y recientemente nombrada presidenta del prestigioso Kyoto Club, había defendido siempre cobró una importancia definitiva.
Las energías renovables y su transformación, dice Magaldi, forman parte de una revolución industrial imposible ya de frenar. Las leyes y los gobiernos, explica, pueden ayudar, pero el cambio no es una oleada, sino una marea gigante, que ya marca hoy cuál será nuestro futuro. Lo hará aún más cuando los fenómenos meteorológicos extremos sean aún más comunes. De eso no podemos escapar, pero sí prepararnos, dice esta mujer brillante de 48 años.
-La ahora ex ministra de Transición Ecológica española, Teresa Ribera, fue nombrada como vicepresidenta de la Comisión Europea y tendrá, a partir de ahora, un rol fundamental en la UE del futuro. Precisamente pensando en esta legislatura… ¿Cómo cree que se moverán los 27 respecto a las políticas verdes? Parece que nos encontramos ante un pequeño retroceso en el consenso…
-Tenemos que tener en cuenta que este cambio es también industrial. En este momento, por ejemplo, el freno que existe en cuanto a los coches eléctricos se debe a que la industria europea parece no estar preparada. Pero en realidad es una metáfora de todo el proceso, los coches eléctricos ya están en el mercado, son competitivos, cuestan menos. ¿Cómo se puede impedir a un ciudadano que haga una elección más ética y, además, más económica? Esto responde de nuevo a mi teoría: este es un cambio que no podemos evitar.
-¿Pero existe una especie de reticencia o miedo?
-Me doy cuenta obviamente que existe una sensación de miedo y temor. Este, como todos los grandes cambios, necesitan ser guiados lo máximo posible. En Europa estamos mucho más fragmentados porque es muy difícil realizar una política industrial única. La divergencia de normativas tiene una gran influencia y frena todo el proceso. Por desgracia, ahora la UE tiene un gran reto de coordinación de políticas industriales que espero que consiga realizar. Hace falta que guíe, que se lleve de la mano, la nueva estructura industrial. Para entenderlo más fácilmente: si pensamos en EE UU o China, ellos lo tienen mucho más fácil por una legislación centralizada. Ellos seguirán produciendo eléctrico si es conveniente, no podemos quedarnos atrás.
-Existe una gran incertidumbre sobre lo que ocurrirá en materia green con la llegada de Donald Trump, por segunda vez, a la Casa Blanca. A su lado tiene, además, al hombre más rico del mundo, Elon Musk, sostiene, por su parte, la competitividad de la energía renovable… Una gran contradicción.
-No creo de verdad que las energías renovables puedan sufrir un freno con la llegada del nuevo Gobierno. Como sabemos, EE UU busca una autonomía tecnológica, si frenase el desarrollo de las renovables estaría perdiendo competitividad. Dentro de muy poco llegarán al mercado cada vez más economías dependientes del green, en China ya está ocurriendo. Si EE UU deja de trabajar en este sector perderá ventaja. Puede ser que la estrategia proteccionista de Trump en este momento esté orientada a ganar tiempo para llegar a ser realmente competitiva en la materia, pero… ¿Quién pagará el mayor costo de los productos que entran con una política basada en el aumento de los aranceles?
-Por ejemplo, las baterías, un sector que ella conoce particularmente debido a su start up, Magaldi Green Energy, ¿serán fundamentales…?
-Las baterías en los últimos años han reducido su coste en un 80%, es un mercado competitivo. Es por eso que, por ejemplo, EE UU no puede no crear fábricas de este tipo porque en poco tiempo serán indispensables. Además de eso, la legislatura dura cuatro años y no es un tiempo infinito. Esta es la idea que me he hecho hablando con varios actores conocedores de la materia. El cambio ya es ahora.
-¿Cómo funcionan esas baterías que crea con arena?
-Son unas baterías que pueden usarse exclusivamente, por ahora, en la industria manufacturera porque generan calor. Son baterías térmicas. No pueden, por ejemplo, para que podamos entendernos, substituir la del teléfono, que necesita litio, o la de un coche, que también. Crean calor, que es un punto importantísimo en un proceso industrial. Nuestras baterías ayudan a equilibrar una red que recibe energía fotovoltaica o eólica y generan calor verde.
-¿Podría utilizarse para uso doméstico?
-Sí, por ejemplo en el caso de la calefacción. En este momento trabajamos con temperaturas muy altas. Entre 200 a 300 grados, son temperaturas industriales. Sirven ahora para generar el aceite de palma para la Nutella, el papel, que se crea a altas temperaturas o la pasta. Son muchísimos los procesos en los que hace falta mucho calor y por lo tanto mucha energía, que hasta ahora se nutría de gas.
-¿Cómo es la visión de una mujer en una posición de tanto poder y prestigio, rodeada, me imagino, la mayoría de las veces, de ejecutivos que son hombres?
Inevitablemente existen barreras en el mundo laboral, como en el familiar, llenos aún de estereotipos. Pero soy positiva, veo muchos hombres con ganas de cambiar las cosas y veo más liderazgo femenino. Lo que podemos hacer siempre es intentar romper estereotipos y aquí estamos en eso.
-La COP29 se clausuró con el objetivo de alcanzar 300.000 millones de dólares para los países en desarrollo en 2035, lejos del billón que se esperaba. ¿Un resultado, para muchos, decepcionante?
-Cuando me preguntan sobre este tema siempre respondo con un dato: en 2023, en todo el mundo, el 80% de la nueva potencia de energía instalada ha sido renovable. Esto quiere decir que crece, no solo por motivos políticos y climáticos, que evidentemente son importantes, sino porque la energía renovable es muy conveniente. La fuente de la energía solar es la más económica del mundo. Con esto lo que quiero decir es que aún quedan muchos retos en la gestión de estas energías verdes, como el problema de la acumulación, por el hecho de que sean productivas en algunas horas concretas de la jornada, pero, cuando eso se perfeccione totalmente, será aún más competitiva. Con el viento o el sol disminuye el precio de la energía y aquí, de lo que estamos hablando, en el fondo, es de autonomía estratégica.
-¿Y cómo debemos leer entonces los resultados de una cumbre tan importante cómo la de la COP29?
-Esta COP29 no es un paso adelante, pero seguro que tampoco es un paso atrás. Tenemos que pensar que estamos en el curso de una revolución industrial de tipo energético. Inevitablemente hay industrias del fósil que siguen funcionando donde el cambio de paradigma no es todo lo rápido que querríamos. Pero podemos tener en cuenta, por ejemplo, que en los 10 primeros meses de 2023, en Italia, se han generado casi 6 GW de energía fotovoltaica. El objetivo de 10 GW al año establecido de cara a 2030 se está cumpliendo a pesar de los problemas burocráticos de este país. Si pensamos en España nos damos cuenta de que es líder en materia green. Las cosas están ya sucediendo. La transformación del renovable es ya una realidad y crecerá siempre más. El cambio climático es inevitable, lo que ha sucedido en Valencia lo demuestra más que nunca. Las políticas son necesarias para el desarrollo, y llegarán, pero el cambio ya es irrefrenable.
-¿Tendremos que transformar la realidad en una oportunidad industrial?
-Desde luego, los eventos extremos están ya en nuestra vida, lo dicen todos los expertos del mundo en la materia. Este drama es también una oportunidad para el cambio y para una tecnología sostenible definitiva. No tenemos que tener miedo a la lentitud del cambio, en realidad muchas empresas ya han comenzado su revolución verde. Es solo cuestión de tiempo.