Derechos femeninos

Las turcas podrán, por fin, conservar su apellido de soltera

Las mujeres dan la bienvenida a la medida, "es bueno que ya no obliguen a las mujeres a renunciar a su apellido, que es una parte importante de su identidad"

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Un grupo de mujeres turcas protesta en Estambul contra la muerte la joven iraní y la imposición del velo en Irán Efe

Desde la fundación de la República laica de Turquía en 1923, la lucha por los derechos de las mujeres ha sido un tema candente y persistente. Turquía brilla en Oriente Medio por su audaz proceso de occidentalización, modernización y laicismo, pilares esenciales en la edificación de su república. A diferencia de otras sociedades de la región, Turquía buscó romper con las tradiciones y el pasado feudal, distanciándose especialmente de la influencia del Islam y del legado cultural del Imperio Otomano.

Turquía es el único país musulmán que cambió radicalmente sus leyes de familia y derecho civil al adoptar en 1926 el código civil suizo con pocas modificaciones. No obstante, la naturaleza autoritaria del laicismo turco, especialmente durante la temprana república kemalista, ha sido tema de debate político desde la introducción del sistema democrático multipartidista en 1945.

Derecho al voto

Las mujeres turcas obtuvieron el derecho a postularse al Parlamento en 1934, cuatro años después de adquirir el derecho al voto y a ser candidatas en elecciones municipales. Esto ocurrió antes que en muchos países europeos, como la propia Suiza, donde las mujeres no obtuvieron derechos políticos hasta 1971. Este logro no fue un regalo del nuevo estado, sino el resultado de una larga lucha de las mujeres turcas que comenzó mucho antes de la fundación de la república.

El movimiento feminista en Turquía vivió un periodo de estabilidad entre 1980 y 1990. Sin embargo, a principios de los noventa, las mujeres comenzaron a enfrentar discriminación evidente, especialmente las kurdas por su etnia y lengua, y las musulmanas por el uso del velo. Las feministas no priorizaron estos problemas, lo que llevó a divisiones internas y al surgimiento de cuatro corrientes feministas distintas: kemalista, radical, kurda y musulmana.

Crímenes de honor

A partir de 1997, nuevas cuestiones comenzaron a figurar en la agenda feminista, como la lucha contra los llamados crímenes de honor y los feminicidios. El movimiento se fortaleció en el nuevo milenio, pasando de tener 64 organizaciones feministas entre 1982 y 2004 a 350 en 2004. A pesar de las reformas legales, las mujeres turcas, como en muchas partes del mundo, aún no disfrutan de plena libertad y siguen luchando sin descanso contra el patriarcado, como señala la escritora Deniz Kandiyoti: “La mujer en Turquía se ha liberado, pero no es libre”.

En la actualidad, algunos opinan que la reciente historia política de Turquía, bajo el gobierno del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), restringe los principios fundacionales de la república y su sistema laico. Las mujeres turcas continúan luchando contra la violencia doméstica, las penas reducidas en casos de feminicidio, la insuficiente participación en el mundo laboral y político, y todas las formas de discriminación de género.

Según el Índice Global de la Brecha de Género 2020 del Foro Económico Mundial, Turquía ocupó el puesto 130 de 153 países. En participación económica y oportunidades, se ubicó en el lugar 136; en logros educativos, en el 13; en brecha salarial, en el 106; en salud y supervivencia, en el 64; y en empoderamiento político, en el 109. Según la OCDE, el 38% de las mujeres turcas sufren violencia física o psicológica por parte de su pareja al menos una vez en la vida, frente al 23% promedio de la OCDE.

Fuera del Convenio de Estambul

Aunque Turquía fue uno de los primeros signatarios del Convenio de Estambul contra la violencia doméstica y de género, no lo ha implementado adecuadamente y se retiró en 2021. Pese a estos retos, las mujeres turcas continúan su lucha por sus derechos en todos los ámbitos. Recientemente, el Tribunal Constitucional dictaminó que las mujeres casadas pueden elegir mantener su apellido de soltera sin tener que solicitarlo judicialmente. Este fallo, que invalida el artículo 187 del código civil turco que obligaba a las mujeres a adoptar el apellido de su esposo, se considera un avance importante hacia la igualdad.

Un paso adelante en nuestra lucha por la igualdad”

En relación con esta decisión, Artículo14 pregunta a varias mujeres turcas su opinión. Ebru Efendioglu, activista de derechos humanos de 48 años, da “la bienvenida a este fallo, es un paso adelante en nuestra lucha por la igualdad”. Para Efendioglu, “aunque aún enfrentamos muchos obstáculos, esta decisión nos anima a seguir con nuestras campañas y actividades”.

Un derecho básico

“Para mí, este fallo no es muy importante y no merece tanta atención”, expone por su parte Fahriye Sanju, ama de casa de 27 años. “Es un derecho básico, y esta atención podría distraernos de nuestros verdaderos objetivos feministas, como proteger a las mujeres contra la violencia y garantizar su derecho a la vida”, destaca Sanju.

Tuba Ozdemir, narra su experiencia personal al respecto. Esta profesora de música de 37 años, lo valora como “un paso importante”. Recuerda que cuando se casó, “no quería cambiar mi apellido porque me gusta tal como es. Es bueno que ya no obliguen a las mujeres a renunciar a su apellido, que es una parte importante de su identidad“, concluye Ozdemir.

En la misma línea, aunque valora la medida, Bahar Ozerli espera más. “Es una buena decisión, pero necesitamos medidas más radicales y sanciones severas contra los agresores y asesinos de mujeres”, expone Ozerli, de 41 años. “Esta medida es solo una gota en un océano de derechos que las mujeres deben obtener. El camino es largo, pero espero más reformas en pro de la igualdad y la justicia para las mujeres turcas, pioneras en el movimiento feminista y luchadoras incansables por sus derechos”, recalca Ozerli, dueña de una autoescuela.

Resiliencia

A lo largo de su historia moderna, las mujeres turcas han conseguido avances impresionantes en su incansable lucha por la igualdad. Desde obtener el derecho al voto y a presentarse a elecciones mucho antes que en muchos países europeos, hasta enfrentar desafíos únicos como las políticas gubernamentales y los conflictos sociales y étnicos, han demostrado una resiliencia inquebrantable.

Hoy, las mujeres en Turquía siguen enfrentándose a la violencia doméstica, la desigualdad económica y política, y la discriminación de género. Aunque los progresos son notables en comparación con sus vecinos, la reciente decisión del Tribunal Constitucional que permite a las mujeres casadas mantener su apellido de soltera sin trámites judiciales destaca como un hito importante, pero insuficiente. El camino hacia la justicia y la igualdad plena es todavía largo y arduo. Enfrentando estas realidades, las mujeres turcas persisten con valentía, sin descanso, en su lucha por un futuro más justo y equitativo.

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