“Por primera vez el partido de (Marine) Le Pen ha tenido aliados en el primer turno. Lo digo porque noto una cosa que ocurre de diversas formas también en Italia: el tentativo de demonizar y de poner en una esquina al pueblo que no vota por la izquierda”, ha dicho la primera ministra italiana Giorgia Meloni durante este lunes tras conocer los resultados de la primera vuelta de las elecciones francesas.
“He esperado siempre que también a nivel europeo se superasen las barreras entre las fuerzas alternativas a la izquierda y me parece que en Francia se está caminando en esta dirección”. Meloni ha comentado así la situación política del país vecino y el ascenso del partido de extrema derecha, Rassemblement National, guiado por Marine Le Pen, que ha superado el 33% de los votos. Un mapa político muy incierto y aún abierto ante la segunda vuelta que se celebrará este domingo, pero que ha marcado un claro crecimiento de la derecha más ultra.
La líder italiana ha intervenido para felicitar a su análoga política en Francia tras haber conseguido llegar a ser el primer partido del país. “Doy la enhorabuena a Rassemblement National y a sus aliados por su clara consolidación”, ha añadido Giorgia Meloni.
“Respecto a la segunda vuelta, trato siempre con respeto las dinámicas política y electorales de otros países. Eso sí, estamos ante un escenario muy polarizado donde obviamente prefiero que gane la derecha”, afirmó. Ha querido desprestigiar la que considera la estrategia de sus adversarios políticos, también en el escenario europeo, por la cual, según Meloni, se incrimina a los partidos de extrema derecha y se les deja a un lado en la participación de la vida política comunitaria y también nacional. En definitiva: no son vistos como iguales.
Sin duda, la primera ministra italiana mantiene aún el enfado que ha protagonizado los últimos días tras cerrarse las negociaciones de los denominados “top jobs” de la nueva legislatura en Europa entre populares, socialistas y liberales. La líder de Hermanos de Italia no dudó en esconder su desacuerdo, también en una comunicación parlamentaria previa al Consejo Europeo celebrado el jueves y el viernes de la semana pasada.
Un enfado que está alimentado por la posición política que siempre ha tenido el partido de Giorgia Meloni, sea a nivel nacional, que en Europa, destinado a la oposición marginal. Haber dado el paso en las generales italianas de 2022 y en haber mejorado su resultado en las europeas de este año, significaba para la líder de extrema derecha asegurar su representatividad comunitaria. Pero, por ahora, no ha sido así y la líder tiene que medir muy bien su enfado porque puede escapársele también su principal objetivo: conseguir un comisario de peso para Italia.
La sintonía entre Meloni y Le Pen
La primera ministra italiana esperaba ansiosa los resultados de las elecciones francesas, aunque tendrá que esperar a la segunda vuelta, para meditar cuál será su papel en esta legislatura en Europa. El gran poder que se espera que repita Le Pen el domingo, confirmaría a Meloni la teoría que ha respaldado estos últimos días sobre el crecimiento en casi todos los países de la UE del voto a la extrema derecha.
Pero no se puede olvidar que aunque ambas tienen una gran sintonía a nivel ideológico, en realidad Rassemblement National forma parte de la familia europea de Matteo Salvini, socio de Gobierno de Meloni pero, al mismo tiempo, también su principal competidor. Las elecciones francesas dejarán una carrera en Europa para agruparse entre los partidos políticos de la extrema derecha, que está teniendo problemas para mostrarse unidos, y podría generarle un problema interno al Gobierno italiano de Meloni que, como explican muchos analistas políticos, tiene a su mayor enemigo entre sus propias filas. Salvini puede convertirse en la piedra en el zapato de Giorgia Meloni en los próximos meses tras la resaca electoral europea y francesa.