La suerte de los franceses está echada. Marine Le Pen ha ganado la primera ronda electoral con un 34% del voto, seguida de una flamante agrupación llamada el Nuevo Frente Popular (NFP), que reúne a casi todos los partidos de izquierda franceses. Esto deja al actual presidente, Emmanuel Macron, en malísima posición. Su partido quedó tercero con apenas un 20% de apoyo, lo cual tira por los suelos la estrategia que ideó cuando, el pasado 9 de junio, convocó elecciones anticipadas.
Estos comicios deciden la composición de la Asamblea General francesa, y no influyen en la permanencia de Macron en el cargo. Sin embargo, todo apunta a que Francia se va a enfrentar a algo llamado “cohabitación”, situación política que sucede cuando el presidente y el Parlamento son de partidos distintos. ¿Sus consecuencias? Incertidumbre e inestabilidad a la hora de tomar decisiones, algo que ahora mismo a Francia – y al resto de Europa – le viene muy mal.
Macron convocó las legislativas el pasado 9 de junio tras la brutal derrota de su partido en las elecciones europeas, en las que el Rassemblement National de Marine Le Pen se impuso con el doble de votos que su propio partido, Renacimiento. Esperaba acabar así con el avance de la ultraderecha en la sociedad, pero la estrategia no le ha ido bien y ahora está desesperado. Tras las primeras estimaciones de las encuestas, pidió “una unión amplia claramente democrática y republicana” para la segunda vuelta electoral, que tendrá lugar el próximo día 7 de julio.
“Frente a la Agrupación Nacional (RN, siglas en francés), es hora de una amplia unión claramente democrática y republicana para la segunda vuelta”, afirmó a través de un comunicado del Elíseo. Por su parte, Jordan Bardella, candidato a primer ministro por el RN, consideró su victoria en la primera vuelta “inapelable” y pidió a los electores que sigan movilizados para la segunda.
Le Pen versus Macron
La suya es una rivalidad que viene de lejos. En las dos últimas elecciones presidenciales, Marine Le Pen las perdió frente a Macron en la segunda ronda. Pero en esta ocasión, consideró que su partido había “prácticamente borrado” a Macron. Y es verdad que, según mostraron las encuestas a pie de urna, el RN aplastó a la alianza centrista gobernante de Macron, lo que plantea la perspectiva de un gobierno anti-inmigración y anti-Bruselas en París.
El de Marine Le Pen es un proyecto de más de una década para sanear su partido, hacer que sus diputados parezcan mas presentables y convencer a los votantes de que no se trata solo de una protesta ruidosa. Una ‘desdemonización’ en toda regla, similar al blanqueamiento que ha llevado a cabo Giorgia Meloni en Italia. El RN desciende del controvertido Frente Nacional cofundado por el padre de Le Pen y un ex miembro de las Waffen-SS nazis.
Sigue apoyándose en gran medida en la política de identidad, con su promesa de poner fin al derecho automático a la ciudadanía francesa para aquellos nacidos de padres extranjeros en suelo francés. Esto se mezcla con promesas populistas para reducir el IVA en las facturas de energía del 20% al 5,5%, bajar la edad de jubilación y reintroducir un impuesto sobre la riqueza.
Tercera fuerza
En contraste, la votación fue una humillación aplastante para la alianza centrista del presidente Emmanuel Macron, Ensemble. El partido de Macron consiguió un miserable 20,3% del voto nacional y ahora se espera que pierda más de la mitad de sus 250 escaños; las proyecciones de Ipsos sugieren que podría quedarse con tan solo 70-100.
El proyecto centrista de Macron y su autoridad política emergerán severamente dañados de estas elecciones. Incluso donde los candidatos de Macron han pasado a la segunda vuelta al asegurar el 12,5% de los votantes registrados, enfrentan duros duelos y, en algunos casos, enfrentamientos a tres bandas en los que estarán bajo presión para retirarse y bloquear al RN.
En algunas circunscripciones, esto podría significar pedir a los votantes centristas que respalden al NFP, una alianza que promete reinstaurar el impuesto sobre la riqueza, aumentar el salario mínimo en un 14%, introducir un impuesto sobre los “super beneficios”, aumentar el impuesto de sucesiones y eliminar el impuesto fijo sobre los ingresos por inversiones. Los clasificados tienen hasta la noche del 2 de julio para confirmar que permanecen en la contienda.
La mayoría no está garantizada
Lo que aún no está claro tras estos resultados de la primera ronda es si Le Pen logrará una mayoría el 7 de julio. Las encuestas sugieren que esto está al alcance, pero no es seguro. Jordan Bardella, su candidato TikToker de 28 años, insiste en que no asumirá el cargo a menos que tenga tal mayoría en el Parlamento. Sin una mayoría, si se le pidiera por Macron formar un gobierno, podría ser derribado por una moción de censura en el primer obstáculo. Francia pasaría a buscar un primer ministro capaz de formar un gobierno estable, lo que podría llevar a un período de inestabilidad crónica similar al de la cuarta república del país, entre 1946 y 1958.
Si la alianza liderada por el RN logra ganar una mayoría, o puede reunirla con nuevos desertores, el país se dirigirá hacia esa “cohabitación” entre el presidente y el gobierno, en la que ambos tienen puntos de vista opuestos sobre casi todo, desde la política fiscal hasta Europa, Ucrania y la OTAN. Y esta semana, Le Pen ya desafió la separación de poderes, sugiriendo que el rol constitucional del jefe de estado como comandante en jefe de las fuerzas armadas era solo “honorario”.